Uno de los aspectos que desde luego confieren a esta exposición el carácter de única es que el espacio expositivo, en vez de ser en una galería o un museo al uso, son las oficinas de UBS Bank (una sociedad bancaria y financiera suiza) en Madrid. Esta entidad tiene un comité de expertos cuya misión es promover el arte y la cultura en los países donde están radicados. Hay expertos en arte que hacen una búsqueda en el país, en este caso España, y luego ese comité se reúne una vez al año y propone a los artistas que han elegido. La entidad ofrece entonces su sede a los artistas como espacio expositivo y se quedan con una de las obras de cada exposición, y así van ampliando su importante colección de arte, una de las mejores del mundo en manos de una entidad financiera.
El hecho de que el lugar donde se encuentran expuestas las obras sea un edificio de oficinas implica que la muestra solo se puede ver los días laborables y que haya que concertar la cita con antelación. Pero la ventaja es que, una vez concertada, Mónica Ridruejo acompaña al visitante en el recorrido por los pasillos y despachos donde están expuestas sus obras, algo que resulta tan inusual como, sobre todo, enriquecedor. Mónica Ridruejo tiene así la oportunidad de explicar al visitante aspectos del proceso creativo de sus obras: “Esta cercanía con el visitante me permite contarle –afirma la artista– lo que a mí me interesa saber cuando visito una exposición de otro artista, que es tanto saber cómo esta hecha una pieza como conocer el punto de vista del artista sobre su obra”. Y no hay duda que para quien visita la exposición, escuchar las explicaciones de la persona que ha creado las obras es una fantástica ampliación de su percepción, al poder reparar en detalles que normalmente pasarían inadvertidos en una visita convencional.
La exposición consta de pintura al óleo, obra en papel y escultura. Las esculturas son en bronce, y su textura se asemeja a la de una cuerda, algo que, según la artista, “es una excusa porque una cuerda no puede tomar las formas de estas esculturas”. Y añade: “Son cuerdas que no hacen nudos ni lazos sino que hacen formas, formas que cada uno puede interpretar como quiera. Lo más importante de ellas es el equilibrio, todas están en equilibrio, no tienen ningún truco por dentro, ni ninguna estructura ni nada, lo que les aporta mucho aire, por lo que a mí me recuerdan en cierta medida a Giacometti”.
Esta serie de esculturas está en relación con los óleos expuestos, cuyo tema común es el mar, o más bien el mundo marinero, y formaron parte de la exposición que Mónica Ridruejo presentó en el IVAM en 2013. Están construidos a partir de tres elementos fundamentales: el color, la cadena y la cuerda, y sobre estos dos últimos, la artista puntualiza que “no entendiendo las cadenas y la cuerda como algo negativo, sino todo lo contrario, para mí reflejan la durabilidad y la fortaleza”. Son cuadros de gran tamaño, al óleo sobre lino encolado en tabla, que juegan entre lo figurativo y la abstracción, y donde abundan, como decíamos, las cuerdas, las cadenas y los norays que sirven para amarrar los barcos, pero sacados de contexto, porque, como explica Mónica Ridruejo, “me gusta jugar con elementos corrientes y viejos y darles una vida propia”. En unos de sus cuadros, de puro azul intenso, destaca una boya con un amarillo refulgente que irradia una intensa luz que, a su vez, transmite una gran fuerza vital, probablemente una de las sensaciones más evocadoras y hermosas de todo el conjunto, que se completa con una serie de cuadros del mismo tema pero de tamaño más pequeño y no se expusieron en el IVAM.
Otro aliciente de esta exposición es la posibilidad de descubrir una faceta de Mónica Ridruejo nada conocida, la de pintora abstracta, una obra experimental de tinta china sobre papel. “La gente siempre espera que hagas más de lo mismo, donde lo que domina es el color, puro color, que trabajo mediante veladuras para conseguir unos grandes contrastes, per también me gusta innovar y experimentar. Me gustan mucho las veladuras, tanto en óleos, en tintas, acrílico o lápiz, pero me encanta combinar porque me permite jugar con el color y además crear profundidad. En muchas de mis obras hay juegos de veladuras”, explica Mónica Ridruejo. Entre estas obras destacan los scrolls, donde las tintas aportan unos colores increíbles y en los que se aprecian unos juegos de veladuras de una gran complejidad que llenan todo el espacio representado.
El próximo reto de Mónica Ridruejo es combinar esta técnica con el grabado y el collage, pero sutilmente, es decir, “dejando que se vea la textura del papel, porque me gustan mucho los papeles, que también tienen vida propia…”.
Hasta el 13 de marzo
UBS Bank
C/ María de Molina, 4
Para contactar con la artista:
Ángela SANZ COCA
angelasanz@descubrirelarte.es