Identificado un nuevo Sorolla

El Centro de Arte de Época Moderna (CAEM) de la Universidad de Lleida identifica un nuevo cuadro de Joaquín Sorolla: un óleo sobre tabla de pequeño formato que representa un paisaje fluvial o lacustre

Hace dos años salió a la luz el cuadro Estudio de Cristo, de Joaquín Sorolla (1863-1923), que data de los primeros años de formación del artista, gracias a los trabajos del Centro de Arte de Época Moderna (CAEM). Ahora este mismo centro ha identificado otra obra del artista valenciano: una pintura al óleo sobre tabla de pequeño formato (34,6 x 16,8 cm), que representa un paisaje fluvial o lacustre. Los propietarios de la obra, que la compraron como anónima en una subasta online, solicitaron en 2014 al CAEM un estudio para determinar quién era el autor.

Los exámenes con diferentes radiaciones electromagnéticas, visibles e invisibles, como la luz blanca, ultravioleta, infrarroja y los rayos X, han permitido confirmar los paralelismos técnicos y estilísticos entre esta pintura y el corpus de Sorolla. La rúbrica, que se corresponde con la que utilizaba el pintor valenciano en su primera época, y el hecho de que se intuya un «81» han llevado a concluir que se ejecutó en 1881. Entonces, Sorolla comenzaba a pintar al aire libre, animado por uno de sus profesores, Gonzalo Salvá, y después por el pintor Ignacio Pinazo Camarlench. Los investigadores del CAEM y Blanca Pons Sorolla, biznieta del pintor y experta en su obra, remarcan la excepcionalidad de esta pintura, «ya que se conservan muy pocas obras de esta época tan temprana tan acabadas y con esta calidad».

En ella se «evidencia el interés de Sorolla por el realismo y su gran destreza en la ejecución de las pinceladas rápidas y precisas». El paisaje se humaniza con la silueta de una torre y una cúpula en el horizonte y lo que parecen unos cables eléctricos, instalados meses antes en Valencia. Los autores del estudio también destacan la presencia de una franja anaranjada, correspondiente al celaje, la cual se refleja también en el agua. «Se trata de un recurso habitual en algunas obras del pintor de cronología similar como Lavanderas del Turia (1879), Aparición de Cristo a los apóstoles (1882) o Paisaje del Algar de Valencia (1882)».

Además, siempre según informan desde la Universitat de Lleida, «la radiografía ha puesto en evidencia la presencia de una pintura subyacente en la que se intuye la representación de un personaje». Probablemente el pintor reutilizó una tabla donde previamente había pintado una figura humana. «Prueba de ello lo es también la incisión que se observa en el ángulo superior izquierdo del cuadro, correspondiente seguramente a esta primera composición, la cual -hoy ilegible-, ha sido cubierta por la segunda capa pictórica».