Retrato de Olimpia Pamphili, de Velázquez, vendido por 2,7 millones de euros

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El pasado 3 de julio, Sotheby’s subastaba en Londres esta pintura perdida durante casi tres siglos y que en su momento formó parte de la colección del mecenas Gaspar Méndez de Haro y Guzmán, VII marqués del Carpio. Pintado en 1649-50, durante el segundo viaje del maestro sevillano a Roma, el retrato de la «papisa» pertenece a la misma época de algunas de sus obras maestras como el retrato del papa Inocencio X

Olimpia Maidalchini Pamphili (Viterbo, 1591-San Martino al Cimino,1657) fue la mujer más poderosa de Roma en el siglo XVII. Ambiciosa, adelantada a su tiempo, cuñada y amante del papa Inocencio X, controló todos los aspectos de la vida en el Vaticano. Podríamos considerarla una de las primeras feministas de la historia, adorada por mujeres de todo el mundo católico que se congregaban en su palacio era a su vez despreciada por los hombres de la corte papal que condenaban la enorme influencia y control que ejercía sobre el pontífice.

Retrato de Olimpia Maidalchini Pamphili, por Diego Velázquez. Arriba, esta obra en la subasta celebrada en Sotheby’s Londres.

Nacida en una familia noble de Viterbo, Olimpia se casó y enviudó dos veces, la segunda vez de Pamphilio Pamphili, el hermano mayor del cardenal Giambattista Pamphili, elegido papa en octubre de 1644 como Inocencio X. La influencia de esta mujer en el pontificado era bien conocido por el cardenal Alessandro Bichi, quien en la elección de Inocencio X, supuestamente enfadado declaró: “Señores, acabamos de elegir una papisa”.

Eleanor Herman, escritora de bestseller y autora de la biografía de esta dama, Mistress of the Vatican, comenta: “La mujer más poderosa y notoria de su tiempo, Olimpia Maidalchini fue una estrella del rock del barroco. Mujeres de todo el mundo católico se reunieron en Roma a las puertas de su palacio para vitorearla al paso de su carruaje. No podían creer que una mujer de orígenes modestos hubiese alcanzado estas alturas, dirigiendo la nación de los Estados Pontífices y de la Iglesia católica, una institución en la que las mujeres no estaban autorizadas a tener ningún poder”.

El retrato de Velázquez junto al Autorretrato de Francis Bacon, incluido en la subasta en Londres del 21 de junio, foto de Tristan Fewings/Getty Images for Sotheby’s.

Apodada “papisa”, Olimpia efectivamente controló nombramientos en la Corte Papal de candidatos a vacantes episcopales, que recaían en el mejor postor. En 1645 recibió el título de princesa de San Martino, un título que usó en la corte para enriquecer a la casa Pamphili. Su influencia disminuyó después de la sustitución de Inocencio X por Fabio Chigi de Alemania, quien se convirtió en el papa Alejandro VII, aunque, en los últimos años de la vida de Inocencio, usó su posición en su propio beneficio financiero.

Desde joven había temido ser condenada a un convento, el destino de muchas jóvenes mujeres sin dote de esa época, un temor que propició que esta poderosa mujer sintiese gran empatía con la difícil situación de su propio género. Relatos contemporáneos cuentan cómo dio dinero a mujeres para salvarles de este sino, entregando provisiones a conventos y construyendo cientos de hogares como ajuar para jóvenes que en otras circunstancias no podrían haberse casado y hubieran sido forzadas a un convento o la prostitución. También se dice que permitió a prostitutas pasearse por Roma en carruajes bajo su escudo como indicativo de estar bajo su protección.

Olimpia también fue mecenas de la cultura romana patrocinando a muchos artistas, músicos, dramaturgos y escultores y fue responsable de la fuente de los Cuatro Ríos de Gian Lorenzo Bernini en la plaza Navona (Roma), diseñada y creada para el papa Inocencio X en 1651.

Y precisamente un retrato de la “papisa” Olimpia se subastó el pasado 3 de julio en Sotheby’s (Londres) del maestro sevillano Diego Velázquez, alcanzando un precio de 2,7 millones de euros. Perdido durante casi tres siglos, este cautivador retrato en su día formó parte de la notoria colección de don Gaspar Méndez de Haro y Guzmán, VII marqués del Carpio, uno de los más importantes mecenas y coleccionistas de las artes del siglo XVII en Italia. El último registro de esta obra es de 1724, cuando desapareció sin dejar rastro, hasta que fue vendida en 1980 como “anónimo de la escuela holandesa”.

La pintura fue llevada a la oficina de Sotheby’s en Ámsterdam, donde se descubrió una misteriosa numeración escondida en el reverso de la obra, lo que incitó a los especialistas de esta casa de subastas a  iniciar un proceso de investigación que culminó con el descubrimiento de que era el original que había pintado Velázquez, una obra muy valorada en su momento y realizada durante el “período de oro” del artista.

James Macdonald, especialista senior de Pintura Antigua de Londres, afirmaba que la búsqueda del retrato de Velázquez de doña Olimpia finalmente ha concluido. “Pintado en Roma en 1650 por el seguramente mejor retratista de todos los tiempos, esta representación de una de las mujeres más poderosas de su tiempo se ha registrado a través de documentos y grabados antiguos pero estuvo perdido cerca de trescientos años. Su reciente redescubrimiento representa una muy significativa incorporación a la obra del gran maestro español y es de la pocas pinturas del artista que permanecen en manos privadas hoy en día”.

Pintado en 1649-50, durante el segundo viaje de Velázquez a Roma, el Retrato de Olimpia Maidalchini Pamphilj pertenece a un extraordinario momento de genialidad en el que el artista produjo algunas de sus obras maestras más célebres, incluyendo el Retrato de Inocencio X. Es uno de los pocos retratos, y el único femenino, pintado por Velázquez durante su estancia en la Ciudad Eterna y representa a una mujer robusta y de marcada papada e irradia la habilidad única del genio sevillano para capturar y transmitir las personalidades de los representados.

Encargada por o para la propia Olimpia, está documentado que la pintura ha estado en las colecciones de numerosas figuras notables del siglo XVII y XVIII, incluyendo la del nieto del cardenal Camillo Massimi, un famoso experto y mecenas del arte, y, como decíamos antes, de don Gaspar Méndez de Haro y Guzmán, VII marqués del Carpio, quien a su muerte había reunido más de 1.800 pinturas, incluyendo al menos seis pinturas de Velázquez.

De izquierda a derecha, La niña con la pandereta, por José de Ribera, adquirida por 6,3 millones de euros, y Retrato de Olimpia Maidalchini Pamphiljiv, por Diego Velázquez, foto de Tristan Fewings/Getty Images for Sotheby’s.

En esta misma subasta dedicada a los Viejos maestros, La niña con la pandereta de José de Ribera fue adquirida por 6,3 millones de euros. El cuadro, pintado del natural por el artista valenciano, representa a una joven cantando una melodía mientras golpea una pandereta. Además, se subastaron obras de Thomas Gainsborough, John Constable y J.M.W Turner, considerados los tres maestros de la pintura británica de paisajes, así como pintores holandeses y flamencos como Peter Paul Rubens y Pierte Brueghel el Joven.

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