El artista catalán presenta una serie de obras ideadas específicamente para ser exhibidas en la misma vivienda que habitó el escritor de El Quijote entre 1604 y principios de 1606 en Valladolid, la ciudad que, por aquel entonces, era la capital de España. Hasta el 18 de enero de 2026
En su último proyecto expositivo, Ignasi Aballí (Barcelona, 1958) plantea un auténtico reto al visitante: averiguar si es capaz de observar todo lo que nos rodea con otros ojos. Desde la ciudad al paisaje; desde el propio ser humano y los objetos inertes; desde la atmósfera a eso que llamamos «humor». Por un lado, se trata de una invitación a mirar especialmente aquello que, en un principio, pasaría desapercibido. Una combinación de situaciones y objetos organizados conforme a unas reglas que, en muchas ocasiones, excede la mano del artista y las dicta el azar. Por otro lado, su propuesta es una invitación a leer, sobre todo entre líneas, «la verdadera ciencia del lector discreto», como escribió Miguel de Cervantes.
Su muestra Ver para leer, en el Museo Casa de Cervantes de Valladolid, es un claro diálogo entre las artes y las letras. Un viaje a través de listados e índices. Un hilo de rupturas y de afinidades. «Partiendo de la conocida expresión “ver para creer”, oráculo de los escépticos, Ignasi Aballí le da otra vuelta de tuerca más al giro que ya le hizo el propio Cervantes, quién abogaba más por “creer para ver”, al pensar que quien no cree nada, aun mirando, nada alcanza. Con el juego de palabras “ver para leer”, el artista propone varias acciones», señala Bea Espejo, especialista en arte contemporáneo y comisaria de la exposición.
El proyecto de Aballí pretende que el visitante busque la acción de acercarse o alejarse de ciertos objetos, para verlos así con mayor claridad desde otra distancia y también a otra velocidad. «De manera simbólica, Aballí abre la opción de ver tras los gestos y los silencios que habitan en la casa museo, y a leer más allá de lo escrito, como ver el color escondido en la tinta negra o a leer al escritor oculto tras sus libros y su estilo. ¡Mirar las palabras para entenderlas!, apostillaría el escritor, abogando más bien por “leer para ver”, dado que muchas cosas se hacen invisibles al ojo hasta que la lectura nos las revela. ¿Quién, si no, vio jamás los molinos como gigantes antes de que él los pusiera por escrito?», recalca la comisaria Bea Espejo.
De esta manera, el hogar que vio nacer la novela moderna en España es ahora releído a la luz de la intuición y la mirada de este «coleccionista de palabras«. ¿Y cuál es el resultado? Una inusual capa de significado para el museo vallisoletano; un golpe irónico, desconcertante, metaliterario que tiene como objetivo abrir el museo al arte contemporáneo.


Porque la de Aballí es la primera edición de un programa de exposiciones temporales que aspira a transformar la antigua residencia cervantina en una auténtica Casa tomada, expresión tomada del cuento homónimo del escritor Julio Cortázar y, desde ahora, título de «un laboratorio expositivo en el que artistas contemporáneos son invitados a ocupar, a través de intervenciones y obras producidas para la ocasión, los espacios de esta casa-museo», explica Pedro González, director del Museo Casa de Cervantes de Valladolid. «Las propuestas vienen rubricadas por creadores de reconocida trayectoria, distintos en formación, intereses y disciplinas –de la escritura a la fotografía, de la pintura al videoarte, del cine a la performance–, pero unidos por una botonadura común: el lenguaje como materia viva», subraya González.

Por tanto, «si lo no dicho pesa tanto como lo dicho, y el callar, si se hace con arte, puede ser más elocuente que el hablar», tal y como expresaba el escritor, Ignasi Aballí añade en esta muestra otra rúbrica al entuerto de palabras, huyendo de clasificaciones patrimoniales y de las zonas expositivas predecibles, casi como una breve apología: ni ver ni leer ni creer.
Datos útiles
Ver para leer, por Ignasi Aballí (programa Casa tomada)
Casa Museo de Cervantes, Valladolid
Hasta el 18 de enero de 2026








