La Columnata de Bernini, renovada

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Para acoger dignamente en un abrazo simbólico a los numerosos flujos de romeros, llegados y por llegar ante las importantes citas fijadas por la Iglesia Católica, la Columnata que delinea la plaza de San Pedro en el Vaticano, se desprende de su pátina del tiempo para presentarse tal como aparecía cuando fue ultimada, y completamente proyectada entre 1656 y 1667, por Gian Lorenzo Bernini.

La gran explanada ovalada se ensancha lateralmente mediante dos pasajes de hileras de columnas rematadas en una balaustra sobre las que tronean ciento cuarenta figuras -de santos y santas,  vírgenes, mártires, confesores, doctores de la Iglesia y fundadores de órdenes- de diversas épocas y procedencias, encargadas por el escultor barroco, para ejecutarlas según sus diseños, a Lorenzo Morelli. La altura de las estatuas mide 3,20 m, exactamente la mitad de la de los once apóstoles más San Juan Bautista y Cristo al centro, colocados en la fachada de la Basílica.

Dispuestas en cuatro filas, las 284 columnas coronadas por capiteles dóricos -de 16 m cada una, para las que se utilizaron 44 mil metros cúbicos del local travertino-, se yerguen a ambos lados abrigando  la recepción de la Iglesia al peregrino, al visitante. La columnata queda repartida en tres pasajes cubiertos: los dos laterales para los peatones y el central, más elevado, para el tránsito de las carrozas.

Una “máquina heroica”, que el Papa Alejandro VII decidió construir para dar la bienvenida a los cristianos y también (según sus palabras) “a los heréticos para reunirlos en la verdadera iglesia y a los infieles para iluminarlos en la verdadera fe”, ahora podrá proyectar mejor su atracción hacia el interior de la Basílica.

A inicios del siglo XVI, la plaza era rectangular, con un desnivel de diez metros aproximadamente, entre el llamado Borgo nuovo y el pie de la escalinata que conducía a la Basílica. Gracias a la intervención de Bernini este desnivel se redujo a menos de medio metro hasta volverse casi imperceptible.

Marca el epicentro, un alto obelisco egipcio, de la época de Nencoreo (1991-1786 a.C.), que en Alejandría decoraba el Fórum Iulii, transportado a Roma por el emperador Calígola en 41 d.C.,  mientras su colocación actual fue decidida en 1586 por voluntad de Sixto V.

Autorretrato de Bernini.

La restauración y consolidación estructural, con un coste de 14 millones de euros, han requerido seis años de intervenciones a través de una mano de obra ejercida por 60 restauradores y 30 operarios, que han pensado también en protegerla de las aves, con idóneas instalaciones.

Recuperado su candor original, este bosque de travertino se reviste de tonalidades según los reflejos celestiales que recibe en las diferentes horas del día y cumple con el efecto anhelado por su autor: suscitar una impresión escénica con extraordinaria implicación emotiva, ofreciendo una perspectiva que amplía la dimensión real de la explanada y que al tiempo envuelve y arropa al visitante que se asome a la plaza.

Carmen del VANDO BLANCO

One Reply to “La Columnata de Bernini, renovada”

  1. yfukfy dice:

    hjgf47456898101101101101

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