Gego, complejas líneas que tejen la vida

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La galería Dominique Lévy recuerda la figura de la artista germano-venezolana Gego (Gertrud Goldschmidt) con dos exposiciones, una en Nueva York y otra en Londres, para las que toma prestado el título de uno de su libros: Autobiografía de una línea, muy expresivo de sus intereses y sensibilidades

Chorro N° 9, por Gego, 1971, aluminio, acero inoxidable, hierro y remaches, 420 x 29 cm.

Chorro N° 9, por Gego, 1971, aluminio, acero inoxidable, hierro y remaches, 420 x 29 cm.

Las intrincadas esculturas de Gego (Gertrud Goldschmidt, 1912-1994) son capaces de organizar y dar movimiento al espacio a la vez que definen y enmarcan el vacío. Desde la galería Dominique Lévy quieren celebrar, con sus dos exposiciones a un lado y a otro del Atlántico, la radical abstracción de sus obras y su profunda narrativa «con formas al tiempo elegantes y monstruosas». Sus estructuras desprenden un alto contenido poéticointerpelan al espectador que se ve llamado a interactuar con unas formas geométricas capaces de evocar lo orgánico.

Entre las piezas expuestas se encuentra Chorros, que no se había visto en Nueva York desde que se presentara en 1971 en la exposición de la galería Betty Parsons (sí estuvo en la exposición que el Macba dedicó a esta artista en 2006). Con un sistema articulado, las líneas caen en un aparente caos.

La relación con el espacio es básica, lo que recuerda su formación y primeros pasos profesionales como arquitecta, hasta que en 1953 decidió consagrarse por completo al arte. Entonces ya vivía en Venezuela; se fue de su Alemania natal huyendo del nazismo en 1939. En los años 60 se relacionó con el arte cinético y con el concretismo latinoamericano, pero realmente su obra no encaja bajo el epígrafe de ningún movimiento. Fue autónoma y dio un sentido muy personal a la abstracción. Ella rechazó expresamente cualquier clasificación, incluso la que le definía como escultora; «Escultura: formas de tres dimensiones de material sólido. NUNCA lo he hecho». Investigó mucho sobre la línea, esculpida en variados materiales o dibujada, en un trabajo que consideraba meditativo y en el que daba tanta importancia al trazo como al espacio vacío que deja y acota.

Sin título, por Gego, 1970, tinta sobre papel, 63,5 x 50,8 cm.

Sin título, por Gego, 1970, tinta sobre papel, 63,5 x 50,8 cm.

Dibujos sin papel 86/15, por Gego, 1986, acero y alambre, 91 x 94 cm.

Dibujos sin papel 86/15, por Gego, 1986, acero y alambre, 91 x 94 cm.

Mucho más tranquila que Chorros es Dibujos sin papel (también en Dominique Lévy): una serie de piezas ensambladas en hierro, acero inoxidable, esmalte y canutillos metálicos, de gran sutileza, casi silenciosas, en la que la sombra que proyectan forma parte de la obra. Se exponen también Tejeduras, un conjunto de pequeños trabajos elaborados en dos dimensiones por medio de la trama y de la urdimbre, según el material utilizado, papel o hilo, y en los que, ya en el final de su extensa carrera, recupera lo que aprendió de adolescente en Alemania del arte de tejer. De sus dibujos y acuarelas también hay ejemplos en la exposición.

La muestra estadounidense clausura en unos días (el 24 de octubre) y la de Londres abrirá sus puertas la próxima primavera. Ambas van acompañadas de catálogos profusamente ilustrados que examinan la obra de Gego en el contexto global contemporáneo con textos de la comisaria Chus Martínez, de la historiadora del arte Kaira Cabañas, documentación inédita y un poema de la escritora, artista visual y compositora Anne Tardos dedicado a la artista, Gego se titula. El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía tiene en su colección cuatro de las obras de esta artista.

RETRATO: Gego en su estudio, 1984. Foto: Isidro, Núñez © Fundación Gego Cortesía Dominique Lévy Gallery, New York / London

 

 

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