Ubicada en el antiguo Instituto de Investigación Tuberculosa Ravetllat-Pla de la Ciudad Condal, su colección se ha convertido en un vestigio incalculable del mobiliario español de los siglos XVI al XVIII
Gracias a la pasión y dedicación de Nuria Pla Monseny (1916-2011) ha llegado hasta nuestros días uno de los conjuntos de mobiliario antiguo más singulares de España. La diversidad, calidad de sus piezas y la rareza en su tipología reflejan el amor de su propietaria por la historia y la artesanía peninsular. Pero la casa guarda más que muebles.
Una finca rural considerada bien cultural de interés local
El barrio del Guinardó en Barcelona ha experimentado a lo largo del tiempo un fascinante desarrollo. Hacia la década de 1920, el doctor Ramón Pla Armengol (Lleida 1880 – Barcelona 1956), padre de Nuria Pla, tras años de investigación y del desarrollo de una teoría junto al veterinario Joaquim Ravetllat (1871-1923), hizo construir la que sería su residencia familiar e Instituto para la Investigación Tuberculosa Ravetllat-Pla.

Inspirada en la masía tradicional catalana, pero también en el movimiento Novecentista, la casa ideada por el arquitecto Adolf Florensa (1889-1968) cuenta con dos fachadas de estilos arquitectónicos completamente diferentes debido al doble uso que experimentó hasta finales de los años ochenta: como residencia familiar y también como laboratorio farmacéutico. Un espacio en el que se fabricaron sérums reconstituyentes antituberculosos que se exportaron a más de 20 países y que permitieron a Nuria Pla hacerse con un gran patrimonio que, más tarde, invertiría en su verdadera pasión: el coleccionismo de muebles.
Un recorrido por la colección de Nuria Pla
Su pasión fue tan grande que durante más de seis décadas la coleccionista recopiló personalmente más de 800 objetos a partir de viajes y visitas a anticuarios. Su ojo clínico y amplios conocimientos le permitieron configurar una colección que destaca por la autenticidad y el buen estado de conservación de la mayoría de las piezas.
La colección es en la actualidad un conjunto de piezas del Renacimiento y el Barroco español, con un énfasis particular en tipologías tradicionales y muebles de carácter popular y otros más sofisticados. En palabras de Mónica Piera, investigadora, especialista en historia del mueble y directora de l’Associació per a l’Estudi del Moble: “La colección de la Sra. Nuria Pla debe ser la más importante de mueble español del Renacimiento y Barroco. Al menos nosotros no conocemos ninguna que la supere en número y variedad…”.

Aunque se puede encontrar mobiliario de toda la península e incluso de Europa, la mayoría de los muebles provienen de Castilla y Andalucía, regiones que Pla consideraba como las de mayor pureza estilística y creatividad en el diseño. No obstante, el mueble catalán también cuenta con una buena representación a partir de cómodas, escritorios, armarios y tocadores.
El objetivo de la colección siempre fue conseguir una representación completa del arte español, no obstante acabó sumando un conjunto de piezas extrajeras también de extraordinaria calidad.
Las piezas más destacadas
La pasión de Nuria Pla estaba lejos de la ostentación. Buscaba muebles que conservaran su integridad y autenticidad, alejados de restauraciones excesivas o añadidos posteriores.
Entre las piezas más destacadas de esta colección se encuentran los escritorios, las alacenas y las mesas. Estas tipologías, ampliamente representadas en la colección, permiten hoy un análisis evolutivo también según su origen de fabricación.
Los escritorios: la joya de la colección
Uno de los conjuntos más valiosos de la colección Nuria Pla es el de los escritorios de columnillas. Nuria Pla logró reunir gran variedad de piezas de esta tipología, que destacan por su variedad y riqueza decorativa.


La mayoría de estas piezas son de origen castellano, aunque hay muestras de otros lugares y tipologías como un escritorio granadino del siglo XVI trabajado en taracea.
Las alacenas como testigos de la tradición popular
Otra tipología que destaca en la colección es la de las alacenas y armarios. Estos muebles, utilizados para almacenar alimentos, reflejan las tradiciones artesanales regionales.
Pla veía en estos muebles un testimonio del conocimiento transmitido entre generaciones, donde los carpinteros locales exploraban sus propios estilos. Esta idea de arraigo cultural fue una de las razones por las que Pla decidió dar un papel destacado a las alacenas en su colección.
Mesas y asientos, un equilibrio entre funcionalidad y diseño
Las mesas recopiladas, construidas su mayoría en nogal y hierro, combinan la robustez y elegancia tan características del estilo español. En cuanto a los asientos, la selección incluye sillas, sillones y bancos de diversas regiones, destacando un banco del siglo XVIII procedente de la Capilla Real de Granada.
Para esta tipología, Nuria Pla evitó los modelos tapizados franceses, a priori referentes del asiento histórico en cualquier colección, y prefirió aquellos asientos que representaran la tradición y cotidianidad española.
Un retrato fiel del mobiliario español con pinceladas del internacional
Uno de los aspectos más notables de la colección es su extraordinaria originalidad y estado de conservación. Gracias a su meticuloso criterio de selección, la colección conserva su autenticidad y ofrece hoy un retrato fiel del mobiliario histórico español del periodo barroco.
Además de muebles españoles, la recopilación incluye piezas extranjeras de gran valor, como un escritorio napolitano de 1609 atribuido al círculo del virrey Juan Alfonso Pimentel. También las marqueterías holandesas, algunas tallas alpinas o el mobiliario de Flandes, enriquecen la diversidad estilística de la colección.

Este diálogo entre lo local y lo internacional permite al visitante comparar técnicas, materiales y sensibilidades artísticas de distintos orígenes.
Un legado para el futuro
La Casa Museo Nuria Pla invita a descubrir otra forma de acercarse al arte y la cultura. Lo hace a través de algo tan cotidiano y representativo como el mobiliario; porque a través de los materiales, las técnicas y sus decoraciones, podemos encontrar un reflejo, no solo de los gustos, también de los valores o los ideales de las sociedades del pasado.