Erika Diettes: culto a la memoria

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La iglesia de San José de Madrid (C/ Alcalá, 43) acoge, desde el 24 de febrero y hasta el 3 de marzo, la exposición Sudarios, retratos en blanco y negro que parecen levitar en la nave del templo. Rostros de mujeres víctimas del conflicto armado captados por la cámara en el clímax de la emoción mientras narran las trágicas experiencias de los asesinatos de sus seres queridos. Estas pietàs contemporáneas han sido impresas sobre seda para evocar la reliquia cristiana del sudario

Erika Diettes es artista visual, muy ligada a la fotografía, además de antropóloga, y eso se deja notar en su trabajo porque armada con su cámara y su libreta, entrevista y retrata a los testigos y víctimas de los conflictos políticos y sociales, y los convierte en los protagonistas de sus obras. Estas investigaciones abarcan desde la imagen al ensayo. Diettes reflexiona sobre el dolor, la memoria, la muerte, la pérdida y el duelo.

MadridSUDARIOS2BAJAEl trabajo que acaba de inaugurar en Madrid ya había sido expuesto con anterioridad en otras iglesias de América Latina, Estados Unidos y Polonia y es que es en este contexto eclesiástico se genera el mejor diálogo posible entre arquitectura sacra, el espacio de oración y la obra de la artista.

Estos rostros en blanco y negro pertenecen a un grupo de mujeres de Antioquía (Colombia) que han sufrido la pérdida de sus seres queridos. Entrevistadas por Erika Diettes, las fotografías han sido captadas en el momento más álgido de la narración, los rostros, que transmiten un instante de profunda tristeza, están estampados sobre una tela de seda (200 x 130 cm) en un paralelismo con la reliquia cristiana del sudario, como una evocación la agonía de Cristo, la Pasión y la Piedad. Solo que en este caso estas pietàs contemporáneas no tienen ningún cuerpo al que asirse y sobre el que llorar.

MadridSUDARIOS12BAJALa exposición de la iglesia de San José, realizado en colaboración con la Universidad Francisco de Vitoria, es un culto a la memoria pero también a lo espiritual y lo trascendente. Las fotos se han colgado en el templo a diferentes alturas y sin ningún soporte, como si levitasen en la nave eclesiástica.

IMG_7875Así, cuando el visitante recorre el templo, esos rostros mudos pero transidos de emoción le cuentan una historia, que aunque forma parte de una realidad geográfica e histórica muy concreta, se universaliza porque es una «representación de la muerte y del duelo –comenta la comisaría Virginia de la Cruz Lichet–, un acto devocional lleno de una emoción compacta que no hace más que llevarnos a la reconocida iconografía de la Virgen sosteniendo el cuerpo de su hijo muerto. No obstante, estas mujeres no tienen cuerpo que sostener, es un duelo quebrado y un dolor que, como el castigo de Prometeo, se repite en bucle sin cesar».

 

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