Johnny Cool Art Gallery: fuera del canon

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Hasta el 9 de julio y coincidiendo con el Orgullo Gay, este espacio expositivo muestra Arte otro, una exposición comisariada por Pedro Marín Boza en la que se reflexiona sobre la otredad, desde un punto de vista inclusivo. Artistas como Kiko Alcázar, Alberto de las Heras, Juanjo Cuerda, José Parra-Moreno, Tatiana Díaz o Begoña Monje reivindican la periferia como lugar imprescindible para la creación de la historia del arte. Hablamos con los galeristas sobre esta muestra y su proyecto expositivo

Johnnt Cool Art Gallery es uno de los espacios expositivos más noveles de Madrid, en el que tienen cabida tanto creadores emergentes como consolidados y todas las disciplinas artísticas. Carmen Martí y Pedro Marín Boza acariciaban la idea de abrir una galería donde poder mostrar el trabajo de jóvenes artistas desde que estudiaban juntos historia del arte. Tres años después de licenciarse, en septiembre de 2015, ese sueño se hizo realidad.

Carmen Martí y Pedro Marín junto a dos obras de Jacobo Vargas. Foto: Tatiana Díaz. Arriba, Iván y David, de Pablo Álvarez, técnica digital.

Carmen Martí y Pedro Marín Boza junto a dos obras de Jacobo Vargas. Foto: Tatiana Díaz. Arriba, Iván y David (detalle), de Pablo Álvarez, técnica digital.

El proyecto ha sido posible gracias a la implicación de la galería Pilares, donde Carmen Martí trabaja desde hace años. “Somos dos galerías independientes, con líneas expositivas diferentes pero a la vez complementarias. Pilares, que nació hace veinticuatro años en Cuenca, trabaja sobre todo las vanguardias históricas, aunque siempre han hecho un hueco para mostrar a los artistas emergentes”, explica Carmen. Comparten proyectos, lo que les permite mostrar un abanico muy amplio de artistas, tanto consagrados como noveles, en las exposiciones colectivas, como en el caso de la pasada muestra Contralímites, arte en cajas, en Johnny Cool.

My body, my rules, de José Parra-Moreno, graffito y acuarela sobre papel.

My body, my rules, de José Parra-Moreno, grafito y acuarela sobre papel.

Como galería tienen una idea muy ecléctica, arte para todos, para todos los gustos y para todos los bolsillos, y con representación de todas las disciplinas. “Queremos generar un espacio de inclusión, no solo artístico, también social y cultural”, explica Pedro Marín. Por eso ofrecen obras que van desde los 50 euros que puede costar una pequeña fotografía, hasta los miles de euros que alcanzan ciertas esculturas o algunas obras del fondo de la galería Pilares. Además, añade Marín, “se puede pagar poco a poco y admitimos la permuta de obras”.

Homewrecker XIV, de Eduardo Navarrón, técnica digital.

Homewrecker XIV, de Eduardo Navarrón, técnica digital.

Pero si hay un aspecto que los singulariza es que en el propio espacio de la galería se encuentra el taller del pintor José Parra-Moreno, que está muy implicado con el proyecto. “Nos gusta la idea de que el público no solo vea en la galería las obras terminadas, sino que también pueda ver el proceso creativo, que se establezca un diálogo entre el artista y el público”, comenta Marín.

Las sobras de su amor, fotografía de la serie Morphine Fragance, de Raúl Urbina, 2015.

Las sobras de su amor, fotografía de la serie Morphine Fragance, de Raúl Urbina, 2015.

Inauguraron con una muestra colectiva de fotografías, seguida de Arte en azul, con obras de artistas como Eugenio Benet o María Luisa Sanz; la tercera, 7 pecados capitales, una excelente exposición donde nueve artistas mostraban su particular visión del pecado (Cesepe-Pereza, Rafael Canogar-Avaricia o Javier de Juan-Ira).

Su última apuesta, toda una declaración de intenciones, Arte Otro, una mirada crítica sobre la “otredad”. La exposición parte de la premisa de que “desde la hegemonía se ha escamoteado la visibilidad de los ‘otros’, las mujeres, los homosexuales, los transexuales, los bisexuales o los negros, del gran relato de la historia”, comenta Marín. A partir de ese punto, y con la idea de que la auténtica historia del arte se escribe a partir de lo que falta, el relato expositivo, concluye Marín, “gira en torno a una reflexión sobre la evidencia de la periferia como lugar elemental para la creación de la historia del arte”.

Dibujo de José Parra-Moreno.

Dibujo de José Parra-Moreno.

Y es que tal y como afirma Estrella de Diego, «la auténtica historia del arte, la que cuenta, la que importa, se suele escribir a partir de lo que falta, igual que el buen relato empieza siempre desde lo que no se ha podido decir o se ha olvidado. En el fondo, la Historia se organiza a través de lo que se excluye; lo que se pierde. Sin pérdida no hay relato, dice el psicoanálisis. Sin pérdida no hay historias, ni historia».

Pablo AlvarezA través de las obras de Kiko Alcázar, Alberto de las Heras, Juanjo Cuerda, José Parra-Moreno, Begoña Monge, Raúl Urbino, Javier Jimeno, Borja Sandoval, Bibivi, Eduardo Navarrón, Daniel José Cabrera, Pablo Álvarez y Tatiana Díaz, este grupo de artistas reivindica la normalización de conductas no aceptadas todavía socialmente y articula un discurso expositivo que se pregunta, y a su vez al espectador, sobre cuestiones como por qué un beso en la calle entre una pareja heterosexual es considerado un acto de amor y, en cambio, entre dos mujeres o dos hombres se considera una provocación, «dónde está el límite de lo subversivo, ¿realmente la provocación se encuentra en ejercer el derecho a la libertad o en emitir juicios de valor sobre aquello que simplemente no agrada», añade Marín.

Ángela SANZ COCA

 

 

 

 

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