Zuloaga y Falla, una amistad muy enriquecedora

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Una exposición en CentroCentro Cibeles profundiza en la relación personal y profesional que mantuvieron estos dos artistas y cómo se influenciaron mutuamente. A través de cartas, fotografías y la producción artística de ambos se recorre el periodo que va de 1913 a 1939, una etapa que destaca por el florecimiento de la modernidad artística. En total, más de un centenar de piezas, entre ellas 30 obras de Ignacio Zuloaga junto a otras de Picasso, Manuel Ángeles Ortiz, Hermenegildo Lanz y Eugenio Lucas Velázquez. Hasta el 31 de enero

«La relación de compañerismo, colaboración y respeto mutuo entre Ignacio Zuloaga (1870-1945) y Manuel de Falla (1876-1946) es un claro ejemplo de la coincidencia temporal y espacial que desemboca en el concepto de ‘Generación’ según Ortega y Gasset, tanto por su contemporaneidad como por la inmersión en el medio del pensamiento colectivo en el que se desarrolla. Este es un ideario generalizado entre la intelectualidad española de la época, necesitada de sobreponerse al pesimismo noventayochista en pos de una doctrina regeneracionista que buscaba, en los invariables castizos de los pueblos españoles, su verdadera esencia».

Fotografía de Ignacio Zuloaga, La Esfera, 9 de septiembre de 1916.

Fotografía de Ignacio Zuloaga, La Esfera, 9 de septiembre de 1916.

Este párrafo de José Vallejo Prieto de la introducción del catálogo de esta exposición explica muy bien el contexto histórico y el momento cultural que se vivía en esos momentos en España, un punto clave para entender la relación que se dio entre estos dos artistas.

Y es por ello que esta exposición no traza un camino paralelo de la vida del artista y el pintor, sino que apuesta por un paseo convergente y divergente a la vez, y lo hace a través de más de 200 cartas que se escribieron entre 1913-1939. En ellas, descubriremos los fracasos, los éxitos, las inquietudes sociales y políticas, los problemas familiares, las ilusiones, y, sobre todo, su forma de entender la cultura y el arte españoles.

Lolita, de Ignacio Zuloaga, 1913, Museo Ignacio Zuloaga, Castillo de Pedraza. Arriba, de izquierda a derecha, Retrato de Manuel de Falla, de Ignacio Zuloaga. 1932 Museo Ignacio Zuloaga, Castillo de Pedraza © Zuloaga, VEGAP, Madrid, 2015, Retrato de Zuloaga, por Ramon Casas, MNAC, Barcelona.

Lolita, de Ignacio Zuloaga, 1913, Museo Ignacio Zuloaga, Castillo de Pedraza. Arriba, de izquierda a derecha, Retrato de Manuel de Falla, de Ignacio Zuloaga. 1932, Museo Ignacio Zuloaga, Castillo de Pedraza © Zuloaga, VEGAP, Madrid, 2015, y Retrato de Zuloaga, por Ramon Casas, MNAC, Barcelona.

Según las investigaciones parece ser que Zuloaga y Falla se conocieron en París en 1910, aunque no hay prueba documental de su relación hasta 1913, fecha de una carta donde el compositor pide consejo sobre la puesta en escena de La vida breve a su amigo el pintor. A partir de ese momento, se suceden cartas y encuentros en Madrid, Granada y París, fruto de esta estrecha relación es un proyecto conjunto (música y escenografía) que tardaría quince años en ver la luz, El retablo de maese Pedro, que se estrenó finalmente en 1928 en la Ópera Cómica de París.

La exposición se apoya en esta correspondencia, fotografías, artículos de prensa, la obra músical de Falla y la plástica de Zuloaga para mostrar el trabajo conjunto de estos dos maestros. Un discurso expositivo que tiene en cuenta el contexto histórico para hacer hincapié en el periodo extraordinario de florecimiento de la modernidad artística. Se muestran más de un centenar de piezas, entre las que destacan 30 obras de Ignacio Zuloaga (Lolita, Las tres primas, Desnudo del clavel, Retrato de Ortega y Gasset, Vista de Toledo, El Cardenal o el Retrato de Manuel de Falla, entre otras) junto a otras de Pablo Picasso, Manuel Ángeles Ortiz, Hermenegildo Lanz y Eugenio Lucas Velázquez.

Manuscrito de "El retablo de maese Pedro", de Manuel de Falla, Museo Ignacio Zuloaga, Castillo de Pedraza.

Manuscrito de «El retablo de maese Pedro», de Manuel de Falla, Museo Ignacio Zuloaga, Castillo de Pedraza.

La exposición está dividida en ocho apartados que coinciden con fechas clave de ambos creadores:

1913. La vida breve. Como hemos dicho antes, esta es la fecha de la primera carta que se conserva de su amistad. En ella Falla además de pedirle consejo a Zuloaga para la puesta en escena de su obra La vida breve, le pide permiso para que su hermano Germán de Falla pueda fotografiar algunos cuadros y piezas textiles de la colección que Ignacio Zuloaga tenía en París para que «le sirvan de inspiración al figurinista de la Ópera de Niza, a la hora de hacer el atrezo para el estreno de La vida breve» . No solo le da permiso, también le envía mantones, faldas y zahones.

Las tres primas, de Ignacio Zuloaga, 1903, cortesía de la Colección Banco Santander © Zuloaga, VEGAP, Madrid, 2015.

Las tres primas, de Ignacio Zuloaga, 1903, cortesía de la Colección Banco Santander © Zuloaga, VEGAP, Madrid, 2015.

1917. Las escuelas de Fuendetodos. Zuloaga era un gran admirador de Goya y se preocupó de rescatar su patrimonio; compró la casa natal de Goya en Fuendetodos para hacer un museo y poder financiar así unas escuelas infantiles. En 1917 se inauguró y para ello se fletaron 25 automóviles desde Zaragoza con periodistas, artistas y autoridades, entre ellos, Manuel de Falla, que tocó el armonio en la iglesia parroquial, y la soprano Aga Lahowska. «De esta visita Falla extraerá información suficiente para después realizar la Jota final de su Sombrero de tres picos en su estreno por los Ballets Rusos», comenta José Vallejo Prieto.

1919-1921. La gloria de don Ramiro. Zuloaga visita Granada junto a su hija durante unas semanas y ayuda a Manuel de Falla y su hermana en la decoración de su casa de la Alhambra. Colaboran juntos en el proyecto escénico de la novela de Enrique Larreta, La gloria de don Ramiro, que da pie a que surjan otras colaboraciones en 1922, entre ellos, un montaje músico-escénico sobre el poema del Mío Cid.

Concurso de cante jondo , de Antonio López Sancho, 1922, Ayuntamiento de Granada.

Concurso de cante jondo , de Antonio López Sancho, 1922, Ayuntamiento de Granada.

1922. Festival de Cante Jondo. En junio de ese año se llevó a cabo el Concurso de Cante Jondo organizado por Manuel de Falla, Federico García LorcaFernando Vilchez, entre otros. Para este concurso Falla solicitó ayuda a sus amigos músicos y pintores. Zuloaga contribuyó con la dotación económica de los premios y además envío una carta escrita en caló que alababa esta iniciativa de rescatar el antiguo cante jondo.

1922. La exposición granadina. Previo al concurso de cante, Manuel de Falla ofrece a Zuloaga que realice una gran exposición en Granada para apoyar a los compañeros artistas, sobre todo a jóvenes como Hermenegildo Lanz y Manuel Ángeles Ortiz. Esta muestra se realizó en el Museo del Carmen de los Mártires en la Alhambra. El dinero recaudado por la entrada se destinó a instituciones de caridad granadinas.

Manuel de Falla en París.

Manuel de Falla en París.

1928. El retablo de maese Pedro. Esta colaboración de Zuloaga y Falla ocupa la sala principal de la exposición porque fue el proyecto de mayor envergadura que ambos artistas realizaron juntos. Esta obra musical estaba pensada tanto para personajes como para títeres. Tras su gran éxito, también se representó en otras ciudades europeas bajo la dirección escénica de Luis Buñuel.

Boceto para escena base de "El retablo de maese Pedro", de Ignacio Zuloaga, 1927, Museo Ignacio Zuloaga, Castillo de Pedraza © Zuloaga, VEGAP, Madrid, 2015 .

Boceto para escena base de «El retablo de maese Pedro», de Ignacio Zuloaga, 1927, Museo Ignacio Zuloaga, Castillo de Pedraza © Zuloaga, VEGAP, Madrid, 2015 .

1932. San Telmo. Se inaugura el Museo de San Telmo en San Sebastián, a este acto Falla es invitado por el Ayuntamiento, a instancias de Zuloaga y José María Sert, para que diriga sus obras en el concierto de inauguración. El músico se aloja en la casa del pintor en Zumaya, donde Zuloaga comienza su primer retrato del compositor. Será el último encuentro relevante entre ellos. La exposición finaliza con una carta de despedida que Falla envía a Zuloaga en 1939, poco antes de partir para Argentina, donde muere en 1946, un año después que su amigo.

 

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