Diego Canogar: microcosmos escultóricos

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Todo artista cuando habla de su trabajo nombra un sexto sentido que aparece a la hora de crear: la intuición; aquel que eleva la voz para hacerse escuchar, y guiar al artista hacia el resultado final de su obra. De estas ideas y muchas más habla Diego Canogar cuando responde ante sus casi veinticinco años de trayectoria en el mundo del arte, y más concretamente, en el de la escultura

Diego Canogar eligió su profesión recién cumplida la mayoría de edad al matricularse en la carrera de Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid, y como en otros muchos casos de artistas, fue lo que vivió y asimiló del arte en su infancia, lo que en gran parte le hizo tomar tal decisión. Su padre, Rafael Canogar, artista hoy en día consagrado y fundador del famoso colectivo informalista El Paso, fue un buen maestro, pero más que eso, Diego recuerda que fueron «los óleos de mi abuelo y mi padre, que estaban por toda la casa, los que me llamaron para que empezase a pintar. Por entonces era un adolescente, estaba en el instituto, pero fue probarlo y me enganchó la actividad que suponía reinventar y jugar a mezclar los colores».

Sin embargo, a estos factores se suma otro no menos importante, sus vivencias con el microcosmos submarino   durante las vacaciones en la costa mediterránea: «Me marcaron muchísimo los veranos en Denia, las playas son de rocas, hay bosques de posidonia y erizos de mar. Todos estos elementos siempre me han resultado fascinantes por sus texturas. Y la verdad es que los años me han demostrado que el motor creativo que está detrás de algunas de las obras realizadas ahora, viene de muy lejos en el tiempo, como esos veranos«. También reconoce el artista «que el camino hacia la escultura se produce en la facultad, pero pensándolo, es una elección que tiene mucha lógica dada mi afición desde niño a recoger objetos y construir mis propios juguetes».

Y entre unas cuestiones y otras,  Diego Canogar comienza a trazar su carrera artística, no sin antes pasar por  una primera fase, fundamental para su definición como escultor. «Me dí cuenta –recuerda el artista– que estaba cometiendo un tremendo error al intentar representar lo tridimensional mediante la pintura (que es de lo qué va). Llegué a un punto en el que la tridimensionalidad matérica ocupaba en exceso el espacio del lienzo. Entonces decidí que la luz, el ambiente y el material se ocupasen de dar por sí solos el color a la pieza, yo me ocuparía de su forma. Además me apetecía  manejar e interactuar con la obra, y la pintura ni me lo permitía ni me terminaba de satisfacer».

4 Vértices grandes

4 Vértices grandes.

Aún así, en los lenguajes plásticos con los que trabaja el artista madrileño se ve esa impronta de la pintura al incorporar en sus piezas sensaciones de texturas y el juego con la luz. El primer aspecto responde a las esculturas que reflejan algo de ese microcosmos marino que tanto le inspira, y como ejemplo, TN5N Perforado o su monumental Gran Tetramorfo, instalado en 2008 en Navacerrada. Por otra parte, el origen de introducir luz en algunas de sus obras fue «un consejo de mi padre para completar el espacio inmaterial de las esculturas más lineales, en las que el tema del vacío es importantísimo, en ocasiones se extiende sin límites. Y la verdad es que me atrajó enseguida esta idea porque en las piezas de luz yo puedo controlar los efectos, y como se crean los patrones de interferencia, entre una zona iluminada y otra. De hecho, tardaré, pero estoy trabajando para que en un futuro puedan tener luces de colores», explica Canogar.

Aros mayores.

Aros mayores.

Para el escultor su proceso creativo se sostiene sobre dos ideas clave: la coherencia y la intuición. En parte, porque responde a la manera de defender su trabajo con el que se ha hecho un hueco en el panorama artístico sin que su apellido tenga que ampararle. «Por un lado, ser hijo de Rafael Canogar –responde el artista– me ha abierto muchas puertas pero mi obra tiene que hablar por sí sola, ya que la exigencia es mucho mayor, yo no puedo fallar. Por eso he intentado hacer piezas muy personales y muy coherentes con mi discurso, y no dejarme llevar tanto por los consejos de fuera. Es imprescindible para mí tener muy sano el palo de la intuición, saber que es lo que me pide el cuerpo; porque si no tengo confianza en mí ¿Qué tengo?.»

Termina la entrevista el artista augurando un mejor año para el sector artístico en este 2015. Los dos ferias de arte más importantes de España, ARCO y ARTMadrid,en las que estará presente, quizás le den la razón. Y quién sabe, si en un futuro sus dos hijas, fruto de su matrimonio con la artista Czili, tomarán el relevo generacional de la familia Canogar; de nuevo, guiadas por la intuición y las ganas de recrearse.

ARTMadrid: Stand Galería Alberto Cornejo.

ARCO: Stand de la empresa Bq.

Sara VALVERDE

 

 

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