Tina Modotti, entre el arte y la lucha

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Como muchas otras mujeres que formaron parte de la vanguardia de su tiempo y nos dejaron de testimonio su propio trabajo, Tina Modotti se consagra setenta y tres años después de su muerte casi como una leyenda por su fotografía aprehensora de la realidad. El próximo 6 de enero se cumple dicho aniversario, y por ello homenajeamos su obra y biografía, que bien podría protagonizar una novela

Nació en 1896, en los lindes entre el agotamiento de una época y el arranque de otra, de la que tan sólo conocería el comienzo del cambio. Desde su infancia en la vieja Italia, bebió de las protestas y primeras revueltas de la clase obrera a la que pertenecía su familia. Su padre queriendo cambiar su calidad vida decidió empujar a su familia a la emigración a América, donde terminará de crecer Tina con sus hermanos.Desde el barrio italiano de San Francisco, en el que se instalaron los Modotti, Tina empezará a frecuentar los círculos bohemios del teatro que la llevarán hasta los Ángeles, donde conoció y se casó con su primer marido, el poeta y pintor canadiense, Roubaix L’Abrie.

Si hay un privilegio del que gozó la artista fue, en cierto modo, de su independencia y libertad para aprender y codearse con el círculo intelectual de los Ángeles, asiduos invitados en la casa del matrimonio.Fue en unas de esas reuniones cuando conoció al que más adelante sería su maestro y amante, Edward Weston, famoso fotógrafo norteamericano.

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Retrato de Tina Modotti, por Edward Weston en 1924.

Tras fallecer L’Abrie en México, donde esperaba instalase Tina, le propone a Weston que la acompañe en la aventura de conocer este país. Aterrizan en 1922  y ya no se marchan. En México por entonces, las huellas de la revolución (1910-1920) aún estaban latentes y sirvieron de hervidero creativo para el movimiento cultural que se estaban desarrollando y planteando en torno al muralismo. La idea de la modernidad, en cuanto a la  lucha por el progreso y mejora del pueblo, junto a la raíz nativa y a la idiosincrasia mexicana, se implanta en las temáticas plásticas.

Pronto, en este gobierno de Álvaro Obregon (1920-1924) respaldado en el plano cultural por el ministro José Vasconcelos, se verá involucrada Tina Modotti, sobre todo en las causas sociales de la que tomarán los artistas parte activa tanto con sus trabajos como en las protestas. En el caso de Modotti  fue su defensa por el voto femenino o la visibilidad de la mujer en el terreno artístico, la que la hizo partícipe de varias campañas como la sufragista de 1929.

 

Por otra parte, estos años en México le servirán a la joven creadora de aprendizaje en las técnicas de la fotografía que le enseñaba su compañero Edward Weston, para el que además posó en repentinas ocasiones y de las que nos ha quedado constancia en un amplio archivo documental. La influencia de su pareja  se hace evidente al apreciar las fotografías de Tina del primer quinquenio de la década de los 20, sobre todo en el hecho de capturar las texturas de los objetos,  jugar con las forma geométricas de estos para componer, o en el  interés por la luz; en casi todas las imágenes de entonces busca moldear los contornos con luz y sombra. Ejemplo de ello son las estructuras con flores o los postes callejeros.

Sin embargo, es tras la marcha de Weston de México en 1926, que su  fotografía  se inclina por hablar de la realidad, y aprehender a  la sociedad mexicana y sus modos de vida. Una percepción, que  sintió como necesidad para poder comentar a través de sus obras el México moderno. Esta proyección será estudiada por el periódico El Machete, órgano de difusión del partido comunista mexicano, para el que empezará a trabajar, poco después de convertirse en  militante.

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«Sombrero mejicano con hoz y martillo», (1927), de Tina Modotti.

Es en estos últimos años veinte, cuando la carrera de Tina como fotógrafa se encuentra en auge.Su compromiso político y su relación con Julio Mella, fundador del Partido Comunista cubano, le llevó a publicar en numerosas revistas alemanas como Union Bild y Alz. También se ganó la confianza de las instituciones mexicanas que la invitaron a protagonizar su primera exposición individual, en la Biblioteca Nacional de México. La muestra clausuró con Siqueiros calificando a Modotti de primera fotógrafa revolucionaria.

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No obstante los años 30  traerán turbulencias al comunismo mexicano a causa de las diferencias con el gobierno, y los constantes ataques de éste a sus miembros; lo que obligó a muchos militantes y sobre todo  a extranjeros, a embarcarse rumbo a Europa para buscar asilo. Entre ellos, se encontraba Modotti, que aterrizó en abril de 1930 en Berlín, en la que apenas estará unos meses antes de marchar a la URSS. Es en los próximos años cuando bajo la mirada soviética transitará por Europa comprometida con su actividad política y social. Entre sus destinos estuvo España, en plena Guerra Civil, donde trabajó en un  hospital como miembro de la brigada internacional.Es aquí, cuando desempeñará de las últimas actividades en relación con la fotografía, ya hasta su muerte; se encargó de ilustrar el poemario de  Miguel Hernández, Viento del pueblo, editado en 1937  por la prensa del Quinto Regimiento.

En 1939 vuelve a México junto con el que había sido su pareja durante esos diez años, Vittorio Vidali, agente de la GPU y hombre de confianza de Stalin.Entre sus testimonio ha quedado constancia del abandono al partido a su vuelta a México, en cierta manera, por lo que éste la había convertido, anulando ese potencial creativo al que  sentía tan lejos y frío, y que no volvió a recuperar.

S. VALVERDE

 

 

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