Un escándalo llamado Caravaggio

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Antonio de Villena, que ha publicado recientemente Caravaggio, exquisito y violento, un libro sobre la vida y la obra del artista italiano, escribe en la revista del mes de enero un artículo en el que analiza cómo el artista pudo desafiar los prejuicios de su tiempo gracias a su inmenso talento y a la complicidad de algunos poderosos

Michelangelo Merisi (1571-1610). apodado «Caravaggio» por el pueblo natal donde nació en Lombardía, fue un pintor notabilísimo, el creador o afirmador del «claroscuro», lo que durante algún tiempo se llamó también pìntura «con luz de bodega», y su genialidad de subrayar el realismo fue muy pronto tenida en cuenta, aunque algunos de sus lienzos fueran rechazados por «indecorosos» por sus comitentes, como La muerte de la Virgen, que según la tradición piadosa debiera haberse llamado La dormición de María.

La Buenaventura, h. 1595, óleo sobre lienzo, París, Museo del Louvre. Arriba, San Francisco recibiendo los estigmas, h. 1595, óleo sobre lienzo, Connecticut, Wadsworth Atheneum.

La Buenaventura, h. 1595, óleo sobre lienzo, París, Museo del Louvre. Arriba, San Francisco recibiendo los estigmas, h. 1595, óleo sobre lienzo, Connecticut, Wadsworth Atheneum.

Caravaggio llegó a Roma muy joven, huérfano y sin dinero pero con grandes ganas de abrirse camino en el mundo del arte. Se hace amigo de los chicos de la calle (ragazzi di bita) y de las prostitutas. Esta «mala vida» le deja una profunda huella. También encontró al maestro Giuseppe Cesare, de quien fue durante un tiempo discípulo y ayudante.

 

Baco, 1595-97, óleo sobre lienzo, Florencia, Galería de los Uffizi.

Baco, 1595-97, óleo sobre lienzo, Florencia, Galería de los Uffizi.

En 1591 lo descubre el coleccionista de arte el cardenal Del Monte que se lo lleva a su palacio para que siga aprendiendo y le integra en un mundo de lujo y refinamiento cortesano, aunque Caravaggio nunca abandonó el mundo callejero. Según muchos expertos, en esa época su pintura es más clara, más optimista, menos trágica y menos violenta, como El éxtasis de san Francisco (1594), Concierto de jóvenes (1596) o Muchacho con cesto de frutas.

La incredulidad de santo Tomás, 
1601-1602; óleo sobre lienzo, Potsdam, Neues Palais.

La incredulidad de santo Tomás, 
1601-1602; óleo sobre lienzo, Potsdam, Neues Palais.

Pero aunque pisara suntuosos palacios, el mundo caravaggesco es la calle, y de ahí –y de su talento– el afán de darle a la realidad más fuerza, más relieve. Para lo que, además, utiliza la luz y la sombra, el claroscuro. Esa fue su fuerza, su calidad, su enorme hallazgo.

La pintura de Merisi, sobre todo a raíz del asesinato de Ranuccio Terni y de su huida de Roma, se va convirtiendo en la imagen y tensión de un desesperado que ama la belleza y la busca, pero que vive situaciones límite, que no harán más que agudizarse. Frente a la luminosidad manierismo del primer Caravaggio, ahora lo veremos ahondar en el tenebrismo y en toda forma de plasmar la violencia de la vida.

David con la cabeza de Goliat, h.1607, óleo sobre lienzo, Vienna, Kunsthistorisches Museum.

David con la cabeza de Goliat, h.1607, óleo sobre lienzo, Vienna, Kunsthistorisches Museum.

Los interesados en leer el artículo entero pueden hacerlo en Descubrir el Arte, núm. 191, enero, ahora en los quioscos.

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