“La escultura antigua española se está volviendo internacional. Está pensada para producir un gran impacto visual en el espectador”

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Christopher Mason, Deputy Director and Specialist in Sotheby’s department of European Works of Art in London, tiene un ojo excepcional a la hora de descubrir y tasar esculturas antiguas, como en el caso de un busto en mármol blanco de Homero del artista Francis Harwood (1757), que salió a la venta en la casa de subastas en Londres en 70.000-100.000 y fue rematado en 242.500 libras. En una ENTREVISTA concedida a DESCUBRIR EL ARTE, el experto británico habla sobre su trabajo, el papel de la escultura antigua en el mercado de las subastas de arte y el auge de la escultura barroca española en el mercado internacional

Laura Pérez-Hernández, Deputy Managing Director en Sotheby’s España, comenta que el éxito que han logrado a la hora de crear un mercado en continuo crecimiento en escultura antigua ha sido gracias a “lo selectivas o especializadas que son nuestras subastas, solo se eligen piezas de una calidad extraordinaria que además tienen que estar en unas condiciones de conservación impecable, gracias a estas condiciones tan exclusivas hemos logrado crear un mercado muy bueno y nos hemos hecho con una gran reputación en el mundo de la escultura. Todos estos factores hacen que los resultados que estamos obteniendo sean de un crecimiento brutal y esto se refleja en los buenos resultados de nuestras subastas”.

PREGUNTA. ¿Qué diferencias importantes hay entre las subastas de escultura y pintura antiguas?

Christopher Mason (de frente) junto a una escultura en Sotheby's.

Christopher Mason (de frente) junto a una escultura en la casa de subasta en Londres. Arriba, «Mater Dolorosa», del círculo de Pedro de Mena, se subastó en Sotheby’s el 2 de julio de 2013, salió con un precio estimado de 20.000-30.000 y se remató en 164.500 libras.

CHRISTOPHER MASON. Tradicionalmente siempre han sido las subastas de pintura las que han captado la atención de la prensa y, por tanto, son más conocidas por el gran público, pero creo que esto está empezando a cambiar porque es un mercado que está creciendo y cada vez salen más “joyas” a subasta. Está captando tanto la atención de la prensa como de los clientes; muchos clientes o coleccionistas que antes solo estaban atentos a las subastas de pintura ahora también empiezan a coleccionar escultura. Hay un ejemplo muy significativo de una noticia que salió publicada en el suplemento del sábado del Times, que como cabecera del resultado de la subasta de la segunda semana de diciembre de Londres escogieron el busto de Homero del artista Francis Harwood (1748-1783), que salía a la venta en 70.000-100.000 y que se remató en 242.500. Hay que tener en cuenta que durante toda esa semana dedicada a subasta de objetos antiguos, tanto pintura, escultura o artes decorativas, se vendieron muchas y grandes obras, pero la pieza “estrella” elegida por el periódico londinense fue una escultura. Esto confirma que está habiendo un cambio.

P. ¿Quién compra actualmente escultura antigua?

C. M. Hay una mezcla entre museos, instituciones públicas o privadas y coleccionistas particulares. Cuando sale una escultura al mercado que viene de manos privadas y que tiene buena calidad despierta el interés de todos estos colectivos. Obviamente, los museos o las instituciones tienden a comprar solo piezas de muchísima calidad, si es de mediana calidad podríamos decir que no es pieza de museo. Mayoritariamente nuestros compradores vienen de Europa y América, pero hay un mercado emergente que es el asiático y el árabe.

Y dentro del sector de los coleccionistas particulares, los que compran escultura antigua son personas que les atrae el espacio y les gusta interactuar con ese espacio y que, curiosamente, son coleccionistas de arte contemporáneo y, en concreto, de escultura contemporánea, porque la escultura antigua encaja muy bien con la contemporánea, interactúan muy bien entre ellas y dialoga muy bien con los espacios y casas modernas. Así que podríamos decir que ese arte tan emergente como pueden ser las instalaciones o esculturas muy contemporáneas ha ayudado a captar la atención por la escultura antigua de ese tipo de coleccionista.

P. ¿Qué tipo de perfil tiene el coleccionista privado?

C. M. Es muy diverso, por un lado, está el que le apasiona la escultura y colecciona piezas de cualquier período, categoría o cultura; los que solo les interesa un período específico, medieval, Renacimiento, o de un país o cultura; los que solo les interesan las piezas de un determinado artista, y, por último, está al que le gusta coleccionar un poco de todo, pintura antigua, pintura contemporánea, escultura, y es ahí quizá donde se ha producido el mayor cambio, porque ven que esa escultura antigua encaja muy bien en el tipo de colección que ellos tienen, donde hay diversidad de objetos y mezclan períodos y culturas.

P. ¿Quiénes son los escultores “estrella” en las subastas?

C. M. Los grandes nombres empiezan a tomar más relevancia a partir del Renacimiento porque hay que tener en cuenta que la escultura medieval la mayoría es anónima, y, por tanto, en este caso lo que de verdad prima es la calidad del objeto. Del Renacimiento y el manierismo, los más conocidos y cotizados son el italiano Michelangelo Giambologna, el holandés Adrian de Vries, Donatello o Cellini; del barroco, Bernini, Massimiliano Soldani Benzi, John Michael Rysbrack y los españoles Alonso Cano y Pedro de Mena; de finales del XVIII, Canova, y del XIX y XX, Jean-Baptiste Carpeaux, Jules Dalou, Mario Benlliure, Pince Paul Troubetzkoy o Adolf Wildt.

P. ¿“Barren” los italianos?

C. M. La atención siempre ha estado puesta en artistas franceses e italianos, pero esto también está cambiado, cada vez más se empieza a tene ren cuenta la escultura inglesa y, sobre todo, la española, como Pedro de Mena, con precios cada vez más altos en las subastas.

Corpus Christi, siglo XVII, escultura española. Salió a subasta el 10 de julio de 2014 en Sotheby's con un precio estimado de 25-000-35.000 y, finalmente, se vendió por 110.500 libras.

Corpus Christi, siglo XVII, escultura española. Salió a subasta el 10 de julio de 2014 en Sotheby’s con un precio estimado de 25-000-35.000 y, finalmente, se vendió por 110.500 libras.

P. ¿Qué escultura ha alcanzado el precio más alto en una subasta de Sotheby’s?

C. M. Un bronce de un fauno bailando, del holandés Adrian de Vries, de finales del XVI. Se vendió en 6.000.000 de libras y fue adquirida por un comprador anónimo, ahora está expuesta en el Museo Paul Getti.

P. Parece que ahora se está vendiendo muy bien y a precios muy altos la escultura barroca o imaginería española, como en julio pasado, donde un Corpus Christi que salía a la venta por 25.000-35.000, se remató en 110.500 libras, y en julio de 2013, una Dolorosa del círculo de Pedro de Mena, valorada en 20.000-30.000 alcanzó un precio de 164.500 libras. ¿A qué cree que se debe ese interés fuera de España y a qué tipo de coleccionista le interesa?

C. M. La escultura española, sobre todo a partir del Barroco, es muy emocional, muy expresiva, muy trágica, son obras donde se palpa la sangre, las caras son de un gran sufrimiento, están pensadas para producir un gran impacto en el espectador, y esto atrae mucho al público y, curiosamente, a la mayoría de personas que atrae no son especialmente cristianas o creyentes, sino más bien les parece algo casi exótico.

Laura Pérez, , Deputy Managing Director en Sotheby’s España.

Laura Pérez, Deputy Managing Director en Sotheby’s España.

LAURA PÉREZ-HERNÁNDEZ. En julio pasado hicimos una exposición en una de las salas de Sotheby’s en Madrid, una venta privada, había escultura y pintura antiguas, se creó una atmósfera muy dramática, cuando entrabas en la sala era como entrar en una iglesia, cada imagen era más fuerte que la anterior. Ese realismo y ese sufrimiento es lo que atrae mucho al coleccionista contemporáneo porque “remueve por dentro”, así que algo que había pasado de moda ahora está muy en boga. Los temas que atraen al coleccionista contemporáneo es el realismo, la pasión, la “sangre”, el sufrimiento.

C. M. En 2909 se hizo en la National Gallery de Londres y Washington la exposición Lo sagrado hecho real. Pintura y esculturas españolas, 1600-1700, esta muestra despertó gran interés en el público inglés y norteamericano.

Este conocimiento y este gusto por este tipo de escultura española empezó a darse hace cinco o diez años; gracias a exposiciones como esta, el público anglosajón se ha interesado, lo aprecia y lo colecciona. Por eso cada vez tenemos mejores resultados para la escultura española en el mercado internacional, como ha quedado patente en las subastas de julio de 2013 y 2014, que tuvieron mucho éxito entre los coleccionistas internacionales. La escultura española se está volviendo internacional. Yo vengo tres o cuatro veces a España a hacer valoraciones de obras de escultura española.

Corpus, siglo XII-XIII, anónima, España. Subastado en julio de 2014, precio de salida 10-15.000, rematado en 2785.000 libras.

Corpus, siglo XII-XIII, anónima, España. Subastado en julio de 2014, precio de salida 10-15.000, rematado en 278.500 libras.

P. ¿Dónde adquieren este tipo de escultura?

L. P-H. Quedan muchas en manos particulares, que normalmente les han llegado por herencia. La Mater Dolorosa del círculo de Mena, que es maravillosa, la fuimos a ver en 2013 a casa de una señora. En este caso, ella sabía el valor de la pieza que tenía, estuvo de acuerdo con la valoración, y se llevó una muy grata sorpresa porque alcanzó las 164.500 libras. Pero hay de todo, hay gente que te llama para que veas un cuadro o una escultura, y cuando llegas, la pieza por la que has ido no te interesa nada y, en cambio, descubres otra que es una joya. Hay otras personas que sí saben lo que tienen pero se han creado unas expectativas que no son reales.

P. ¿Cómo certifican o qué criterios utilizan a la hora de tasar una escultura?

C. M. Hay que tener en cuenta que es más difícil que en pintura porque muchas veces las obras son anónimas. Lo primero es el feeling o instinto que sientes al ver una escultura (nueve de cada diez tu instinto no te engaña, en el fondo ese instinto es producto del conocimiento y la experiencia de los años, el ojo va aprendiendo), luego es importantísimo la calidad y conservación de la pieza y, por último, todo el trabajo que hacemos para expertizar una escultura. Tenemos un departamento muy grande en el que trabajan muchos expertos con gran experiencia, y si es necesario se consulta a expertos externos especializados en un artista o en un período, también se testa el material para certificar a qué época corresponde.

Cada objeto es diferente, tiene su propia historia, su propio pasado. El año pasado vendimos un marfil medieval de una Virgen con Niño preciosa, en el mercado siempre se había pensado que era falsa pero el dueño insistió y nos pidió que la estudiásemos; a un compañero, Erik Bijzet, le dio buen feeling por la manera en que estaba tallada, invirtió muchísimas horas para hacer un estudio muy completo porque tenía a todo el mercado en contra de la pieza, y consiguió documentar la procedencia desde el siglo XV hasta llegar a las manos del propietario en ese momento, el test confirmó que era del medievo, salió en subasta por 800.000-1.200.000 y se vendió por encima de 2.000.000 de libras. Del busto de mármol de Homero que he hablado antes, me enviaron una foto (este es el primer paso que pedimos), y nada más verla pensé que era espectacular y así fue, luego obviamente hay que respaldar esa primera impresión con el trabajo de estudio y documentación.

En otra ocasión me enviaron desde Irlanda una talla de madera, un corpus, que probablemente sea española y me encantó por la emoción que refleja la cara, por el tallaje del ropaje, del manto, pero este tipo de piezas son muy complicadas porque en el siglo XIX se copiaron muchísimas y hay bastantes falsificaciones, así que el mercado siempre está muy dubitativo cuando sale una obra como esta en subasta. Se testó y efectivamente se certificó que era auténtica, salió en 10.000 y se remató en 278.500 libras. Esos son los momentos más emotivos porque además te involucras tanto con la pieza como con el cliente, casi puede decirse que pasa a ser tuya. También hay mucha labor de investigación en archivos para documentar de dónde viene y el recorrido de la pieza. El estado de conservación de la pieza es fundamental también porque cada vez el coleccionista es más selectivo. Para que una escultura dé un buen resultado en la venta, además de la autenticidad y la calidad, es que sea inusual, que venga de manos privadas (porque es fresco en el mercado, no ha pasado por distintas colecciones) y buen estado de conservación.

P. ¿Se pueden vender fuera de España las esculturas barrocas españolas?

L. P-H. Siempre hay que pedir permiso al Ministerio de Cultura para todas las piezas que tengan más de cien años, independientemente de la categoría a la que pertenezca. El ministerio tiene una junta de calificación que se reúne cada mes y decide si es exportable, teniendo en cuenta su importancia dentro del patrimonio histórico español, si deniegan el permiso no puede venderse fuera de España. En el momento que se envía la solicitud al ministerio es una oferta irrevocable de venta al Estado, por eso en el permiso siempre se pone una cifra de venta. Hay otra opción, declararlo de Interés de Bien Cultural, el Estado no lo compra pero no se puede sacar del país, se puede vender a mano privadas siempre que se quede en el país.

P. ¿De todas las piezas que ha expertizado o encontrado cuáles destacaría?

Busto de Homero en mármol blanco, de Francis Harwood, 1757. Salió a subasta en diciembre de 2014 con un precio estimado de 70.000-100.000 y se vendió en 242.500 libras.

Busto de Homero en mármol blanco, de Francis Harwood, 1757. Salió a subasta en diciembre de 2014 con un precio estimado de 70.000-100.000 y se vendió en 242.500 libras.

C. M. Probablemente el busto de Homero del que hemos hablado porque fue un descubrimiento muy grande, no se conocía, es una pieza de museo por la calidad excepcional de la obra, es una de las obras más tempranas de Francis Harwood, un artista británico que trabajaba en Italia en el siglo XVIII, además es un modelo clásico y eso atrae prácticamente a todo el público, la peana de mármol y oro que tiene también es espectacular, por el tallado de la barba. Además, pertenecía a una familia muy agradable y fue una experiencia muy positiva tratar con ellos, el hecho de salir publicado en el Times también es importante. La familia la había tenido en su colección desde los años cincuenta. Yo descubrí la pieza.

Ángela SANZ COCA

 

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