La pinacoteca malagueña expone más de una treintena de estampas del pintor y grabador neerlandés cedidas por el Museo Lázaro Galdiano de Madrid, entidad que custodia la principal colección privada en España del gran artista barroco. Retratos, autorretratos y escenas del Antiguo Testamento y de la vida de Cristo integran una muestra que cuenta con la colaboración de Fundación Cajasol. Hasta el 18 de enero de 2026
Maestro universal en la disciplina del grabado, junto a Durero, Goya y Picasso, Rembrandt Harmenszoon van Rijn (Leiden, 1606–Ámsterdam, 1669) grabó alrededor de trescientas láminas entre 1620 y 1665, alcanzando una gran reputación en su época y llegando a ser más conocido por su obra gráfica que por sus pinturas. En sus estampas trató la misma variedad de asuntos que en su producción pictórica y, entre ellos, destacan sus series de retratos y autorretratos y las escenas religiosas. Temas bíblicos que se centran en las vidas de los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, y en la vida y pasión de Cristo.
Una selección de 35 de esas extraordinarias estampas realizadas por el pintor flamenco Rembrandt como grabador se pueden contemplar ahora en el Museo Carmen Thyssen Málaga gracias a la colaboración del Museo Lázaro Galdiano, entidad que custodia la principal colección privada del artista en nuestro país.
El conjunto reunido por el coleccionista José Lázaro Galdiano (1862-1947) cuenta con ejemplos de las piezas más sobresalientes realizadas por el artista, en ediciones de épocas diversas, y que testimonian la evolución de Rembrandt en el dominio de las técnicas del grabado, su genial utilización del claroscuro, su virtuosismo en los detalles y su extraordinaria inventiva.
Un recorrido, en definitiva, por lo mejor de la obra de un creador imprescindible de la historia del arte, a través de la que fue sin duda su producción más personal, en la que se expresó con mayor libertad y donde experimentó con enorme creatividad. Con sus grabados, Rembrandt trascendió la fama de que gozó en vida, y hoy, casi cuatrocientos años después, siguen fascinando a los espectadores por su exquisitez, vivacidad y calidad.
La historia de la colección de grabados
Las treinta y cinco obras expuestas ahora en el Museo Carmen Thyssen Málaga permiten apreciar la evolución del maestro holandés desde sus primeros grabados, realizados de manera precisa, minuciosa y con la espontaneidad de un vigoroso dibujo, hasta sus interpretaciones más libres, cercanas a su pintura, dominadas por un magistral uso del aguafuerte combinado con el empleo del buril y la punta seca.
La muestra refleja que Rembrandt fue un experimentador incansable. Realizaba múltiples versiones de una misma lámina —denominadas «estados»—, añadiendo nuevas líneas y variando luces, sombras y detalles de la composición en busca de atmósferas cambiantes y diferentes lecturas y emociones en una misma escena.
En sus grabados, Rembrandt abordó la misma variedad de asuntos que en su pintura. Sin embargo, destacan especialmente los motivos bíblicos, tratados con gran espiritualidad. Al mismo tiempo, grabó retratos de miembros de su familia y de la alta sociedad holandesa, mostrando una gran empatía y realismo psicológico; autorretratos en los que, además de documentar su envejecimiento físico, transmite su estado emocional; estudios de figuras, fundamentales en su proceso creativo, que le permitían explorar el movimiento, las proporciones, la anatomía y los volúmenes; paisajes, en los que experimentaba con la luz y la atmósfera; y las escenas de género, en las que narró de manera visual la vida cotidiana de Ámsterdam.



Las dificultades económicas obligaron a Rembrandt a vender su taller de estampación y, con ello, se produjo la dispersión de las láminas de cobre de sus grabados. Clement de Jonghe (1624-1677), impresor y amigo del artista, fue el primero en poseerlas. Posteriormente, pasaron al marchante y coleccionista Pieter de Haan (1723-1766), hasta llegar al grabador francés Claude H. Watelet (1718-1786), coleccionista y gran admirador de la obra de Rembrandt. Las estampas editadas durante este periodo son de una calidad excepcional y algunas de ellas se incluyen en esta muestra, como Abraham e Isaac, Jacob acariciando a Benjamín, Jesús y la samaritana, Cristo en la Cruz, el Retrato de la madre de Rembrandt o el célebre Descendimiento, estampado por Justus Danckerts (1635-1701) en los últimos años del siglo XVII.
De Watelet las láminas llegaron a manos del grabador Pierre-François Basan (1723-1797) y, de él, a su hijo Henri Louis. Algunas de estas estampaciones, conocidas como «impresiones Basan», pueden verse en esta exposición: La Sagrada Familia, Circuncisión en el establo, El tributo de la moneda, La resurrección de Lázaro, Autorretrato o El artista y su modelo.

Más adelante, las láminas pasaron al editor August Jean y al grabador Auguste Bernard, quienes realizaron nuevas impresiones. En 1906, llegaron al coleccionista Alvin-Beaumont, que conmemoró el III Centenario del nacimiento de Rembrandt con varias ediciones. El estudio de las estampas de Rembrandt resulta complejo, ya que la mayoría de los propietarios de los cobres originales, motivados por el éxito perdurable de las obras, realizaron durante más de dos siglos modificaciones sobre ellos, superponiendo unas sobre otras. Este hecho dificulta precisar con exactitud la fecha de cada edición.
Hasta principios de 2026, la Sala Noble del Museo Carmen Thyssen Málaga ofrece la oportunidad de recorrer parte de la obra de un artista imprescindible, uno de los mejores grabadores de la historia junto a Durero, Goya y Picasso, a través de su producción más personal, en la que se expresó con plena libertad y experimentó con notable creatividad. Sus grabados siguen fascinando a los espectadores incluso hoy, por su calidad técnica, innovación y expresividad.
Datos útiles
Museo Carmen Thyssen Málaga
Comisariado: Carmen Espinosa, jefa de Conservación del Museo Lázaro Galdiano
Fecha: hasta el 18 de enero de 2026









