Un viaje en el tiempo al nacimiento de la modernidad

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Jesús Romero presenta su último libro, Mi paseo por la Belle Époque y las Vanguardias, en el que desde una visión personal descubre y motiva al lector para que haga un viaje al contexto cultural de la primera mitad del siglo XX, un período que marcó un antes y un después en la historia del arte

Cirujano ortopédico de profesión, Jesús Romero se declara amante también de las humanidades. Se formó en el campo académico de las ciencias biológicas y compagina la investigación con el estudio de la historia de la cultura. En su interesante relato sobresale el trabajo de los artistas de la primera mitad del siglo XX. Él mismo describe su admiración «por aquellos personajes que lucharon en condiciones a veces muy difíciles, pero que continuaron trabajando por defender en lo que creían». En el prólogo, escrito por Rafael Canogar, se sintetiza otra idea que se desarrolla en este libro: «el discurrir creativo no ha sido nunca una línea rectilínea y ascendente; muy al contrario, ha sido un movimiento ondular, zigzagueante y laberíntico».

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Quizás uno de los aspectos más interesantes de este libro es que el autor no se ha limitado solo al campo de las artes plásticas (escultura, pintura y arquitectura), sino que abarca materias como la música, la filosofía, el cine o la literatura. En todas estas áreas culturales, nombra y escribe sobre el trabajo y los logros de algunos de sus protagonistas como Ortega y Gasset, Unamuno, Matisse, Picasso, los ballet rusos de Diàghilev o La Generación del 27.

El libro comienza a finales del siglo XIX para recoger los efectos que tuvieron movimientos intelectuales, como el simbolismo o el postimpresionismo, en las posteriores manifestaciones artísticas. En este contexto se destaca a personajes como Manet o Cézanne, figuras clave en el desarrollo del arte de vanguardia. Los dos artistas visitaron España y admiraron la pintura «de tradición» expuesta en un entonces primitivo Museo del Prado. Se empaparon de Ribera, Velázquez o Goya, que ya retrataban en los siglos XVII y XVIII la realidad en clave naturalista, lejos de la idealización o el decorativismo académico.

De estos dos pintores modernos, Jesús Romero pasa a describir las circunstancias históricas y culturales de una Barcelona modernista y de vanguardia y de un Madrid ultraísta, en el que las tertulias del Café Pompo de Ramón Gómez de la Serna o las del Café Colonial de Guillermo de Torres eran una cita ineludible para los intelectuales de vanguardia. El libro también dedica un apartado al panorama internacional, sobre todo París, que en esos momentos ocupaba el titulo de la capital del arte moderno, con gran presencia de nombres como Picasso, Juan Gris, Braque o el del grupo surrealista de André Breton.

El autor aborda también el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, y el traslado de los artistas del barrio bohemio de Montmatre al de Montparnasse, al otro lado del Sena. A la par que esta mudanza, surgen nuevos estilos y movimientos artísticos que ya anticipa Man Ray con sus montajes fotográficos dadaístas. Y es que los años cuarenta serán el final de una época y de un lenguaje cultural y plástico que evoluciona hacia la abstracción, la innovación y la ruptura definitiva con el canon tradicional, como antesala del arte de acción. Aparece el jazz y el informalismo, el cine de autor y experimental y la danza que llamamos contemporánea.

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