Protagonista: la pintura cordobesa

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Hasta el 15 de junio el Museo de Bellas Artes de Bilbao expone 84 obras que representan a los artistas cordobeses más reconocidos junto a otros que estuvieron vinculados a la ciudad y, también, obras que, gracias al mecenazgo de las grandes familias e instituciones religiosas, han quedado incorporadas a las colecciones cordobesas

Con el título de Córdoba luciente, tomado prestado de los versos del poeta del Siglo de Oro Luis de Góngora (Córdoba, 1561-1627), esta muestra reúne una gran selección de obras procedentes de los fondos artísticos de CajaSur y la Diputación Provincial de Córdoba además de otras piezas que provienen de otros museos o entidades.

Amor Sagrado, Amor profano, de Julio Romero de Torres, 1908, óleo sobre lienzo, 168 x 141 cm. Arriba, Olivos y cipreses en Corfú, de José Garnelo y Alda, 1911, óleo sobre lienzo 125 x 180 cm. Todas las imágenes, cortesía del Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Amor Sagrado, Amor profano, de Julio Romero de Torres, 1908, óleo sobre lienzo, 168 x 141 cm. Arriba, Olivos y cipreses en Corfú, de José Garnelo y Alda, 1911, óleo sobre lienzo
125 x 180 cm. Todas las imágenes, cortesía del Museo de Bellas Artes de Bilbao.

La exposición, comisariada por Miguel Clementson, ha reunido un total de 84 piezas que muestran toda la riqueza del patrimonio artístico de la ciudad de Córdoba en un arco cronológico que va desde finales del siglo XVI hasta principios del XXI. Están representados tanto los artistas cordobeses más reconocidos, como los que desarrollaron su actividad vinculados a la ciudad, además se suman trabajos que, como consecuencia del mecenazgo y del coleccionismo de las grandes familias y de las fundaciones religiosas, han quedado incorporados a las colecciones cordobesas.

Pilón de agua verde, de Desiderio Delgado, 2004.

Pilón de agua verde, de Desiderio Delgado, 2004.

Organizada por la Fundación Viana, en la selección están representados distintos museos y centros culturales cordobeses, como el Legado Benítez Mellado, de Bujalance, el Museo Rodríguez Luna, de Montoro, el Museo Lozano Sidro y el Centro de Arte del Paisaje Español Contemporáneo, ambos de Priego, y el Museo Garnelo, de Montilla. En cuanto a las instituciones de la ciudad, aportan importantes obras el Museo de Bellas Artes de Córdoba, el Real Círculo de la Amistad, el Centro de Arte Pepe Espaliú y la Fundación Provincial de Artes Plásticas Rafael Botí.

La exposición está compuesta tanto por pinturas como esculturas y obras sobre papel. El discurso expositivo que ha planteado el comisario Miguel Clementson es cronológico, y va desde finales del Renacimiento hasta los inicios de la vanguardias.

Deseo, de Mateo Inurria Lainosa, 1915, bronce, 72 x 25 x 13 cm.

Deseo, de Mateo Inurria Lainosa, 1915, bronce, 72 x 25 x 13 cm.

El recorrido comienza con dos obras de Pantoja de la Cruz y de Jan Brueghel el Joven de los primeros años del siglo XVII, para pasar seguidamente al Barroco, donde están representados pintores tan destacados como Valdés Leal, Luca Giordano o Antonio del Castillo.

Del siglo XVIII se pueden ver obras de Acisclo A. Palomino y de José Ignacio del Cobo y Guzmán, que aunque continúan con las fórmulas del barroco tradicional, incorporan una paleta de mayor riqueza cromática. También está representado Miguel J. Meléndez de Ribera, «en cuya obra se manifiestan ya los cambios en el gusto introducidos por la dinastía borbónica».

Incisiva, de Joan Miró.

Incisiva, de Joan Miró.

Del siglo XIX se exhiben obras que muestran al espectador la pluralidad de corrientes artísticas que caracteriza a este periodo, desde el neoclasicismo, con el Retrato del escultor Álvarez Cubero de Juan Antonio de Rivera, o el romanticismo, con el Autorretrato del duque de Rivas, junto a diversos trabajos de estética correspondiente a los movimientos realista, simbolista y modernista.

Noche azul, de Rafael Cerdá, acrílico, 146 x 130 cm.

Noche azul, de Rafael Cerdá, acrílico, 146 x 130 cm.

Del tránsito del XIX al XX se pueden ver obras de Tomás Muñoz Lucena, Ángel Díaz Huertas, Joaquín Sorolla, Adolfo Lozano Sidro, José Gamelo y Mateo Inurria. Y, sobre todo, destaca por la importancia que tuvo en el desarrollo de la vida cultural y, en especial, del arte en Córdoba, la familia de Rafael Romero Barros y sus hijos, así como la de los célebres pintores Rafael y, especialmente, Julio Romero de Torres.

Composición, de Paco Ariza, siglo XX, óleo sobre tabla, 81 x 123 cm.

Composición, de Paco Ariza, siglo XX, óleo sobre tabla, 81 x 123 cm.

El siglo XX, y «dada la enorme diversidad de lenguajes y propuestas artísticas que convivieron en esa centuria, se ha agrupado bajo diversos epígrafes, desde la figuración hasta la abstracción, a autores que, en alguna medida, comparten planteamientos similares».

Oráculo 14, de Manuel Rivera, 1991, malla metálica recortada y pintada sobre madera, 51 x 38 cm.

Oráculo 14, de Manuel Rivera, 1991, malla metálica recortada y pintada sobre madera, 51 x 38 cm.

Y, ya para finalizar, se ha dedicado una sala a la obra gráfica de la magnífica colección que atesora la Fundación Provincial de Artes Plásticas Rafael Botí. Están representados 11 autores, Roberto Matta, Picasso, Joan Miró, Alberto Sánchez, Pablo Palazuelo, Juan Barjola, Antoni Tàpies, Eduardo Chillida, Antonio Saura, Luis Gordillo y Eduardo Arroyo.

Roquetas de mar, de Carlos Pérez Siquier, 1976, fotografía color, 100 x 100 cm.

Roquetas de mar, de Carlos Pérez Siquier, 1976, fotografía color, 100 x 100 cm.

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