La exposición «Galería de retratos del Siglo de Oro» en el Ermitage de Ámsterdam es una espléndida representación de la sociedad civil holandesa del siglo XVII con pinturas en las que destacan el tratamiento de la luz y el realismo detallista. La muestra realiza un esfuerzo de contextualización y detalla quiénes eran los retratados, cómo ejercían el poder y de qué manera contribuyeron al desarrollo de Ámsterdam
La muestra, que abrió en noviembre y podrá visitarse hasta finales del 2016, reúne 116 obras procedentes del Rijksmuseum y del Museo de Ámsterdam. Tras una visita al museo, la historia del arte y antigua directora del Es Baluard Marie Claire Uberquoi comparte sus impresiones y valoraciones con el lector de Descubrir el Arte en el número 192 de la revista. Recogemos aquí un extracto de su artículo en una visita virtual a la exposición.
Galería de retratos del Siglo de Oro, organizada por el museo Ermitage Ámsterdam –filial del de San Petersburgo– ofrece una espléndida representación de la sociedad civil holandesa, que durante el siglo XVII desempeñó un papel clave en el desarrollo de la vida pública. A diferencia de lo que ocurría por aquel entonces en otras naciones europeas, en las que el poder estaba en manos de la aristocracia o de la jerarquía religiosa, en Holanda mandaba la burguesía, integrada en su mayoría por influyentes banqueros y hábiles comerciantes, los verdaderos artífices de la Edad de Oro holandesa. En todas las obras expuestas llama la atención el tratamiento de la luz y la manera especial de iluminar los rostros de los personajes, una técnica propia de la pintura holandesa de la que Rembrandt fue el maestro indiscutible.
Banquete de la compañía del capitán Jacob Backer y el lugarteniente Jacob Rogh, por Nicolaes E. Pickenoy, 1632, 198 x 531 cm, Museo de Ámsterdam.
En la muestra destaca el impresionante conjunto de treinta grandes cuadros de grupos, de las principales compañías de guardias cívicos, regentes y miembros de sociedades caritativas que protagonizaron la historia de su tiempo, y muy especialmente la de Ámsterdam. Era muy habitual encargar a pintores de renombre retratos de grupos que inmortalizaran a las élites de esta sociedad, implicada en el buen gobierno de los ciudadanos. El retrato colectivo más famoso de la época es la pintura titulada La compañía del capitán Frans Banninck Cocq y del teniente Willem van Ruytenburch, conocida como La ronda de noche, de Rembrandt, una de las obras estelares del Rijksmuseum que, por supuesto, nunca se presta. Entre los que sí se exponen destacan dos telas monumentales de casi seis metros de largo y composiciones perfectamente equilibradas: La compañía del capitán Jan Claesz Vlooswijck, realizado por Nicolaes Eliasz Pickenoy, y el de La compañía del capitán Cornelis de Graeff, obra de Jacob Backer.
Los gobernadores y gobernadoras de la casa de ancianos, por Jacob Backer, 1676, 197 x 457 cm, Museo de Ámsterdam.
Las instituciones de tipo social o caritativo tenían también por costumbre inmortalizar a sus miembros en grandes cuadros que decoraban sus sedes. Se trataba de retratos de regentes e incluso regentas, que dirigían los asilos y orfelinatos. Estas pinturas suelen tener un tono más austero, acorde con el rigor y la respetabilidad que ostentan estos personajes, procedentes de la clase alta y acomodada. En la muestra hay varios ejemplos emblemáticos, como los dos cuadros de Werner van den Valckert Cuatro regentes y el patriarca del asilo de leprosos de Ámsterdam y Tres regentes y la matriarca del asilo de leprosos de Ámsterdam de 1624. Dos composiciones similares, en las que los personajes aparecen sentados detrás de una mesa cubierta con algunos libros de cuentas reproducidos con una precisión exquisita. Es interesante observar en estos retratos colectivos, envueltos en cierta solemnidad, la disposición de los rostros y de las manos, que define el ritmo de toda la composición.
La lección de osteología del Dr. Sebastiaen Egbertz, por Nicolaes Eliasz Pickenoy, 1619, 135 x 180 cm, Museo de Ámsterdam.
Otra corporación muy aficionada a los retratos de grupos fue el Amsterdam Guild of Surgeons (el gremio de los cirujanos de Ámsterdam), del que se exhibe el impactante cuadro La lección de osteología del Dr. Sebastiaen Egbertz, pintado en 1619 por Nicolaes Eliasz Pickenoy, una obra que se anticipa al famoso lienzo La lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp, realizado por Rembrandt en 1632. La contemplación de estas pinturas monumentales reunidas en la gran sala del Ermitage resulta verdaderamente impresionante. Por sí sola, bien vale la visita. Los organizadores de la muestra se han preocupado también por contextualizar las obras, explicando quiénes eran los protagonistas de estos cuadros –cada uno de ellos pagaba por ser retratado–, cómo ejercían el poder y de qué manera contribuyeron al desarrollo económico y social de Ámsterdam, convirtiendo su ciudad en una de las capitales más florecientes de Europa. En las salas adyacentes, una serie de ámbitos temáticos permite conocer la vida de estos ciudadanos y su entorno, que se ilustra con una magnífica selección de pinturas del Siglo de Oro: paisajes, marinas, vistas urbanas, retratos y algunas escenas costumbristas.
La distribución del pan en el hospicio, autor desconocido, 1627, 149,5 x 149 cm.
Imagen superior destacada: Los gobernadores de Nieuwezijds Huiszittenhuis en Ámsterdm, por Jacob Backer, hacia 1650, Ámsterdam, Colección del Rijksmuseum.
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