Tributo al celuloide

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1895-2004,el último viaje del celuloide, de la joven artista María José Perales Micó, es una  muestra que se acerca  mediante una serie de fotografías analógicas en blanco y negro al pasado de Séptimo Arte: latas, bobinas, bobinadoras. Después de haber pasado por la Academia de Cine y la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense, recala ahora y hasta el 12 de diciembre en el Centro Norte-Universidad de Móstoles

Dicen las asociaciones de exhibidores cinematográficos que la puntilla al celuloide fue a dársela el moderno 3D, posible únicamente mediante un soporte digital. Pero no hay duda de que fue el viento de la historia –el cine en tres dimensiones ya existía desde mucho antes de la eclosión que, en efecto, conoció con Avatar (James Cameron, 2009)–, siempre en contra de los ya rudimentarios procedimientos analógicos, lo que acabó por poner fin a ese celuloide cuya simple alusión sintetizaba al cine en general. Ya no se proyectan películas mediante este viejo soporte. Aquel primer nitrato de celulosa, que por ser altamente inflamable fue sustituido por el acetato de celulosa –ininflamable– del safety film en 1950, ya solo es un objeto de culto cinéfilo. De hecho las películas, a decir verdad, ya no lo son. Ahora, en puridad, son un archivo.

Los nuevos usos se han hecho notar especialmente en las cabinas de proyección. Toda esa parafernalia de las latas, las bobinas, las bobinadoras y el filme de 35 mm –que también lo fue de 70 mm, 120 mm y el resto de los grandes formatos de pantalla de antaño que tanto disfrutamos en su momento– es un recuerdo, una liturgia olvidada a la que la joven artista María José Perales Micó se acerca mediante una serie de fotografías, naturalmente analógicas. Reunidas bajo el lema: 1895-2014, el último viaje del celuloide, esta muestra itinerante, que permanecerá abierta hasta el próximo 12 de diciembre en el Centro Norte-Universidad de Móstoles, ya fue inaugurada el pasado mes de marzo en la Academia de Cine. En octubre pasó a Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense.

13361_maria_jose_perales_La nostalgia del celuloide puede enmarcarse entre dos coordenadas: la de los viejos proyeccionistas, que ya en 1988 inspiró a Giuseppe Tornatore su célebre Cinema Paradiso, siempre en la linde de la sensiblería, y la que lleva a los cinéfilos más abnegados, que trabajan en silencio para las filmotecas, a escanear fotograma a fotograma todas aquellas cintas pretéritas, remotas, de las que sólo ha llegado hasta nosotros una copia positiva.

Las imágenes de María José Perales Micó, como En el curso del tiempo (1976), la inolvidable cinta de Wim Wenders, parecen tender más a esta segunda propuesta. Así, vienen a mostrarnos detalles de los proyectores y los viejos utensilios de las cabinas, antes que ninguna otra cosa. La mirada de esta joven artista, que por momentos recuerda la iluminación de las cintas expresionistas, más allá de las sensiblerías simplonas, sabe rendir el merecido tributo al celuloide, que fuera el soporte de la manifestación cultural más importante del siglo XX: el cine.

Javier MEMBA

javiermemba@gmail.com

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