Phaidon ha revisado y actualizado 30.000 Años de Arte, uno de sus libros clásicos, con el que recorre la historia del arte a través de 600 obras maestras de todas las culturas, tipologías y lenguajes
Estructurado cronológicamente, 30.000 Años de Arte no atiende en su organización a las fronteras geográficas, sino a la que marca las fechas. Al ir pasando las páginas, el lector viaja en el tiempo y, desechando los compartimentos estancos por culturas o continentes, puede ver qué ocurría -artísticamente hablando-, por ejemplo, en Papúa Nueva Guinea mientras en Francia Claude Monet pintaba El almuerzo. Este lienzo del impresionismo temprano de Monet se enfrenta en la doble página a una máscara malaggan de autor anónimo realizada en madera, pigmento, opérculos y hueso, que ahora se conserva en el Museo de las Culturas de Basilea. El primero es de 1873, la segunda se calcula que de 1875.
Mientras Caspar David Friedrich creaba una obra casi abstracta de gran simbolismo en la que se piensa que se autorretrataba en ese monje a orillas del mar, el mismo año el rey de Irán Fath ‘Ali Shah encargaba que le retrataran, y el resultado, en manos del artista Mihr ‘Ali, dejaba ver la influencia de cuadros en los que Napoleón posaba en una actitud que expresaba su poder. Ese monarca arrogante con cantidad de detalles suntuosos mira (de página a página) hacia ese monje/artista que se enfrenta diminuto a la inmensidad del cielo. Todo ocurre en 1809.

Monje a orillas del mar, por Caspar David Friedrich, h. 1809, óleo sobre lienzo, 110 x 172 cm, Berlín, Nationalgalerie, Staatliche Museen.

Ciudad portátil: Düsseldorf, por Yin Xiuzhen, 2012, maleta, ropa usada, luz, mapa, sonido, 148 x 88 x 30 cm.
No nos cansaríamos de dar ejemplos. Hay 600 páginas para descubrir todo lo que da de sí un recorrido por la historia del arte en la que se descartan límites geográficos y se ofrece al lector la posibilidad de buscar similitudes y diferencias entre dos formas (las que caben en una doble página) de acercarse al arte en puntos a veces muy distantes, otras casi vecinos. La procedencia de la obra no condiciona su situación en el libro, pero como es un dato básico e importante, se ha aplicado un código de color para localizarla en el mundo: una discreta reserva en morado, verde, azul, amarillo… en cada página nos coloca en Oceanía, Asia, Europa, África, América del Norte, América Central y el Caribe y América del Sur y, de paso, dinamiza el canto de un libro en el que, además, hay que aplaudir su buena edición.
En esos diálogos de dos en dos, la imagen (de la calidad que acostumbran las ediciones de Phaidon) es especialmente expresiva. Junto a ella, además de la ficha con la información completa sobre la obra en cuestión (autor, técnica, procedencia, fechas, medidas, museo donde se conserva), se presenta un texto que describe, valora y contextualiza obras a veces tan conocidas como la Columna de Trajano o un autorretrato de Egon Schiele. Para terminar con los ejemplos, decir que un detalle de la primera se enfrenta a unas maravillosas urnas antropomorfas de Maitum, de autor anónimo y procedentes de Filipinas, y que el retrato que Schiele se hizo con farolillo rojo comparte exposición con una máscara gemela baule, de la que tampoco conocemos el autor, procedente de Costa de Marfil.
El recorrido comienza en Alemania en el periodo Auriñaciense, hacia el 28.000 a.C., con un hombre-león de marfil de mamut y concluye en China con la Ciudad portátil: Düsseldorf de Yin Xiuzhen de 2012 y en Estados Unidos con una obra de land art inacabada de James Turrell. El libro, en el que han participado más de cincuenta expertos (académicos, curadores, arqueólogos…), se cierra con cronología, glosario e índice. Cuesta 29,95 €