Dora García: los difusos límites entre lo real y su representación

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El Museo Reina Sofía de Madrid dedica una exposición a esta artista conceptual que busca en sus proyectos la implicación activa y crítica de los espectadores. Bajo el título Segunda vez, la creadora vallisoletana presenta entre otras obras uno de sus trabajos más recientes: una serie de cortometrajes en los que a través de la figura del intelectual argentino Óscar Masotta la artista reflexiona sobre la perfomance, el psicoanálisis y la política. Hasta el 3 de septiembre

Dora García (Valladolid, 1965), una de las artistas españolas más internacionales e icónicas del arte conceptual, se centra sobre todo en la perfomance y los medios audiovisuales. Estudió Bellas Artes en la Universidad de Salamanca, estudios que amplió en la Rijksakademie de Ámsterdam, posteriormente se trasladó a Bruselas donde reside actualmente.

Artista conceptual, desarrolla desde los años noventa una exhaustiva investigación estética en torno a los difusos límites entre lo real y su representación a través de diversos formatos y medios –dibujo, vídeo, instalación, teatro o performance–, los mecanismos de funcionamiento de los procesos comunicativos culturales, explorando y cuestionado cómo se produce la relación entre el artista, la obra y sus públicos. Sus proyectos buscan la implicación activa y crítica de los espectadores, cuyas acciones, decisiones y omisiones condicionan el desarrollo y la configuración formal y material de las obras.

Sobre estas líneas, Jacques Lacan Wallpaper, 2013, papel pintado, colección particular. Arriba, El artista sin obra (una visita guiada en torno a nada), pefomance. Todas las piezas de Dora García, expuestas en la muestra Segunda vez, Madrid, Museo Reina Sofía.

Segunda vez, título de la exposición del Museo Reina Sofía, toma su nombre de un relato homónimo de Julio Cortázar y es a la vez el nombre de uno de uno de sus proyectos más recientes: una película y dos cortometrajes en los que la figura del intelectual, psicoanalista y lacaniano argentino Óscar Masotta sirve como hilo conductor para plantear cuestiones relativas a la performance, el psicoanálisis y la política, con especial atención a las estrategias de metaficción y repetición.

La muestra, que ocupa varias plantas del museo (incluida una terraza y las bóvedas), ha sido comisariada por Teresa Velázquez y Manuel Borja-Villel, y reúne performances, películas, vinilos, dibujos y textos de García desde finales de los años noventa hasta la actualidad (incluida obra nueva), aunque para la artista no se trata de una retrospectiva.

La frase en dorado “Hay un agujero en lo real” de su serie Golden Sentences (Frases de oro) da la bienvenida a los visitantes y toda una declaración de intenciones que remite, como explica García, a “una parte de nuestra realidad que nunca conseguimos representar a través del discurso ni de la imagen”. En la exposición, que no sigue un orden cronológico, están presentes todos los referentes intelectuales que han marcado su trabajo y nutrido su práctica artística, desde los literarios hasta los marginales, disidentes o inadecuados.

Vista de una de las salas de la exposición Dora García. Segunda vez, Museo Reina Sofía. Fotografía: Joaquín Cortés/Román Lores, Archivo fotográfico del Museo Reina Sofía.

Como ya hemos dicho antes, a Dora García le interesa sobre todo trabajar con la percepción y con el público, reactivar el aparato cognitivo del espectador con el fin de hacerle ver la realidad desde perspectivas alternativas, y uno de los medios más recurrentes de la artista para conseguirlo es la performance. Así, durante todo el periodo expositivo se llevará a cabo un programa específico de performances en el que se invita a la participación del público y/o performers y que se llevarán a cabo en las salas. (Ver programa completo)

Estas performances tienen como hilo conductor la ficción como una construcción de situaciones, la lectura como proceso colectivo y la narración. García utiliza en este proceso tanto la “performance delegada” con la que suspende, en parte, su propia subjetividad, actuando más como directora de cine o teatro que aspira a convertir al espectador en personaje de su dramaturgia, que como performer, como la “performance duracional”, que no requiere de una audiencia para realizarse, sino que acontece mientras permanezca abierto el espacio expositivo, dando pie a experiencias temporales y espaciales dispares y difícilmente calculables.

Ejemplos de ello son Narrativa instantánea (2006-2008), donde los visitantes y todo cuanto tenga lugar en las salas pasa a formar parte de una narrativa que se produce en el momento, o Two Planets Have Been Colliding for Thousands of Years (Dos planetas han estado colisionando durante miles de años, 2017), centrada en las distancias y equilibrios que pactan dos performers y las variaciones posibles que caben dentro de este consenso.

Vista de una de las salas de la exposición Dora García. Segunda vez, Museo Reina Sofía. Fotografía: Joaquín Cortés/Román Lores, Archivo fotográfico del Museo Reina Sofía.

La obra de García no puede desligarse de la reivindicación de la marginalidad como postura artística y manifestación radical de disidencia política. En sus trabajos resuenan historias y relatos en forma de citas o fragmentos que responden a todas sus lecturas. Nombres como Robert Walser, James Joyce, Ricardo Piglia, Allan Kaprow, Antonin Artaud, Jacques Lacan o Franco Basaglia forman un corpus de autores en el que todos ellos transgreden de alguna manera las normas y comparten la experiencia desplazada de un exilio, real o metafórico. Obras como Los artistas de verdad no tienen dientes (2009), una conferencia en la que García convoca, mediante intérpretes, a tres de estas figuras marginales y rupturistas ­–Jack Smith, Lenny Bruce y Antonin Artaud–; El artista sin obra (una visita guiada en torno a nada) (2009), que gira en torno a la no producción artística, o Lo Inadecuado, proyecto que ocupó el pabellón español en la 54ª Bienal de Venecia (2011), parten del error, la disidencia o la exclusión.

Proyección La lección respiratoria, 2001, vídeo monocanal, León, Colección MUSAC. Fotografía: Joaquín Cortés/Román Lores, Archivo fotográfico del Museo Reina Sofía.

Por otra parte, en su producción siempre está latente la idea de fracaso. En 100 obras de arte imposibles (2001), una de las piezas más tempranas incluidas en la exposición, García ya planteaba que toda obra de arte es la aceptación del fracaso de otra obra que no pudo ser.

Asimismo, en el trabajo de Dora García es esencial la influencia de las teorías psicoanalíticas de Jacques Lacan. En ellas apoya su concepción del cuerpo en términos de afectos, como espacio y en relación con otros cuerpos y con el entorno. Esto se puede ver en obras como L’amour (2016), Jacques Lacan Wallpaper (2013) o en la serie Mad Marginal Charts nº 6, que contienen continuas referencias al psicoanálisis.

También es fundamental en muchos de sus proyectos el recurso de la repetición como forma de actualizar la obra de arte en distintos contextos. Este es el enfoque de su acercamiento al trabajo del artista y teórico Óscar Masotta en Segunda Vez (2018), pieza en la que vuelven a realizarse algunos de los happenings que Masotta presentó en Argentina en la década de 1960 –El helicóptero, El mensaje fantasma y Para inducir el espíritu de la imagen–. A través de estas repeticiones, García incide no solo en la pertinencia de estas propuestas críticas, sino en su capacidad para convocar temporalidades complejas y establecer contactos entre arcos temporales diferentes.

Eco oscuro, 2016, lápiz sobre papel, Colección Emilia Limia y Javier Figueroa. Fotografía: Joaquín Cortés/Román Lores, Archivo fotográfico del Museo Reina Sofía.

Además, completan la exposición varias vitrinas y mesas donde se muestran documentación y estudios preparatorios sobre diversas obras, libros como L’Angoisse (2016) o Écrits (2017) de Lacan, y dos proyecciones: La Eterna (2017) y Hotel Wolfers (2007), que es la única película realizada por Dora García en formato analógico, en 35 mm, en lugar de digital.

Y, por último, el recorrido expositivo finaliza en la Sala de Bóvedas con Odradek (2018), un proyecto concebido expresamente para este espacio. Se trata de una instalación sonora, realizada con el músico Jan Mech, y basada en el cuento Las preocupaciones de un padre de familia de Franz Kafka (1919), con la que García da continuidad a su investigación sobre los márgenes, lo que escapa al orden representacional, encarnando una disidencia, una fricción amenazante.

Detalle de la exposición. Fotografía: Joaquín Cortés/Román Lores, Archivo fotográfico del Museo Reina Sofía.

Con motivo de la exposición se ha editado un catálogo que contextualiza las obras presentes en la muestra e incluye artículos de Peio Aguirre, David Dorenbaum, Dena Beard, Francesco Matarrese, Doreen Mende y de la propia Dora García.

Attempts to Forge a Letter from Joyce to Ibsen in 1901 (Intentos de elaborar una carta de Joyce a Ibsen en 1901), 2015, cortesía de la artista y la galería ProjecteSD.

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