Nicolás Paris: el taller educativo como soporte artístico

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Nicolás Paris ( Bogotá 1977) estudió arquitectura en la Universidad de los Andes de Bogotá; con tan sólo 23 años aterrizó en el municipio rural de La Macarena para ejercer como docente, fruto de esta experiencia, años después se lanzará al mundo artístico para seguir investigando métodos educativos a través del arte. La galería madrileña Elba Benítez apuesta fuerte y presenta la producción del artista colombiano hasta el 1 de abril

PREGUNTA.  Hablemos de tu experiencia como docente y como motor de tu carrera artística.

NICOLÁS PARIS. Cuando salí de la facultad era el año 2000, yo tenía 23 años y muchas ganas por explorar mis intereses. Empecé por la educación en el municipio rural de La Macarena, donde había salones de clases en los que confluían niños de lugares, niveles y estructuras de aprendizaje muy diferentes.

El reto que me impuse fue intentar que todos avanzasen  con un método educativo algo experimental, en el que tomé el dibujo como la herramienta principal. Me negué a asumir que la educación es cuestión de memoria, sino que absorbemos información por asociación, por eso tomé el lenguaje básico con el que el ser humano empezó a representar gráficamente: la línea curva, la recta, el círculo y el punto. El hombre prehistórico lo primero que aprendió fue a narrar, luego a representar con el dibujo y por último a abstraer ideas en signos; sin embargo, yo, tú y todos, hemos aprendido al revés, narramos bien en los últimos cursos de nuestra educación, y lo primero que nos enseñan es a abstraer ideas, cuando nuestra estructura mental no está del todo preparada.

Poco a poco la curva de mejora de los alumnos ascendió de forma exponencial, la idea de aprender a partir de las estructuras básicas, funcionaba, y además para todas las materias; en la gramática hay una estructura ( un sujeto, un verbo y un predicado con complementos), en las matemáticas también, en la música y por supuesto a la hora de narrar.

Después, un grupo de 17 profesores nos reunimos para proyectar un modelo piloto educativo para La Macarena. Sin embargo, a pesar de que estaban ocurriendo cosas muy interesantes, decidí usar la experiencia adquirida y proyectarla en otros campos. Tomé conscientemente la decisión de mudarme al arte donde encontré el terreno idóneo para poder llevar a cabo procesos especulativos, en los que encajaban bien mis intereses. Entonces tenía 30 años, llevo 7 años trabajando como artista y sigo usando la pedagogía como un sistema  para organizar y relacionar mi trabajo con los demás

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Jardín portátil. 2009 – 2012. Cortesía/Courtesy: MUAC, México/Mexico Foto/Photo: Oscar Monsalve.

P. ¿De qué forma completaron tu trabajo las becas de producción artística, como la del MUSAC (2007) o la del New Museum Triennial de Nueva York (2012)?

N.P. N.P. Con la beca del MUSAC empecé realmente mi carrera como artista, no llevaba ni un año trabajando como tal, cuando me llamó Tania Pardo, entonces comisaria del espacio del museo para artistas jóvenes. La verdad fue una experiencia extraordinaria.

El arte contemporáneo tiene mucho que ver con el experimento de los salones de clase, pues se trata de generar intercambios o situaciones que producen un espacio para que esto suceda. Con salón de clase no hago referencia a la educación formal sino al proceso que se lleva en estos espacios y que puede aplicarse en torno al arte. Lo que hice en el MUSAC fue precisamente eso, unir el departamento de educación a la práctica curatorial, realizando talleres a puerta cerrada como parte del proyecto antes de exhibirlo.

Por otra parte, en el New Museum de Nueva York fue la curadora Eungie Joo (hoy en día comisaria de la Bienal de Sharjah, Emiratos Árabes) la que apostó por mi trabajo. La idea era hacer un proyecto para la Trienal del museo (exposición para artistas menores de 30 años) que duraría 18 meses.  Lo más increíble fue que era un trabajo especulativo, no perseguíamos un objetivo premeditado, sino que tuvimos numerosos encuentros con profesores y muchas otras personas que fueron mostrando el curso del trabajo. De esto no quedó nada expuesto, fue el taller que sirvió como obra y proceso. Creo que el taller es un soporte para lo que produzco y genera procesos que me interesan más que la obra terminada.

P. ¿Qué planteamientos propones con esta muestra tan especulativa?

N.P.  Bueno, lo que presento en Elba Benítez también es arte procesual, la verdad estoy muy contento de que se quiera trabajar en una galería con un formato de este tipo. Tengo la intención de que la exposición no sólo  ocurra en  el espacio de la galería, sino que suceda fuera.Lo que hago en Elba Benítez es trabajar con la panadería del barrio, La Magdalena, con la que estoy haciendo un tipo de pan ( 15x 15 cm) en forma de cubo al que hemos bautizado como “Control de masas”. Los panaderos van a estar ofreciéndolo mientras dure la exposición y en la galería se va a exponer.

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«ControlDeMasas» (2013-15).Nicolás Paris. Control de masas 2013 – 2015. Cortesía/Courtesy: el artista/the artista

Desde que trabajé como panadero he intentado realizar actividades en panaderías cuando presento mi obra.  Otro factor influyente en este aspecto de mi obra es una anécdota de los miembros del partidos anarquistas en Argentina a principios de siglo XX. La mayoría de ellos eran panaderos y en vez de salir a la calle a pelear contra el sistema, fabricaron un tipo de pan al que pusieron nombres antinstitucionales como “Factura”, “Bolas de fraile” o “Vigilante”. Hoy en día, si vas a Argentina, son panes muy populares, insertados en la cultura del país; su protesta ha dado resultado y ha  perdurado en el tiempo.

Por otra parte he construido unos módulos para pájaros en concreto, con la idea de que el proyecto de esta exposición también se extienda al espacio exterior que rodea la galería, o bien que sea la naturaleza la que entré a la exposición. Para mí, es importante la idea de lugar; no como lugar físico, sino como lugar percibido o imaginado. Creo que los lugares los construyen el rastro, el tiempo, el diálogo, el accidente y el tránsito, o una persona siendo parte de él, que una ubicación o entorno físico.

P. Si se exhiben procesos sin acabar, ¿cómo se vende tu obra?

N.P. Mi obra está compuesta de muchas cosas. Los procesos producen herramientas pedagógicas y utensilios, juguetes, prototipos y todo tipo de piezas que en sí mismas son procesos de pensamiento. Por ejemplo, la rama de árbol que ves aquí, tiene una estructura que si la pones boca abajo podría ser la de un rayo, o la de las venas, o de las neuronas. También este círculo compuesto por varias partes está en cierta manera pensado como la estructura de una oración escrita. Creo que es en esas piezas donde se genera arte y donde se condensa mi acercamiento a la educación, el dibujo y el espacio como potenciales generadores de pensamiento y nuevas ideas.

Datos Útiles

Galería Elba Benítenez: El diálogo, el rumor, la luz, las horas o (lugar para contemplar la transformación). C/ San Lorenzo, 11, hasta el 1 de abril.

Sara VALVERDE

 

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