Castelao artista. Los fundamentos de su estilo

Fig.-5.jpg

Como parte de los actos conmemorativos de los ‘100 años de Castelao en Pontevedra’, el Museo de Pontevedra hasta el 5 de junio ha organizado la exposición Castelao Artista. Os fundamento do seu estilo (1905-1920), comisariada por José Carlos Valle Pérez. A través de 100 piezas que van de sus primeros trabajos conocidos hasta la fecha de la primera exposición del Álbum Nós, la muestra presenta y analiza aquellos elementos que componen las bases del estilo de este particular artista 

En 1916 Alfonso Daniel Rodríguez Castelao (Rianxo, 1886- Buenos Aires, 1950) llegaba a Pontevedra para ocupar una plaza como funcionario del Instituto Geográfico y Estadístico. Dos años antes, una ceguera le había obligado a abandonar su carrera como médico; una profesión que no le colmaba. Nada hacía presagiar entonces que la estancia en la ciudad del Lérez determinaría el futuro de un hombre destinado a convertirse en símbolo del nacionalismo gallego, y en la figura cultural y política más relevante de Galicia en el siglo XX. Inquieto, culto, e interesado por la política, Castelao pronto se integró en el ambiente intelectual pontevedrés, ingresando en las recién fundadas Irmandades da Fala, unas agrupaciones de ideología nacionalista cuyo primer objetivo consistía en recuperar y reivindicar el uso del gallego en todos los ámbitos sociales y culturales. El contacto con las Irmandades, llevó a Castelao a adoptar un hondo compromiso con el nacionalismo gallego, que afloró tanto en sus obras literarias como en su producción artística. En el discurso de presentación de Sempre en Galiza en Buenos Aires, en 1944, describió su arte como «…un elemento, un recurso, un medio de expresión, e co lapis ou a pluma só quixen ser un intérprete fiel do meu pobo, das suás dores e das súas esperanzas. Dibuxei sempre en galego; escribín sempre en galego; e se tiráde-lo que hai de galego e de humano no miña obra no había quedar nada dela».

Fig. 4

«Consello de pai», ca. 1914, técnica mixta/papel, 34 x 23’50 cm. Colección del Museo de Pontevedra.

Además de brillante político y escritor, Castelao desarrolló desde joven una singular carrera como artista plástico, despuntando como dibujante y caricaturista. La exposición organizada por el Museo de Pontevedra propone un análisis de su primera etapa creativa -calificada por Alonso Montero en la introducción de la edición de 1974 del Álbum Nós como de “prehistoria”-, durante la cual explora sus capacidades técnicas y desarrolla un estilo propio que servirá de base a sus trabajos más revolucionarios. Aquellos que corresponden a su “historia”. Hijo de su tiempo, encontró sus primeros referentes artísticos en el pintor simbolista Xesús Corredoyra, considerado por sus contemporáneos como el primer representante de la escuela pictórica gallega. Castelao nunca dotó a su obra de la espiritualidad y la vocación trascendente de Corredoyra, pero se dejó influir por algunos rasgos de su pintura, como la estilización de las figuras, su carácter lineal, y una paleta restringida, dominada por las tonalidades frías y gamas oscuras a partir de las cuales creará ambientes oníricos.

Este influjo se vuelve más evidente en obras concretas como A dona do Pazo (ca. 1912- 1915), un retrato de su esposa donde a las características señaladas une la mirada directa de la retratada al espectador. Desde un punto de vista conceptual se reconocía seguidor de Valle-Inclán, con quien compartía un espíritu crítico (aunque de corte burgués), el interés por lo grotesco y las imágenes distorsionadas de la realidad como herramienta para destacar los defectos de la sociedad de su tiempo, y su regionalismo idealista.

Fig. 2

»Ábside de la iglesia parroquial de Ouzande», ca. 1912, óleo/lienzo, 37’50 x 52’30 cm. Colección del Museo de Pontevedra.

Junto con sus influencias, uno de los primeros aspectos de la obra de Castelao abordados en la exposición es la elaboración de su identidad artística a partir de su autocaricatura -convirtiendo las gafas, el sombrero y su estatura en sus señas-, y  de su personal firma, que evolucionó hasta la adopción definitiva de su segundo apellido en 1908. Desde sus primeras obras queda patente su habilidad para el dibujo, mostrando un trazo firme, preciso y limpio que contribuyó a hacer de la caricatura su medio de expresión más eficaz y natural; hasta el punto de emplearlo en distintas técnicas, formatos y medios: dibujo a lápiz y tinta, acuarela, pastel, grabado, óleo, ilustraciones para prensa,… e incluso en pinturas de gran formato.

Otra característica de la obra de Castelao es la atención que presta a la sociedad que lo rodea. En lienzos como No faetón de Rianxo a Santiago (1908) pone de manifiesto una aguda capacidad para captar la esencia de los tipos sociales de su tiempo: una burguesía frívola y ensimismada –a la que él pertenecía-, un clero bien alimentado y ajeno a los problemas de su grey, o el campesinado, humilde pero de inteligencia viva. Aunque en estas obras falta la implicación personal que marcará su trabajo a partir del Álbum Nós, se detecta ya un posicionamiento de Castelao en favor de estos últimos, presentados con mayor dignidad y respeto. La mirada humorística de estos primero años encerraba una vocación humanista que no desarrolló –como mucho mostró algunos destellos-, hasta que definitivamente orientó su vida hacia la política y se adscribió al nacionalismo gallego. Galicia, representada en sus gentes, tradiciones, y circunstancias económicas, políticas y sociales, constituyó el eje de su producción artística. Pero en esta primera etapa el autor ofrece todavía una visión pintoresca del pueblo gallego ligada al costumbrismo idealizante propio de la Generación del 98. Este tratamiento distante se reconoce en el tríptico Unha festa na aldea (1909), que obtuvo la Medalla de Oro de la Primera Exposición Regional Gallega.

Fig. 3

«A dona do pazo», ca. 1912- 1915, técnica mixta/papel, 27’80 x 21 cm. Colección del Museo de Pontevedra.

Entre los hitos personales de estos años se encuentra su matrimonio con Virginia Pereira, una joven natural de la localidad pontevedresa de A Estrada, en 1912. De sus estancias en la zona han quedado pequeños óleos, dibujos y acuarelas de monumentos del entorno, como el ábside de la iglesia parroquial de Ouzande, la Torre de Guimarei, o los puentes de piedra. Estos elementos arquitectónicos descontextualizados sirvieron a Castelao (junto a hórreos y cruceiros), como prototipos o topoi a partir de los cuales ambientar sus escenas en Galicia. Incluso en caricaturas como Consello de pai (ca. 1914). La muestra enmarca su consolidación artística entre 1913 y 1915, siendo en este momento cuando desarrolla las potencialidades formales y conceptuales de su quehacer creativo. En 1914 sufrió un acceso de ceguera que superó gracias a una operación.

A raíz de su enfermedad realizó sus obras de ciegos, a quienes llegó a denominar “meus compañeiros”. Surgía entonces un aspecto inédito en la trayectoria de Castelao, por  primera vez se implicaba directamente con el tema tratado, expresando un compromiso con un colectivo marginal al que en 1915 dedicó dos trípticos: el Tríptico de Ciegos, pintado para el Hotel Balneario de Mondariz y que en esta ocasión se expone con un montaje envolvente que busca introducir al espectador en el paisaje; y Cuento de Ciegos, con el cual ganó la Tercera Medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid. Ambas obras presentan las características formales de la pintura de Castelao: la estilización de las figuras, su linealidad, los colores planos, y el predominio del decorativismo. Además constituyen un buen ejemplo de su concepción del paisaje, el género formalmente menos logrado de su pintura pero interesante en su planteamiento: con una paleta en tonos fríos que remite a la pintura de Patinir, la presencia de los mencionados topoi, y un tipo de composición y tendencia a las tintas planas que evidencian su conocimiento del paisaje de las estampas japonesas.

Fig. 1

«Autocaricatura», 1914, grabado/ serigrafía, 65 x 30’50 cm. Colección del Museo de Pontevedra

Uno de los atractivos de la muestra reside en la posibilidad de contemplar reunidos por primera vez todos los cuadros de gran formato de Castelao conservados en Galicia. Una tipología que abandonará a partir de 1917. Tras el gran tríptico procedente de Mondariz, se exponen sus últimas pinturas monumentales. O emigrante y O regreso do indiano (ambos de 1916), que adornaban las paredes del Nuevo Café de Vigo, arrojaban (como si de una advertencia se tratase) una mirada crítica sobre la emigración, que él conocía de primera mano, anticipando un asunto recurrente en sus futuras obras de compromiso social. El tema de estas obras contrasta con la literaria Tentación de Colombina (1917), realizada para el Café Royalty de Pontevedra y considerada su principal obra modernista; además de la última, pues nuestro protagonista se encontraba en vías de abandonar para siempre el decorativismo idealista, la pintura al óleo y el gran formato, para poner su arte al servicio de causas más elevadas.

Castelao realizó los lienzos para los cafés cuando se encontraba ya afincado en Pontevedra. Su presencia e integración en la vida social de la ciudad se refleja en la muestra a través de los retratos de sus vecinos más insignes, las ilustraciones para el diario El Noroeste y demás prensa local, o los diseños realizados por encargo de instituciones destacadas, como los menús para una cena en el Liceo Casino pontevedrés. El carácter desenfadado, en ocasiones frívolo, de estos trabajos contrasta con el tono del Álbum Nós, que elaboraba contemporáneamente. Compuesto en Pontevedra entre 1916 y 1918, y expuesto por primera vez A Coruña en marzo de 1920, este conjunto de 50 dibujos supuso un antes y un después en la producción artística del de Rianxo. Tras entrar en contacto con las Irmandades da Fala, inició su militancia en el nacionalismo gallego, hecho que operó un cambio en su concepción de las manifestaciones artísticas.

Fig. 6

‘Consello de pai’, ca. 1914, técnica mixta/papel, 34 x 23’50 cm. Colección del Museo de Pontevedra.

En 1919 firmaba Arte y Galeguismo, texto donde defendía la necesidad de crear un arte que pudiera ser definido como gallego y que estuviera al servicio de Galicia y sus gentes. A partir de este momento su arte se volvió combativo, y en él ya no tenían cabida lo anecdótico o superficial. Como consecuencia de su cambio ideológico su estilo artístico se transformó. El idealismo y el decorativismo de sus primeros años (la prehistoria) ya no servían a sus nuevos intereses, desapareciendo en favor de un lenguaje formal más conciso, claro, y directo en que la caricatura se convirtió en el único medio de expresión capaz de lograr una síntesis entre lo formal y conceptual. De materializar su compromiso político y social con Galicia.

 El Álbum Nós sirve además para enlazar con la muestra Meu Pontevedra que el Museo de Pontevedra dedicará a los veinte años que Castelao vivió en la ciudad y que ocupará sus salas en los meses de verano.

Crédito de la imagen de portada: Cuento de ciegos, 1915, aguada/papel, 39 x 58 cm. Colección del Museo de Pontevedra.

 Paula PITA

2 Replies to “Castelao artista. Los fundamentos de su estilo”

  1. Bladimiro Dubluk dice:

    Hola tengo un oleo en relieve sobre tela de 1,30×1,80 enmarcado pintado en 1931
    son barquitos de vela navegando en el rio y al pie tiene la firma G Castelao
    la pintura esta en perfectas condiciones. Segun comentarios del que me lo vendio se trata de un cuadro que
    pertenecia a un almacen pulperia de esa epoca. Que valor tiene la certificacion de esa firma?
    agradeceria mucho me puedan dar una respuesta

  2. Ramón dice:

    No he podido ver el trailer del documental de Linares sobre el Bosco.

Responder a Ramón Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

scroll to top