Eduardo Palacios, el alquimista del lápiz

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En un marco inigualable, la antigua sala de trabajos del claustro del monasterio de Santa María de Valbuena (Valladolid), se exhiben catorce obras en papel y un óleo de este pintor. Organizada por la Fundación Las Edades del Hombre, esta muestra es de una gran belleza, la belleza que imprime Palacios a los objetos cotidianos como mesas, sillas, camas o zapatos. El artista consigue con el grafito la máxima expresividad en los blancos y negros, luces y sombras

El otoño es una de las mejores épocas para viajar a la Ribera del Duero, una tierra llena de viñas que ahora alcanzan una infinidad de tonalidades que van desde al amarillo hasta el rojo más encendido. Al igual que la naturaleza es capaz de sacar el mejor partido a una gama cromática, el pintor Eduardo Palacios también lo hace con el lápiz, solo blanco y negro, pero que en sus virtuosas manos consigue todas las tonalidades posibles de estos dos colores, juega con las luces y las sombras hasta conseguir una infinidad de matices. Y solo a veces, utiliza un toque de otro color para resaltar algún elemento de la composición.

Perchero, grafito sobre papel, 160 x 122 cm. Arriba, Fiesta y sacrificio, técnica mixta sobre papel, 100 x 69.

Perchero, grafito sobre papel, 160 x 122 cm. Arriba, Fiesta y sacrificio, técnica mixta sobre papel, 100 x 69.

Palacios demuestra que el dibujo no es un arte menor siempre detrás de la pintura. Todo buen pintor tiene que ser un buen dibujante. Y él lo es como se aprecia en la firmeza, en la decisión y en la gran técnica de ejecución.

San Serapio, grafito sobre papel, 160 x 122 cm.

San Serapio, grafito sobre papel, 160 x 122 cm.

Catorce obras en papel y un óleo conforman esta muestra que puede verse en la antigua sala de trabajos del monasterio de Santa María de Valbuena (Valladolid). Circunscrita en el realismo naturalista, que según definía el pintor Vázquez Díaz son aquellas obras donde «los retratos y los objetos representados, bodegones, espacios interiores, aparecen con sorprendente semejanza».

Así, el visitante descubrirá cómo un dibujo de unas camisas blancas tendidas, en principio una escena cotidiana sin más, se convierte en una obra trascendente, simbólica, que nos trae el recuerdo del San Serapio de Zurbarán. Y es que Palacios tiene ese poder, el de trocar esos humildes objetos cotidianos que todos vemos y convivimos con ellos, en objetos trascendentes, con alma propia.

Calabazas, técnica mixta sobre papel, 122 x 48 cm.

Calabazas, técnica mixta sobre papel, 122 x 48 cm.

Es un trabajo sobrio, sincero, sin artificios. Cuando el visitante penetra en este marco incomparable, como es el claustro románico del monasterio de Santa María de Valbuena, y descubre estos dibujos, al situarse frente a ellos no puede dejar de imaginarse una historia, la historia que encierra cada uno de ellos. Una exposición muy recomendable.

Estudio, óleo sobre lienzo, 200 x 200 cm.

Estudio, óleo sobre lienzo, 200 x 200 cm.

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