Joaquim Mir, paisajes de interior

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Joaquim Mir i Trixet nació en 1873 en Barcelona en un momento en el que los planteamientos plásticos tradicionales quedaban relegados ante la vanguardia modernista y postimpresionista. Setenta y cinco años después de su muerte, la Galería Jordi Pascual conmemora a este pintor rompedor en el retrato paisajista, con una exposición que se puede visitar hasta el 31 de diciembre

Finales del siglo XIX en Barcelona, y más concretamente en el bar Els Quatre Gats: escritores, filósofos, pintores, músicos y dramaturgos se dan cita en este rincón urbano para intercambiar ideas y fraguar los planteamientos que desembocarán en nuevos y modernos movimientos culturales. Artistas como Nonell o Ramón Casas ya eran asistentes asiduos en estas reuniones. Sin embargo, Mir se unió cuando se matriculó en la Escuela Oficial de Bellas Artes de Barcelona y conoció además de  Nonell a otros como Ricard Canals o Ramón Pichot. Con ellos formaría el colectivo «La colla del Zafra» (el grupo del Azafrán) y juntos recorrerían los suburbios urbanos de Barcelona que inmortalizaron en sus pinturas. De estos años de joven estudiante es la famosa pintura de Mir «La catedral dels pobres»; un retrato de aquel otro mundo tan a la sombra en la ciudad, pero igual de existente y real como los círculos sociales en los que no faltaba para comer.

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En portada, «La piedra del lago», hacia 1903. Sobre estas líneas, «La catedral dels pobres», 1898.

Mir por entonces, cabe recordar que ya era un hombre de mundo, y que había viajado bastante para la época con el negocio de bisutería y mercería de su padre. En estas pinturas ‘sociales’, su bagaje personal hace mella en el retrato psicológico de esa sociedad aislada, denostada y oculta para el resto de vecinos. Sin embargo esta temática no fue un camino en solitario que emprendió el pintor, el interés de profundizar y conocer el desarraigo social fue cultivado sobre todo por su amigo Isidre Nonell, conocido por sus impactantes retratos de gitanas. También la melancolía y la ruptura en el interior de las personas se impregnó en las primeras obras de Joaquím Sorolla.

En el linde entre el siglo XIX y el XX, año 1899, Mir solicita una beca para venir a Madrid a estudiar. Al no concedérsela, marcha a Mallorca junto con el artista Santigo Rusiñol, y es entonces la luz y cómo está otorga una naturaleza salvaje de colores, lo que desencadena en el pintor un cambio de lenguaje y temática en sus cuadros. Ante las piezas de los cuatro años que residió en la isla (1900-1904), lo que se percibe es una fuerte explosión de cromatismo desmedido que con la práctica acabará casi por borrar el paisaje certero y convertirse en manchas imprecisas de color. Quizás la idea de Joaquim Mir se acercaba a intentar calcar la sensación que experimentaba al contemplar semejantes paisajes de Mallorca; muy diferentes por el día, muy distintos por la noche.

Joaquín Mir. El Pascol. Caldes de Montbui. 1922. 170x130 cm

» El Pascol. Caldes de Montbui», 1922.

No por ello debemos caer en lo erróneo y creer en una relación con el impresionismo (ya agotado por entonces), si no a diferencia de este movimiento, que indagaban más en las pautas científicas de la luz y la repercusión de ésta sobre la óptica humana; Mir se sumerge en lo emocional y es a partir del interior que crea sus paisajes. Por este viaje de ida y vuelta, del interior al exterior, es el paralelismo que se le otorga con Van Gogh, y que quizás en este caso no se aleje tanto de Mir. También porque de Mallorca viajará a Reus para ingresar en una clínica psiquiátrica debido a su sospechoso tropiezo, y como consecuencia, caída por un acantilado.El tratamiento psicológico se alargó hasta 1907,cuando se instala con sus padres en Tarragona. En estos años es su obra  más conocida y afamada: el retrato de los paisajes de L’Aleixar y Maspujols.

En 1921 contrae matrimonio con Maria Estalella y se instala en Villanueva y Geltrú, municipio de la provincia de Barcelona en la que vivirá hasta morir en 1940.  Desde Mallorca su constante no dejó de ser el paisaje; pero un paisaje y una atmósfera siempre vista desde el interior, siempre atenta a identificarse con colores que describían la sensación del autor al contemplarlo.

 

 

 

 

 

 

One Reply to “Joaquim Mir, paisajes de interior”

  1. Muy buen artículo sobre este artista desconocido en muchas facetas. Creo que Joaquim Mir cambia mucho desde el comienzo de su andadura artística con obras muy cercanas al Impresionismo e incluso al luminismo hasta el empleo casi onírico del color. Un artista muy interesante que merece la pena estudiar a fondo. Gracias por este artículo

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