La Natividad más antigua del mundo

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En Navidad adquiere especial relevancia la Basílica de Santa María la Mayor en Roma, el templo que custodia el pesebre más antiguo del planeta. La idea fue del papa Niccoló IV, quien en 1288 encargó al escultor, arquitecto y urbanista Arnolfo di Cambio una representación escultórica a tamaño natural del portal de Belén

Arnolfo di Cambio (Colle di Val d’Elsa, 1240-Florencia, 1310/12) realizó la primera figuración plástica, esculpiendo en 1291 las estatuas que personificaban a los protagonistas de la Natividad y a los Reyes Magos: las esculturas del primer pesebre de la historia, inicialmente colocadas en el monumento a Bonifacio VIII en la Cripta de la Capilla Sixtina de Santa María la Mayor.

Están representados los tres Reyes Magos que adoran al Niño Jesús junto con san José. Mientras la estatua de María, que lleva en brazos al Niño, se había pensado que era una estatua del siglo XVI, pero tras una reciente restauración, se cree que la obra sea la estatua original parcialmente retocada en el Quinientos. Cabe indicar que Arnolfo ultimó en sus mínimos detalles solamente las partes visibles al espectador mientras el lado más escondido aparece escasamente esbozado.

A los pies del altar la escalera doble de la Confesión conduce a la Cripta del Pesebre, con suelo cosmatesco. Ahí, entre 1290 y 1292, Arnolfo di Cambio reconstruyó un pesebre con forma de capilla, destinado a resaltar las reliquias de Belén veneradas en iglesia romana. Por este motivo, la basílica fue denominada entonces de Santa María ad Praesepem.

Los numerosos peregrinos que volvían a Roma de Tierra Santa aportaron valiosos fragmentos de madera de la Sagrada Cuna, actualmente guardados en la teca dorada de la Confesión, que refuerzan la devoción en el mundo católico.

El comitente Niccoló IV –el primer papa franciscano– se mostró especialmente devoto por el relicario del heno en el que reposó el Niño, una tradición franciscana después del primer Nacimiento viviente de San Francisco.

NATIVIDAD 2Entre la Basílica Liberiana (por el nombre del Papa Liberio, su fundador) de Santa María la Mayor –la única dedicada a la Virgen entre las cuatro grandes basílicas romanas–, y la Corona de España existen estrechos vínculos: el rey, al igual que sus predecesores, en el trono posee la dignidad de Protocanónigo honorario.

A este propósito, conviene recordar que el emperador Carlos V donó al papa Alejandro VI el primer oro procedente de América con el que se doró el artesonado de este templo mariano, que aún ostenta la primitiva estructura paleocristiana, enriquecida con sucesivas añadiduras románicas, renacentistas y tardobarrocas.

Posteriormente, en tiempos del rey Felipe IV, y en virtud de la bula Hispaniarum Fidelitas, se instauró que cada año España entregara el Óbolo de la Corona a la Basílica y que se celebraran solemnes ritos eucarísticos en la misma con motivo de la festividad de San Fernando y otras señaladas fechas.

Presentazione standard di PowerPointY en el récord de los Belenes, si la Basílica de Santa María la Mayor de Roma se enorgullece de atesorar el más antiguo, la ciudad sureña de Matera, encaminada hacia su capitalidad de la Cultura en 2019, inaugura el 2 de enero el mayor Belén viviente del mundo (una performance con la participación de 300 personas que escenifican desde la Anunciación, la Matanza de los Inocentes hasta la Natividad, entre los sassi (cuevas excavadas en la roca del más idóneo contexto bíblico, ya elegido por Liliana Cavani y Mel Gibson para sendas películas, San Francisco y Pasión), en memoria de aquel otro Nacimiento animado, el primero de la historia, que san Francisco organizó en Greccio, en la Navidad de 1223.

Presentazione standard di PowerPointCarmen del VANDO BLANCO

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