Andreas Strobel: » Soy un viejo emergente»

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Andreas Strobel es el nombre artístico del madrileño de origen alemán Andrés Cano, quien tan sólo hace cuatro años decidió dar una oportunidad a una vocación que había estado latente durante toda su vida: la de crear. El artista se cita con Descubrir el Arte en un café del centro de Madrid para reflexionar y hacer balance sobre esta primera etapa de su trayectoria artística, a sus casi cincuenta años

Cuando  se piensa en los grandes hitos de la historia de nuestra cultura se da por hecho que todos ellos han tenido una formación artística e intelectual. Sin embargo, véase el ejemplo de Frida Kalho, Paco de Lucía o  el literato Miguel Hernández, entre otros muchos, para darse cuenta de que no todos han aprendido las artes en clases de estudios especializados, sino que, en ocasiones, ha sido el duende  artístico el único que ha actuado como detonante para sacar a la luz su vocación de creador.

Hoy en día el panorama de técnicas, disciplinas y artistas en el arte contemporáneo es amplísimo, tanto, que se necesitarían casi dos vidas para conocer a cada creador y cada trayectoria. Algunos de ellos, ocurre que se inician en la aventura  cuando su economía y las circunstancias de su vida le dan la oportunidad. Se podría decir que este es el caso de Andreas Strobel, un artista, que tras una tortuosa situación personal en 2010, sintió la necesidad de reinventarse y tener algo para no pensar.

Andrés Cano nace en Madrid en 1964, hijo de padre español y de madre alemana, de quien hereda la habilidad de sus antepasados para el trabajo artístico, empezó desde muy pequeño a dibujar y a jugar con los artilugios de la fotografía analógica que guardaba su abuelo materno. Con él fue con quién aprendió la importancia que supone dejar un legado para no pasar desapercibido por la vida; su abuelo, aficionado desde siempre a la fotografía, terminó por documentar desde el periodo de entreguerras el desarrollo del movimiento nazi con miles de fotografías, que hoy en día han adquirido un enorme valor para la memoria histórica alemana y europea. A pesar de estas circunstancias, el artista no ha tenido ninguna formación oficial en las artes y reconoce que «durante muchos años no he hecho nada que tuviera que ver con el arte. He sido una persona corriente, con una vida normal, trabajando en el mundo de la calefacción».

Sin embargo, su vida personal  y sus amistades fueron aspectos determinantes en diciembre de 2010 para que crease sus primeras  piezas. Desde el principio parte de una idea que es la que fundamenta toda su obra: «Dar un segundo uso a aquellos materiales que han sido desechados porque ya no cumplen su función. Podría decirse que es una metáfora lo que me estaba planteando en ese momento con mi vida: una segunda oportunidad». A partir de entonces, Strobel investiga y aprende nuevas técnicas plásticas, con las que empieza  a trabajar diferentes disciplinas como la fotografía  o  sus famosas  » cajas de luz».

En lo que se refiere a la fotografía, el artista prefiere reinventar e indagar con el proceso y la técnica analógica. «El proceso de revelado siempre me ha llamado mucho la atención, me da pie a darle una vuelta más a la imagen capturada. La fotografía es una cuestión de aquí te pillo y aquí te mató, pero no me interesa tanto mostrar una imagen bien iluminada, sino jugar con la apariencia, alejar al espectador del aspecto real de lo capturado. Por ejemplo, si fotografío una flor, prefiero centrarme en dar sentido a un sólo pétalo, que al cuerpo entero», explica Strobel.

Quizás por esto no sorprende que cuando habla sobre sus dos proyectos fotográficos actuales, a los que ha denominado, ISS (siglas que corresponden a la Estación Internacional Espacial) y Némesis, explique que como objetivo está «el recrear en el primero una realidad espacial, más cercana a la que vive un astronauta que al resto de las personas terrestres. En el segundo caso voy mucho más allá, y fotografío un negativo para conseguir un efecto contrario al que tendría la imagen final a color

Pero la modalidad, o el soporte que más sorprende y atención despierta son sus famosas cajas de luz, en las cuales se combinan tanto diferentes materiales y técnicas, como conceptos. En palabras del artista, «esta producción lleva detrás un laborioso y complejo proceso de fabricación. El objetivo principal es contener luz y color  en puntos determinados de la pieza. En primer lugar, tomo objetos como frenos, pilotos de coche, faros o cualquier otra cosa que lleve unas características plásticas similares. Estas piezas, a las que he llamado blob, las trabajo en una fábrica hasta fundirlas y que adquieran una forma que me convenza. A continuación corto tiras de metacrilato y las encajo en una composición, que normalmente suele tener una forma cuadrada. En la última fase añado la tecnología LED, dispositivos de luz y color».

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Caja de luz.

A este proceso técnico, el artista suma la idea de que cada pieza interactúa con aquél que la ve, ya que «los puntos de luz y color corresponden a un estado emocional, o mental de la persona. No tienes la misma percepción de una obra, si ese día no has dormido o has tenido una bronca muy fuerte con alguien querido».  En relación a este conceptoAndreas Strobel ha emprendido un trabajo más ambicioso, una investigación, en colaboración con la Universidad de Alcalá, para crear un chip programador para LED que permita manejar en la pieza los colores y la luz según lo que quiera cada uno  «de esta manera, la  obra es mucho más única y personal», sentencia el artista.

Hasta el momento, la trayectoria de Andreas Strobel no ha cumplido el lustro, lo que no significa que haya pasado desapercibida en el panorama artístico; hasta la fecha ha participado en numerosas exposiciones y ferias nacionales e internacionales, como en las ferias Berliner Liste ( Berlín) o Kolner Liste ( Colonia), la I Bienal Internacional de Fotografía en Sky Gallery Art´s de Barcelona o  en la exposición de Fundación De Arte en el Palacio Ducal de Medinaceli (Soria) en 2013, coordinada y apadrinada por Miguel Tugores, director de la galería Dionís Bennasar y  figura activa y experimentada en los circuitos oficiales del arte contemporáneo.

Andreas Strobel concluye definiendo su impulso creativo como aquél que le ha hecho considerarse  «un viejo emergente, pero sobre todo alguien inquieto, curioso, y fantasioso».

 

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Caja de luz.

Sara VALVERDE

 

 

 

 

 

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