José Miguel Palacio, fascinado por la ciudad

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El Centro de Arte de Alcobendas (Madrid) muestra en sus salas el trabajo fotorrealista de este artista que gira en torno al paisaje urbano de Madrid y sus contrastes. Un total de 48 óleos realizados entre 2003 y 2016 conforman una exposición que está dividida en tres apartados: la alta velocidad, la cotidianidad y la ciudad y sus habitantes reflejados en los escaparates de la moda y el lujo. Hasta el 7 de febrero

José́ Miguel Palacio (Zaragoza, 1950) se vino en tren a vivir a Madrid en los años noventa, como si ese tren hubiese sido determinante en su vida, ha pintado en infinidad de ocasiones este medio de locomoción, los trenes de su tiempo, los de ahora, los de Alta Velocidad. A Palacio le interesan los entresijos de estas máquinas y todo lo que las rodea y hacen que funcionen, como en Altaria entrando en la estación de la Puerta de Atocha (2008), donde muestra todo el cableado ferroviario y los semáforos que controlan todo el tráfico de los trenes. Aunque no ha sido el único medio de locomoción que Palacio ha plasmado en sus lienzos, sino también vistas de aviones y aeropuertos en repetidas ocasiones o una calle reflejada en el parabrisas de los autobuses. Y es que a Palacio le gusta ser un reportero del tiempo en el que habita

Sobre estas líneas, Altaria entrando en la estación Puerta de Atocha. Arriba, United Colors of Benetton en Gran Vía, 2011, óleo sobre lienzo, 60 X 100 cm. Todas las obras de Palacio.

Sobre estas líneas, Altaria entrando en la estación Puerta de Atocha. Arriba, United Colors of Benetton en Gran Vía, 2011, óleo sobre lienzo, 60 X 100 cm. Todas las obras de José Miguel Palacio.

Hasta su llegada a Madrid, Palacio solo se había dedicado a la pintura, en concreto a la pintura surrealista, pero a partir de ese momento su trabajo se va ampliando desde el grabado a la escultura y se va volviendo realista, hasta llegar a convertirse en uno de los más firmes exponentes de la pintura hiperrealista.  A principios del siglo XXI toma más de 3.000 fotografías de la capital para su proyecto Madrid Urbano, una serie compuesta por fotografías y pinturas hiperrealistas que se expuso en 2007 en el Centro Cultural Casa de Vacas.

Aunque es zaragozano a Palacio se le conoce como el «pintor de Madrid», y no solo por la gran cantidad de veces que la ha plasmado en sus obras sino porque ha sabido capar el alma de la ciudad. Y es que para el artista Madrid aúna una particularidad que la hace única, el casticismo, con las características de cualquier otra gran ciudad contemporánea. Además, le interesan mucho los grandes cambios que se han producido en las últimas décadas en su paisaje urbano.

Plaza de Callao desde el edificio de Telefónica.

Plaza de Callao desde el edificio de Telefónica, 2006, óleo sobre lienzo, 195 x 130 cm.

En una entrevista en el Heraldo de Aragón, a raíz de su exposición individual en la galería Ansorena en mayo de 2013, Palacio confesaba que le atrae muchísimo el bullicio, el caos y el ruido que hay en todas sus calles: «La verdad es que es una ciudad que me da todas las escenas que voy buscando pintar. Es una urbe castiza que solo puedes odiar o querer».

Ahora en el Centro de Arte Alcobendas vuelve a mostrar al público su visión de Madrid, desde 2003 a 2016. Bajo el título de José Miguel Palacio. La ambigüedad tras la fascinación, el artista expone un total de 48 óleos fotorrealistas que captan el momento en que los aviones aterrizan en los aeropuertos, trenes de alta velocidad en un mar de hierros, la ciudad y los transeúntes reflejados en escaparates de tiendas lujosas, construcciones faraónicas de rascacielos frente a la arquitectura y el comercio de otra época… En definitiva, estos contrastes, que hacen que una ciudad palpite y fascine al mismo tiempo a habitantes y a visitantes.

Reflejos en el interior del aeropuerto de Barajas.

Reflejos en el interior del aeropuerto de Barajas, 2012, óleo sobre lienzo, 60 x 100 cm.

En un primer momento, el visitante se siente atrapado por la perfección técnica y la luz de los óleos, que parecen casi fotografías, pero en una segunda lectura, su obra «desconcierta por el aparente autismo del pintor».  Lo que lleva a preguntarse si el artista «quiere mostrar únicamente la realidad tal cuál es o subyace en su obra una crítica a la tecnificación y deshumanización de la ciudad. Y es precisamente esa duplicidad con la que juega José Miguel Palacio la que da título a la exposición».

El artista dibujando, julio de 2014.

El artista dibujando, julio de 2014.

Y, por último, esta muestra se cierra con un audiovisual sobre el método de trabajo del artista, donde el espectador podrá comprobar la importancia que el dibujo tiene para Palacio, su paleta y el tratamiento del color para conseguir sus luces y reflejos. El vídeo muestra también las localizaciones donde toma sus fotografías y finaliza con un time-lapse de una de sus últimas obras.

José Miguel Palacio frente a uno de óleos.

José Miguel Palacio trabajando en el óleo Aeropuerto de Barajas, vista de la pista desde el edificio T4-F.

Podríamos resumir que el proceso de trabajo de Palacio es lento, metódico y concienzudo, invierte meses hasta que da por finalizada una obra. Primero pasea por la ciudad, observando, después fotografía aquello que le interesa y, por fin, en la soledad de su estudio, escoge meticulosamente una realidad tomada en una de sus fotografías y dibuja en el lienzo hasta el más mínimo detalle de esa imagen. Sobre la base de un dibujo minucioso pinta después al óleo toda la escena.

 

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