La galería madrileña Machado-Muñoz expone ahora y hasta el 12 de septiembre dos proyectos de Álvaro Catalán de Ocón: Rayuela y Tótem, en los que el diseñador hace también de escultor y plantea dicotomías entre escultura/mueble y escultura/lámpara
Gonzalo Machado y Mafalda Muñoz, fotógrafo y arquitecta de interiores, dirigen la galería que lleva sus nombres (sus apellidos), especializada en diseño y mobiliario contemporáneo y centrada en piezas únicas y ediciones limitadas (inaugurada a principios de año, de ella nos ocupamos en nuestra sección de diseño de Descubrir el Arte 193, revista a la venta en quiosco.arte.orbyt.es y https://www.descubrirelarte.es/tienda). Ahora, en su tercera exposición, presentan dos proyectos que el diseñador madrileño Álvaro Catalán de Ocón ha pensado para ellos. Los galeristas le pidieron una colección para ser editada en series limitadas y en la que investigara la posible conexión de su trabajo con el arte. El resultado es una revisión de una pieza que ya tenía el diseñador en su catálogo particular, el taburete Rayuela, y un grupo de esculturas luminosas a las que ha bautizado como Tótem.
Los dos trabajos han supuesto, como indica la periodista especializada en diseño y comisaria del espacio de diseño de CentroCentro Cibeles Ana Domínguez Siemens en el texto de presentación de la exposición, «la primera vez que [Álvaro Catalán de Ocón] levanta la veda, que se quita el corsé impuesto por su estricta formación de diseñador industrial preparado para dar soluciones a problemas específicos». Esa incursión en el arte incorpora «lo ilusorio como un ingrediente fundamental en todo este proceso que es tan físico como mental».
Para la nueva Rayuela, versión de su taburete en madera inspirado en la retícula geométrica de los suelos clásicos, el diseñador escoge el mármol, vuelve a jugar con la geometría y vuelve a implicar la relación con una escultura. En el caso de la pieza en madera, la escultura es consecuencia de los taburetes: con los desechos que quedan de su fabricación esculpe una pieza en la que llenos y vacíos se complementan. Para la pieza en mármol, comienza con la escultura y son sus recortes los que dan pie a fabricar los taburetes. Como indica Ana Domínguez Siemens, aquí la puesta en escena es casi tan importante como la pieza misma, por eso los taburetes se disponen sobre un suelo geométrico en una especie de bucle espacial que parece hablar el lenguaje de Escher.
Tótem es un grupo de esculturas luminosas, realizadas en metacrilato transparente. Son geometrías perfectas (pirámides, esferas y cubos) de luces y sombras, llenos y vacíos, apoyadas en un plinto que forma parte de la escultura y que en el detalle de mostrar el cable con el interruptor quiere reflejar la nostalgia por la bombilla incandescente, ya en vías de extinción.
- Tótem, por Álvaro Catalán de Ocón © Gonzalo Machado.
- Tótem, por Álvaro Catalán de Ocón © Gonzalo Machado.
- Tótem, por Álvaro Catalán de Ocón © Gonzalo Machado.
Además de esta exposición monográfica, pequeña pero intensa y en la que se respeta la filosofía de la galería de mostrar pocas piezas pero potentes, Álvaro Catalán de Ocón forma parte también de la colectiva que comisaría Ana Domínguez Siemens en CentroCentro Cibeles, dedicada al triple papel que en la actualidad desempeñan algunos diseñadores y que suman a su rol de creadores, los de productores y emprendedores y que lleva el acertado título 3 en Uno (de ella nos hemos ocupado aquí). Por cierto, la que ocupa la sala de Machado-Muñoz se llama Doble juego y, como hemos visto, en solo dos colecciones plantea dicotomías entre arte-diseño; lleno-vacío, luz-sombra…. «Nada es lo que parece en estas dos colecciones, ni formal ni conceptualmente. El diseñador sigue ahí, tergiversando los términos, fiel a sus principios», de nuevo, en palabras de Domínguez Siemens.
La galería Machado-Muñoz está en la calle José Marañón, 4.