La cerámica como soporte

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El Museo de Bellas Artes de Asturias acoge las obras de 10 artistas plásticos asturianos de distintas generaciones y disciplinas que han trabajado junto al ceramista Manuel Cemadevilla y cuyo tema común era crear una pieza de cerámica con la única condición que tenía que ser en formato caja. Cada uno de ellos presenta en esta exposición tres piezas de pequeño formato junto a una serie de dibujos, bocetos o apuntes que reflejan sus reflexiones sobre cartulina blanca o negra. Hasta el 10 de enero

Cajas. 10 propuestas de cerámica artística en Asturias es la tercera muestra que ha realizado este museo de Oviedo con el mismo espíritu y tema. Arrancó en 2007 con Entre cuencos. 12+1 propuestas de cerámica artística en Asturias y en 2011, el tema fue el vaso. Este proyecto es una idea de Alfonso Palacio, director del Museo de Bellas Artes de Asturias, quien además es el comisario junto al prestigioso ceramista Manuel Cimadevilla.

Foto 4Al igual que en las anteriores ocasiones, este proyecto ha reunido a 10 artistas asturianos que pertenecen a distintas disciplinas, estilos y generaciones, a los que se les ha propuesto que se acercasen a la cerámica artística, un mundo totalmente desconocido para ellos, de la mano del ceramista Manuel Cimadevilla.

La idea de este proyecto es fomentar el trabajo conjunto y en «plano de igualdad entre la figura del ceramista y la del pintor o escultor que se enfrenta con su bagaje a un nuevo campo de experimentación técnica y formal», con un reto común para todos ellos, plasmar el universo creativo de cada uno de ellos en las reducidas dimensiones de una caja (en este caso, anteriormente fueron los vasos y los cuencos) de porcelana y gres; para vencer las dificultades técnicas, han contado con el apoyo de Cimadevilla.

Foto 3Para que ninguno de los artistas seleccionados tenga referencia del trabajo de sus compañeros, una de las condiciones de este proyecto es que cada uno de ellos acuda por separado al taller de Cimadevilla en Villabona. El resultado de esta original y enriquecedora experiencia, se puede ver ahora en las salas del Museo de Bellas Artes de Oviedo: tres piezas de cerámica de pequeño formato que se muestra junto a una serie de dibujos, bocetos y apuntes previos al trabajo cerámico en los que se pueden ver las reflexiones creativas de cada uno de ellos hasta llegar a las piezas finales.

María Álvarez Morán (Luanco, 1958) ha recogido en sus cajas «su mundo leve, frágil, creado a base de delicadas armonías formales y cromáticas», tan diferente al de Adolfo Manzano (Bárzana de Quirós, 1958), cuyas cerámicas están dotadas de una fuerte dimensión escultórica, e incluso poética. El pintor figurativo Juan Fernández (Piedras Blancas, 1978) despliega su experiencia retratística llenando sus cajas con sus figuras estilizadas y desnudas. También de resonancias figurativas son las cajas de Francisco Fresno (Villaviciosa, 1954), aunque en su caso los protagonistas son las hojas de árboles, para reflexionar sobre la naturaleza, este tema también forma parte de las cajas de Pablo Lillo (Avilés, 1969), pero en su caso, el mundo orgánico marino, y Jorge Nava (Gijón, 1980), con sus personales motivos zoomórficos y fitomórficos.

Foto 2Diametralmente opuestas son las «cajas-sepultura» y «cajas chinas» de Carlos Álvarez Cabrero (Oviedo, 1967), «plagadas de mordacidad, iconoclastia, y de una característica expresividad no del todo ajena al mundo del cómic». De ahí, pasamos a las propuestas geométricas de Irma Álvarez-Laviada (1978), que investiga sobre la descomposición del formato en caja en módulos, donde contrasta los llenos y los vacíos; Javier Victorero (Oviedo, 1965), aunque en su caso «más esencial y concentrada, con un vigor cromático muy neogeo», Carlos Suárez (Avilés, 1969), que trabaja en la «idea de caja como cubo partido, enfatizando también, al igual que Irma, la tensión entre llenos y vacíos».

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