Las nuevas esculturas de Blanca Muñoz y la dualidad entre poesía y realidad de Pelayo Ortega

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La galería Marlborough de Madrid presenta en la sala grande Tornasol de la escultora madrileña y en la sala pequeña, Topografía sentimental, del pintor asturiano. Casi una veintena de esculturas a las que Blanca Muñoz ha añadido colores rotundos como el verde, magenta, cian o esmeralda que unido al acero inoxidable perforado las enriquece al crear un juego con la trama y con las trasparencias. Pelayo Ortega expone veinticinco obras en papel y dos grandes telas realizadas recientemente como muestra de una iconografía muy personal y emocional. Las dos hasta el 30 de abril

Hace justamente un año entrevistamos a Blanca Muñoz en su taller y hablamos con ella de su proceso creativo y de trabajo. Una de las características de la artista es la monocromía de sus grabados, que como nos dijo entonces, había eliminado el color porque de alguna forma la distraía en su trabajo; en cambio, en sus esculturas, propiciado por su inquietud cosmológica y por tratar de transmitir en sus piezas la profundidad del universo, empezó a lacar en azul el acero inoxidable que siempre ha utilizado, lo que las dota de un efecto especular muy sofisticado. Ya entonces nos comentó que «esas chapas azules ahora me han dado mucho más juego, al final ya no son solo azules y se han convertido en color, que es en lo que estoy ahora: esculturas con color», pero que aunque eran muy sugerentes no sabía todavía cómo serían ni a dónde le llevarían.

Pues lo que está claro después de ver sus piezas es que la han llevado por un camino muy interesante y que a la vez le abre otras vías de trabajo e investigación todavía por explorar.

Tritón, 2014, acero inoxidable, 65 x 60 x 42 cm.

Tritón, 2014, acero inoxidable, 65 x 60 x 42 cm.

Descubrir el Arte ha vuelto a hablar con la artista sobre esta exposición el día de la inauguración y cuándo le hemos preguntado a dónde le ha llevado su experimentación con el color, nos dice que «ha sido un camino paulatino porque la primera escultura que hice con color es Tabú, que ya la expuse en Circunavegación en Alcalá 31 hace dos años, y se llama precisamente así porque fue el germen, todas las demás de color han venido detrás. Ha sido esta mañana, cuando ya estaba todo montado, al ver las piezas con cierta distancia, cuando me he dado cuenta de que efectivamente el color es rotundo en las esculturas, lo que ha propiciado que se hayan modificado las formas, de alguna manera el color me ha pedido modificar las formas, no me digas cómo ni por qué, es como si se concentrasen más, hay algo distinto en ellas».

Crátera, 2014, acero inoxidable, 44 x 39 x 39 cm.

Crátera, 2014, acero inoxidable, 44 x 39 x 39 cm.

También destaca que «al estar realizadas en chapas perforadas se da un juego con la trama, con las transparencias y con el efecto moaré, digamos que no hay nada opaco, eso crea por un lado profundidad y por otro volumen y a la vez ligereza; cuando las circundas hay otra visión dependiendo del punto de vista que eso quizá eniquece más estas esculturas que las anteriores».

Escarlata, 2015, aacero inoxidable, 35 x 40 x 44 cm.

Escarlata, 2015, aacero inoxidable, 35 x 40 x 44 cm.

Junto a estas esculturas, hay otras completamente diferentes que están ancladas a la pared, sin volumen, casi lineales, como dibujos, le preguntamos sí son nuevas. «No, lo que pasa es que quizá llaman más la atención las esculturas con volumen. Siempre he trabajado con obra de línea, quizá estas últimas sean más dinámicas, es un juego de la línea en el espacio, son muy de dibujo, dibujo espacial».

En la exposición hay una serie de piezas escultóricas que en cierta forma recuerdan a sus grabados con varillas, «Sí tiene mucho que ver con mi mundo de la gráfica pero son cerámicas esmaltadas lustradas, son nuevas, aunque se parecen un poco a los mármoles que había anclado a la pared con varillas, la diferencia está en que no es lo mismo un mármol que una cerámica que de repente metes el color, la textura, metes la mano porque dibujas, y eso sí que tiene que ver con la obra papel y con la gráfica, son como grabados flotando con el plus de la calidad y de la calidez de la cerámica y del color».

En resumen, una exposición muy recomendable y más recomendable todavía visitarla en horarios diferentes, ya que con la luz del día los colores adquieren unos tonos distintos, increíbles, y, en cambio, con la iluminación artificial (hay que destacar el gran trabajo de iluminación que se ha hecho) se produce un juego de sombras muy interesante en la pared donde las esculturas están ancladas, como si la escultura siguiese prolongándose más allá de la propia pieza.

Tipografía sentimental de Pelayo Ortega

Después del éxito alcanzado en la última feria de ARCO, el artista asturiano expone en la galería madrileña 25 obras en papel de pequeño y mediano formato (tinta china, óleo o grafito) más dos grandes telas hechas recientemente. Un recorrido con obras de hace tiempo y otras inéditas, pero siempre propiciando un diálogo entre abstracción-figuración y entre lo prosaico y lo espiritual.

Todos los cielos, 2014, óleo sobre lienzo, 75 x 87 cm.

Todos los cielos, 2014, óleo sobre lienzo, 75 x 87 cm.

En sus trabajos con la tinta china hay que destacar la transparencia, su pureza de líneas, como en Estratosférica o Planimetría, y en obras figurativas como Estación o Asturias muestra sus referencias cotidianas, sus vivencias diarias y personales y el ámbito social.

Ángel Antonio Rodríguez explicaba en el texto de su última exposición “(…) Más allá de cada realidad, de cada objeto, todos ellos son símbolos emocionales. El invierno es la lluvia, y esta es la música que hace repicar el paraguas; el sombrero es la cabeza, la intelectualidad del hombre, el pensamiento; la silla es su reposo en el taller, el silencio, la reflexión; la escalera es vía de ascensión hacia otros universos, herramienta que asegura la trepada hacia montañas místicas y escalas de colores; la pipa es la aventura del marinero; el reloj y el humo, siempre aleatorios, los señores del tiempo”. Todas estas referencias las seguimos encontrando en su pintura.

El extranjero, 2014, óleo sobre cartón, 100 x 70 cm.

El extranjero, 2014, óleo sobre cartón, 100 x 70 cm.

Pelayo Ortega (Mieres, Asturias, 1956) vivió en Madrid entre 1975 y 1990 y ahora reside en Gijón, ciudad de su infancia y adolescencia y donde tuvo lugar su primera individual en 1977. Tuvo que esperar diez años para poder exponer individualmente en Madrid. Lleva ya diecisiete años con la galería Marlborough, con los que ha expuesto también en sus sedes de Mónaco, Nueva York y Barcelona.

Ángela SANZ COCA

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