Entre las flores de Van Gogh

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El Metropolitan de Nueva York expone desde el 12 de mayo y hasta el 16 de agosto un cuarteto de flores pintados por Van Gogh antes de abandonar el asilo de Saint-Rémy: dos cuadros de iris y dos de rosas. Un bello estudio de contrastes 

A mediados de mayo de 1890 Vincent Van Gogh estaba a punto de abandonar el asilo de Saint-Rémy, donde llevaba ingresado alrededor de un año. Desde allí, como era habitual en él, escribía cartas a su hermano Théo contándole cómo se encontraba, en qué trabajaba… Precisamente las fechas de dos de esas cartas, 11 y 13 de mayo de 1890, han propiciado que The Metropolitan Museum of Art de Nueva York haya escogido el 12 de mayo para inaugurar la exposición Van Gogh: Iris y Rosas. En ella se reúnen por primera desde hace 124 años cuatro cuadros que Van Gogh pintó como una serie y en los que trabajó su última semana en Saint-Rémy. Se trata de los lienzos Iris y Rosas de los fondos de este museo neoyorquino, de Iris del Museo Van Gogh de Ámsterdam y de Rosas de la National Gallery of Art de Washington. Van Gogh los pintó en muy pocos días y lo hizo aplicando la pintura de forma rápida; cuando abandonó el asilo, el 16 de mayo, no se habían secado por lo que tuvo que dejarlas allí. Se las enviaron un mes después y al mes siguiente falleció, el 29 de julio de 1890.

Este año se cumplen 125 años de su muerte y se suceden las muestras y actividades para recordar a este genio que murió sin sospechar siquiera hasta donde llegaría su fama e influjo. Esta de Nueva York es una muestra pequeña, pero muy interesante porque permite ver la intención del pintor cuando concibió estas obras planteando esos contrastes a pares. Además, expone una serie de trabajos de investigación y documentación que, por ejemplo, recogen reconstrucciones digitales de color para recuperar parte de la fuerza que han perdido: los iris del cuadro de la colección del Museo Van Gogh ahora parecen azules, pero en su día eran morados, igual que las rosas pasaron de rosa a blanco muy pronto porque el pintor utilizaba pigmentos rojos muy sensibles a la luz (tras la muerte de Vincent los dos cuadros que ahora pertenecen al MET estuvieron en casa de su madre hasta que esta murió en 1907, el de las rosas ya se describía entonces como de rosas blancas).

En sus cartas, Vincent describe los colores, los efectos, la armonía y los contrastes de estas obras de trazos vigorosos y seguros, en las que siempre los maceteros o floreros se separan ligeramente del centro y una línea horizontal marca la composición.  

 

“…Ahora la mejoría continúa, toda la horrible crisis ha desaparecido como una tormenta, y trabajo para dar una última pincelada aquí con un ardor tranquilo y continuo. Empecé una tela de rosas sobre fondo verde claro y dos telas que representan grandes ramos de iris violetas, una contra un fondo rosa donde el efecto es armonioso y suave por la combinación de los verdes, rosas, violetas. Al contrario, el otro ramo violeta (que va hasta el carmín y el azul de prusia puro) que se destaca sobre un fondo amarillo limón brillante, con otros tonos amarillos en el jarrón y el zócalo en que reposa, es un efecto de los complementarios terriblemente contrastados, que se exaltan por su oposición”. (11 de mayo)

“Acabo de terminar otra tela de rosas rosadas contra un fondo verde amarillo en un jarrón verde. Espero que las telas de estos días nos resarcirán de los gastos del viaje. Esta mañana cuando fui a franquear mi baúl, volví a ver el campo, después de la lluvia fresco y todo florido, cuántas cosas podría haber hecho todavía”. (13 de mayo)

 

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