Luca Pacioli y la divina proporción

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Una exposición en el Museo Cívico de Sansepolcro (Arezzo) conmemora el quinientos aniversario del fallecimiento de este fraile, filósofo, matemático y autor del tratado Suma de Aritmética. Geometrías, proporciones y proporcionalidad. La muestra indaga en los los vínculos entre este fraile y los grandes pintores de su tiempo como Piero della Francesa y Leonardo da Vinci. Hasta el 24 de septiembre

En este año se conmemora el quinientos aniversario de la muerte del fraile Luca Pacioli (Sansepolcro, 1445-Roma, 1517). Fue matemático, filósofo, inspirador y amigo de grandes artistas, autor de una visión del mundo en el umbral de un radical cambio de las perspectivas universales, en la geografía, en las relaciones económicas, en el poder político y en la religión.

Sobre estas líneas, Virgen con El Niño, de Giovanni Pietro Rizzoli, llamado Giampietrino, hacia 1515, Milán Museo Poldi Pezzol. Arriba, izquierda, Estudio para la cabeza de Leda, de Leonardo da Vinci, derecha, Composizioni di solidi geometrici, de Frà Damiano Zambelli da Bergamo, hacia 1538, Bolonia, Museo di San Domenico.

Autor del libro Suma de Aritmética, Geometrías, proporciones y proporcionalidad, una recopilación de los conocimientos matemáticos de la época, escribió además durante su estancia en la corte milanesa de Ludovico el Moro el tratado Divina proporción, ilustrado con la colaboración de Leonardo da Vinci, este libro ayuda a comprender el arte y la cultura del humanismo y la perspectiva.

La figura de Luca Pacioli configura una época de cambios absolutos hacia un mundo global, cuya biografía transcurre durante el cuarto de siglo entre dos fechas decisivas para la historia: la primera coincide con la muerte de Piero della Francesca, el mismo 12 de octubre del desembarco de Colón en un Nuevo Continente; la segunda, 1517, es cuando tiene lugar la Reforma de Martín Lutero. A partir de ellas nada seguirá siendo como antes.

La melancolía, grabado de Alberto Durero, 1514, propiedad del Museo Poldi Pezzoli, en depósito en el Castillo Sforzesco – Civica Raccolta delle stampe “Achille Bertarelli”.

A lo largo de esos veinticinco años, Luca Pacioli viaja, se dedica a la enseñanza, escribe, se codea con artistas, frecuenta cortes renacentistas y universidades históricas, se confronta con los matemáticos y se confirma como una autoridad absoluta en Europa en lo que respecta a la organización de libros comerciales y al desarrollo de la geometría. En el ámbito artístico, Pacioli entra en contacto con Piero della Francesca y Leon Battista Alberti, Bramante y Rafael, Leonardo y Alberto Durero, y reúne algunos de los máximos protagonistas en el cambio de la visión del mundo del Cuatrocientos y la apertura a nuevos horizontes, entre el rigor de la geometría y la disponibilidad a medirse en espacios geográficos y mentales mucho más agudos.

Políptico de la Misericordia, de Piero della Francesca, 1445-1462, técnica mixta sobre tabla, 168 x 91 cm, Sansepolcro, Museo Cívico.

La exposición Luca Pacioli, entre Piero della Francesa y Leonardo, comisariada por Stefano Zuffi, se propone explorar los vínculos entre Pacioli y los grandes pintores de su tiempo, investigando ese cuarto de siglo crucial para la transición a la época moderna, y presenta,  junto a tres escritos de Pacioli –De divina Proportione, Summa e Arithmetica y De ludo schaccorum–, el famoso Estudio para la cabeza de Leda de Leonardo, dos grabados de Durero y una Virgen con el Niño de Giampietrino. Imprescindibles también las dos espléndidas taraceas con sólidas geometrías, realizadas por el fraile Damiano Zambelli, según las indicaciones de Pacioli, y el nítido Retrato de hombre de Ercole de’Roberti junto con obras maestras del Museo de Sansepolcro como el San Julián de Piero della Francesca y el Martirio de San Quintín de Jacopo Pontormo, que enriquecen el recorrido expositivo.

Uno de los puntos fuertes de la muestra es la interpretación de la relación entre Piero della Francesca y Leonardo: una reconstrucción artística y narrativa basada en un equilibrio proporcionado entre el contenido museal y el núcleo expositivo.

De ludo scacchorum, de Luca Pacioli, 1499-1500, Gorizia, Fondazione Coronini Cronberg.

Y justamente por medio de algunas obras pictóricas especialmente evocativas del período abarcado, la exposición sigue un hilo fidedigno que, entre los acontecimientos más relevantes y traumáticos de la época, invita a colocar la imprescindible presencia de Luca Pacioli dentro de un capítulo que cambió la historia del mundo.

Es oportuno recordar que en el Cuatrocientos italiano, el estudio de la matemática elemental se encontraba más difundido entre las clases mercantiles y financieras que en las aulas universitarias. Considerada como una ayuda indispensable para los mercaderes y las contrataciones económicas, que resultaban complicadas por la variedad de pesos, medidas y monedas adoptadas en los diferentes estados italianos y europeos, daba plena agilidad y consecuente éxito a los negocios. Por ello, Pacioli, en la Summa de arithmetica geometria proportioni et proportionalitá resumirá en tres fundamentales principios las atenciones contables del mercante. En sus publicaciones prefiere expresarse en la lengua vulgar, y no en latín, con el objetivo de establecer una comunicación directa con quienes no habían podido seguir altos estudios humanísticos.

Composizioni di solidi geometrici, de Frà Damiano Zambelli da Bergamo, hacia 1538, Bolonia, Museo di San Domenico.

Y siendo Pacioli además autor de un tratado del ajedrez, escrito en la corte de Mantua para Isabella d’Este, la célebre localidad toscana de Sansepolcro ha organizado competiciones de ajedrez, un congreso, seminarios didácticos, diversas iniciativas y especiales recorridos entre el Museo Cívico y la Casa de Piero della Francesca, paisano suyo.

Sansepolcro fue una encrucijada de diversas culturas (umbra y etrusca, bizantina y longobarda), y formó parte del dominio pontificio hasta que fue cedida a mediados del siglo XV a los Médici, entrando así en el Granducado de Toscana. Y será durante el Renacimiento cuando la ciudad alcanza su esplendor; de hecho, es conocida en todo el mundo por ser el lugar que vio nacer a Piero della Francesca  y a Luca Pacioli, del que ahora se conmemora su muerte.

Carmen del VANDO BLANCO

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