Alvar Aalto, escala humana

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La obra de Alvar Aalto fue clave para completar y reorientar el proceso fundacional de la arquitectura moderna. La exposición Alvar Aalto. Arquitectura orgánica, arte y diseño refleja la empatía de sus construcciones con el entorno y con quienes las habitan y acoge al visitante con la misma calidez que caracteriza a sus proyectos. Abierta hasta el 10 de enero en CaixaForum Madrid, antes pudo verse en Barcelona y en Weil am Rhein (Alemania), en la sede del Museo Vitra

Alvar Aalto (Jyväskyla, 1898-Helsinki, 1976) construyó siempre pensando en quienes iban a habitar o utilizar el espacio. En sus necesidades y en su escala. Concebía sus construcciones como parte del paisaje y se apropiaba de las cualidades de este para mejorar su obra. Las formas orgánicas, a las que se refiere el subtítulo de la exposición, responden a ese deseo de convivencia serena y enriquecedora con el entorno. «La naturaleza, no la máquina, es el modelo más importante para la arquitectura», dijo en una ocasión. El recorrido por la muestra Alvar Aalto. Arquitectura orgánica, arte y diseño, promovida por el Vitra Design Museum en colaboración con el Museo Alvar Aalto de Jyväskyla, que puede verse hasta el 10 de enero en el CaixaForum de Madrid, permite conocer a través de materiales muy diversos (audiovisuales, planos, maquetas, fotografías -entre ellas las maravillosas imágenes de Armin Linke-, mobiliario, estudios de materiales…) los intereses del gran maestro finlandés.

Aalto en su barco Nemo Propheta, 1960s © Schildt Foundation. Foto: Göran Schildt.

Aalto en su barco Nemo Propheta, 1960s © Schildt
Foundation. Foto: Göran Schildt.

Sanatorio antituberculoso de Paimio, 1932-33 © Alvar Aalto Museum,

Sanatorio antituberculoso de Paimio, 1932-33 © Alvar Aalto Museum,

La incorporación de la luz del sol a sus proyectos constituye uno de los ejemplos más claros de su forma de proyectar en relación con el entorno. En el sanatorio de Paimio las habitaciones de los enfermos de tuberculosis se abren al paisaje buscando la luz natural que entonces, en los años 20 del siglo pasado, era, junto a la higiene y el descanso, la prescripción fundamental para este mal. CaixaForum acoge una recreación de una de las habitaciones, en la que los colores y las formas redondeadas del mobiliario -diseñado por Aalto- hablan de un interiorismo poco invasivo; la elección de las luminarias y su disposición responden a la necesidad de evitar luces directas; dirigiéndolas hacia arriba, el arquitecto hizo del techo -pintado del color del cielo- parte del proyecto de iluminación. Para favorecer el descanso, el programa diferenciaba la zona de habitaciones de la de servicios generales y cuidaba detalles como el diseño del lavabo que amortiguaba el ruido en su uso. Entre las piezas que diseñó para este proyecto, merece la pena destacar la silla Paimio (Nº 41), en la que decidió la inclinación del respaldo para facilitar la respiración del paciente. Realizada en madera curvada, es un diseño de 1932 que hoy sigue en el catálogo de Artek, la empresa que fundaran en 1935 Alvar Aalto y su esposa Aino con otros dos socios, Maire Gullichsen y Nils Gustav Hahl. Esta pieza es una de las que se exponen en el apartado de la muestra dedicada al diseño industrial, en el que no podía falta el jarrón Savoy, de vidrio soplado y formas sinuosas y amorfas, o sus luminarias y el tan versionado Stool 60.  

Precisamente Maire y Harry Gullichsen encargaron a Aalto la que se convertiría en una de las casas más famosas de la historia de la arquitectura: villa Mairea en Noormarkku (Finlandia), un bosque habitable donde los materiales despiertan los sentidos, la tradición se vuelve modernidad, y las proporciones recuerdan la escala de los espacios japoneses. De gran riqueza espacial, las fugas desde el interior hacia el paisaje son continuas y la convivencia de la construcción con el entorno es tan fácil que parece que siempre hubiera estado allí, como un elementos más. Es un proyecto de 1938-39. 

Villa Mairea, proyecto de Alvar Aa 39. Foto: © Heikki Havas/VG Bild-Kunst, Bonn, 2014.

Villa Mairea, proyecto de Alvar Aa 39. Foto: © Heikki Havas/VG Bild-Kunst,
Bonn, 2014.

Como tantos otros proyectos de Aalto, la villa Mairea (1938-39) se puede visitar, así como su casa-museo en Helsinki, o la biblioteca de Viipuri, ciudad que tras la Segunda Guerra Mundial pasó a ser rusa y a denominarse Vyborg. Este proyecto fue le primer gran encargo que recibió el estudio del arquitecto. Trabajó en él de 1927 a 1935 y en él suaviza el lenguaje funcionalista con formas orgánicas y materiales autóctonos, y vuelve a dar una lección magistral de cómo aprovechar la luz natural con la construcción de múltiples claraboyas que crean la impresión de que el espacio está iluminado por muchos soles que regalan luz indirecta sin reflejos. Abandonada tras la guerra y objeto de algunas reformas poco acertadas, la biblioteca finalmente y tras 21 años de trabajo se ha recuperado gracias a los trabajos que se pusieron en marcha tras la constitución en 1992 del Comité de Finlandia para la Restauración de la Biblioteca Viipuri. 

Biblioteca Viipuri (Vyborg), proyecto de Alvar Aalto, 1927– 1935. Foto: © Armin Linke, VG Bild-Kunst, Bonn 2014.

Biblioteca Viipuri (Vyborg), proyecto de Alvar Aalto, 1927–
1935. Foto: © Armin Linke, VG Bild-Kunst, Bonn 2014.

Pabellón de Finlandia en la Bienal de Venecia, proyecto de Alvar Aalto, 1955. Foto: © Armin Linke, 2014. VG Bild-Kunst, Bonn, 2014*

Pabellón de Finlandia en la Bienal de Venecia, proyecto de Alvar Aalto, 1955. Foto: © Armin Linke, 2014.
VG Bild-Kunst, Bonn, 2014*

La exposición presenta a Aalto en relación con otros artistas que ejercieron influencia sobre él como László Moholy-Nagy, Hans Arp o Fernand Léger, muestra su fascinación por Italia y recuerda el paso de Aalto por España y la huella que dejó. Queremos recuperar aquí unas declaraciones del arquitecto Antonio Fernández Alba, recogidas en la monografía que sobre Alvar Aalto editó Descubrir el Arte en colaboración con Taschen, sobre el magisterio que la obra del finlandés ejerció sobre sus trabajos: «…por la síntesis de racionalidad y expresividad que sus espacios ofrecían; la lógica constructiva, su elocuencia plástica y la síntesis entre tradición y modernidad que de su obra surgía. Era una arquitectura asequible […], camino atractivo para intentar superar el racionalismo, ya casi estereotipado que construía Europa». De Aalto nos interesa esa forma de avanzar en la modernidad sin rechazar la tradición, creciendo desde sus raíces y dignificando la labor arquitectónica para que mejore la vida de todos, la suya era una arquitectura también social, capaz de convertir las casas en hogares. Para quien quiera saber más sobre él, recomendamos la lectura del interesante artículo «La modernidad empática de Alvar Aalto», que el historiador del arte José María Faerna escribió para Descubrir el Arte 196 (de venta en la tienda de nuestra web y en quiosco.arte.orbyt.es).

 

 

 

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