Los impresionistas norteamericanos

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El tercer documental de Exhibition on Screen, El jardín del artista: impresionismo americano, dirigido por Phil Grabsky, podrá verse en cines de toda España el jueves 27 de abril. La cinta narra cómo una generación de pioneros impresionistas norteamericanos crearon un nuevo lenguaje visual en Estados Unidos entre 1887 y 1920

Como ya es bien sabido, en 1886, el marchante de arte francés Paul Durand-Ruel se llevó una selección de su enorme reserva de pinturas impresionistas a Nueva York que presentó en la American Art Association, cambiando con este acto el curso del arte en Norteamérica para siempre. A partir de entonces numerosos jóvenes pintores estadounidenses, en su mayoría hijos de burgueses acomodados por el comercio y la industria, acudieron al pueblo francés de Giverny, hogar del maestro impresionista Claude Monet.

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Sobre estas líneas, En la costa, por William Merrit Chase. Arriba, Excursionista carmesí, por Philip Leslie Hal.

El contacto con los impresionistas franceses les llevó a descubrir una manera de pintar la realidad tal y como la veían, y muy especialmente el paisaje, que a semejanza de sus colegas galos convirtieron en uno de sus temas predilectos para reivindicar la autonomía de la pintura. Trabajando directamente al aire libre, dejaron de ofrecer una representación idealizada de la naturaleza, para investigar los efectos de la luz, los reflejos del agua y el papel del color como elemento esencial para estructurar la composición del cuadro.

La habitación de flores, por Childe Hassam.

Así, la influencia del impresionismo contribuyó a liberar la pintura del academicismo, impulsando un cambio profundo en el tratamiento del color y de la pincelada. Entre los artistas que participaron de manera significativa en el desarrollo del impresionismo norteamericano, destacan en primer lugar las figuras de Theodore Robinson, John Leslie Beck y John Henry Twachtman. Otros, como William Merrit Chase y Childe Hassam desarrollaron una concepción autónoma de esta nueva estética en el continente americano a diferencia de artistas como John Singer Sargent, Whistler o Mary Cassatt que siempre estuvieron muy ligados al arte europeo.

Algunos establecieron estrechas relaciones con los principales protagonistas del impresionismo, como Mary Cassatt, alumna y amiga de Edgar Degas, o como John Singer Sargent y Theodore Robinson, que visitaron con asiduidad a Claude Monet.

Ahora, el documental El jardín del artista: impresionismo americano, dirigido por Phil Grabsky (Los impresionistasRenoir: Admirado y denigrado), muestra precisamente cómo esta generación de pioneros impresionistas norteamericanos, de 1887 a 1920, crearon un nuevo lenguaje visual y lo hace a través de la exitosa exposición del mismo nombre que arrancó en la Academia de Bellas Artes de Pennsylvania y terminó en el Museo Florence Griswold, en Old Lyme, Connecticut. Además, la actriz Gillian Anderson (American Gods, La caza) hace de narradora  en esta cinta.

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