Miquel Barceló en su papel gráfico

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Miquel Barceló, Premio Nacional de Arte Gráfico 2014, acaba de inaugurar la exposición que, con motivo de este reconocimiento, se celebra en la Calcografía Nacional (Madrid) hasta el 20 de enero. El artista ha reunido un conjunto de obras gráficas representativas de toda su trayectoria, desde los primeros carteles realizados en offset a la última serie, dedicada a los toros y realizada para un libro de Bergamín

El autorretrato de un Miquel Barceló ataviado con nariz de Pinocho recibe al visitante en la antesala de la exposición que, con motivo del Premio Nacional de Arte Gráfico 2014, le dedica la Calcografía Nacional. Una vez dentro, la selección que el propio artista ha realizado de su obra gráfica permite descubrir la evolución desde sus primeros pasos, representados en carteles de fuerza colorista y gran expresividad, y la propuesta más sobria pero de gran intensidad formal de sus últimos grabados.

Vista de la exposición con el cartel realizado por Miquel Barceló para la muestra de Galería Axe Art Actuel - Toulouse en 1983.

Vista de la exposición con el cartel realizado por Miquel Barceló para la muestra de Galería Axe Art Actuel – Toulouse en 1983.

Sus primeros trabajos son litografías realizadas en offset en las antiguas planchas donde se hacían los periódicos; aquello, según recordó en la presentación de la exposición, le ayudó a entender cómo se fabricaba la imagen, al desmontarla capa a capa. Esa primera etapa está marcada por el reciclaje. «El hecho es que había muy poco dinero, como sucede regularmente, y reciclaba los carteles de las exposiciones. Con el mismo cartel creo que llegué a hacer cuatro, con una inversión mínima. Con lo que valía hacer una postal conseguía realizar cuatro. Me gusta la idea del reciclaje, que las cosas se vayan transformando, y que la imagen del pintor en la ciudad acabe siendo el submarinista o un grupo de rock and roll». Ahora, cuando ha estado revisando su producción para organizar esta exposición, ha tenido la sensación de que aquellas obras, que por ese afán/necesidad reciclador tuvieron tantas vidas, están todavía en cierto modo inacabadas. Algunas de ellas se presentan ante el público por primera vez.

Vista de la exposición con la Suite Tres Caprichos de Miquel Barceló, 1988, aguatinta al azúcar y punta seca.

Vista de la exposición con la Suite Tres Caprichos de Miquel Barceló, 1988, aguatinta al azúcar y punta seca.

Pintor, escultor, ceramista…, Barceló cuenta que para él las técnicas calcográficas son una rama más de la pintura. En la presentación compartió anécdotas como que había recuperado los grabadores de artistas que le han precedido y, con emoción, que utilizó punzones y herramientas que antes que por él habían pasado por las manos de Joan Miró y con las que había realizado algunas de las puntas secas que expone en Madrid. El artista se detuvo especialmente en la última serie, realizada este mismo año, para una edición publicada en Francia del libro de José Bergamín «La música callada del toreo», editado en el país vecino con el título «Soledad Sonora». Taurino, esta no es la primera vez que toma los toros como tema de su obra, pero asegura que no lo hace como una apología de la fiesta. «Me gusta el tema independientemente de lo que cuenta». Recordando que un cartel suyo para la feria de Sevilla terminó siendo utilizado por los antitaurinos, bromea diciendo que probablemente si intentara defender los toros terminaría condenándolos. Aparte del tema y la emoción que le produce haber trabajado para un libro de Bergamín, de sus últimos trabajos destaca la intensidad. Su intención es usar con la máxima intensidad posible el aguafuerte, el aguatinta, la punta seca. 

La soledad sonora, Miquel Barceló, Vegap 2015.

La soledad sonora, Miquel Barceló, Vegap 2015.

La exposición finaliza con esta colección taurina, pero antes el visitante se encontrará, casi en el centro del recorrido una obra muy especial guardada en una vitrina: un libro pornográfico para ciegos que el artista realizó con el escritor y fotógrafo ciego Evgen Bavcar. Se trata de una joya bibliográfica de 1993 en el que la imagen adquiere en algunas páginas un carácter escultórico y los gofrados se enfrentan/complementan al texto en braille. Es una obra realmente especial que, a partir de ahora, forma parte de la colección de la Calcografía Nacional ya que el artista ha decidido donar uno de los ejemplares. En agradecimiento a este gesto, Miquel ha recibido tres grabados de Goya en vez de los dos previstos como galardón para el Premio Nacional de Arte Gráfico. El artista ha escogido: Palenque de los moros hecho con burros para defenderse del toro embolado, 1814-1816. Tauromaquia 17 (aguafuerte, aguatinta, punta seca y buril. Matriz de cobre de  248 x 356 mm), Tú que no puedes, 1797-1799. Caprichos 42 (aguafuerte y aguatinta bruñida. Matriz de cobre de 218 x 152 mm) y Buen viaje, 1797-1799. Caprichos 64 (aguafuerte, aguatinta bruñida y escoplo. Matriz de cobre de 219 x 152 mm).

Miquel Barceló en la presentación de la exposición junto a La plaine des termites.

Miquel Barceló en la presentación de la exposición junto a La plaine des termites.

El jurado que decidió otorgar a Barceló este premio (entre sus miembros se encuentra Jaume Plensa, anterior Premio Nacional) destacó la investigación que el artista realiza en torno al arte gráfico. En la exposición hay una obra especialmente expresiva de ese afán por descubrir e innovar. Se trata de La plaine des termites, de 2010-11 (es la que obra con la que se abre este texto). La cartela señala que las técnicas que utiliza son aguafuerte, aguatinta al azúcar y rodillo, y el título sitúa al grabado entre la serie en la que Barceló contó con unas colaboradoras singulares: las termitas. El artista se encontraba en  Mali y un día descubrió que parte de sus papeles y cartones amontonados estaban agujereados; las zonas con pintura quedaban a salvo de la voracidad de las termitas.

Obra de inspiración taurina de Miquel Barceló.

Obra de inspiración taurina de Miquel Barceló.

Hizo suya esta circunstancia, aprovechó la plasticidad de los agujeros, investigó sobre productos químicos «inmunes» a las termitas y decidió qué zonas proteger y en cuáles dejar que actuaran. Abstrayéndose de esta circunstancia singular sin duda, la obra que se expone en la Calcografía llama la atención también por su delicadeza y la belleza de los detalles, entre los que se encuentra un autorretrato de Miquel Barceló sentado, difícil de identificar si no fuera porque el artista nos lo contó en la presentación.

De enhorabuena por esta exposición y por el reconocimiento y estímulo que para él ha supuesto el premio, Barceló anticipó que el 21 de marzo inaugura en París otras dos muestras, en la Biblioteca Nacional y en el Museo Picasso, donde mostrará algunas obras inéditas.

El año que viene será José María Sicilia quien ocupe las salas de la Calcografía ya que acaba de ser nombrado Premio Nacional de Arte Gráfico 2015. En el jurado además de por Miquel Barceló, ha estado formado por Antonio Bonet, Chema de Francisco, Francisco Calvo Serraller y Juan Bordes Caballero. 

 

 

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