Claudio y las sombras de una dinastía

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El Museo Ara Pacis de Roma acoge una muestra dedicada a este emperador, el pirimero que nació fuera del territorio itálico, en Lugdunum (la actual Lyon). Sobrino-nieto de Augusto, desde muy pequeño padeció deficiencias físicas que le alejaron no solo del poder sino de cualquier cargo oficial. Nombrado emperador tras el asesinato de Calígula, promovió reformas económicas y grandes obras públicas y fomentó el desarrollo administrativo del Imperio. Hasta el 27 de octubre

Comisariada por Claudio Parisi Presicce y Lucia Spagnuolo y organizada por el Ayuntamiento de Roma, la Superintendencia de los Bienes Culturales y por la Ville de Lyon, tras la exposición dedicada a Septimio Severo, nacido en la actual Libia, otro emperador “extranjero”, Claudio, que llegó al gobierno de la antigua Roma, protagoniza este verano una muestra en Roma. El espectador descubrirá la vida y el reinado del famoso emperador (Lyon, 10 a.C.-Roma, 54 d.C.). La muestra está dedicada a su personalidad, su proyecto político y administrativo, el lazo con su tío-abuelo Augusto y con su famoso hermano, Germánico, su trágica relación con dos de sus esposas, Mesalina y Agripina, en el ambiente de la corte imperial romana, y de los controvertidos avatares de la dinastía Julio-Claudia.

Sobre estas líneas, Claudio heroico, París, Museo del Louvre. Arriba, El emperador Claudio en la casa de Valerio Asiático, por Raffaele Postiglione Limperatore, óleo sobre lienzo, Nápoles, Galleria Vincent.

El suyo se demostró un destino singular, que afrontó algunos acontecimientos excepcionales, sucesos sangrientos, intrigas de corte y osadas decisiones políticas. En realidad fue el primer emperador que nació fuera del territorio itálico, en Lugdunum, la actual Lyon, y al principio se presentaba como un improbable candidato a regir el imperio. Desde la más tierna infancia, Claudio padeció deficiencias físicas —cojera y tartamudez— que le alejaron no solo del poder sino también de los diferentes encargos oficiales, que recaían en el sobrino del emperador Tiberio al igual que en su hermano Germánico. No está demostrado que Claudio hubiese nacido prematuramente pero sí que padeció en sus primeros años de vida la enfermedad de Little (conocida como rigidez espasmódica congénita), dada la precisión de las molestias referidas y por las características clásicas de esta lesión neurológica, que explican los malestares durante la infancia y los achaques en la edad adulta. A este propósito, Suetonio señala que su salud, débil al principio, orientaba hacia la pancreatitis, cuya etiología concuerda con los excesos alimentarios de Claudio.

Retrato de Claudio, Roma, Museos Capitolinos.

De todas formas, el emperador Augusto, que dudaba de sus aptitudes políticas, prefería con creces a su hermano Germánico, mas este murió prematuramente en circunstancias sospechosas. A la muerte de Augusto en el año 14, fue elegido como emperador su tío Tiberio, que no tenía en ninguna estima a Claudio, por lo que decidió retirarse de la política y dedicarse a la vida académica y a escribir varios libros, entre otros, los dedicados a los fenicios y cartagineses, a los etruscos, una historia de Roma desde Octavio y una autobiografía.

Retrato de Julio César Germánico, mármol, 17-19 d.C., 30 cm, Roma, Colección Fundación Sorgente Grou.

Tras la muerte de Tiberio, fue nombrado emperador el sobrino de Claudio, Calígula, que sí le otorgó cargos políticos y que en el año 37 le nombró senador y su compañero en el consulado, aunque posteriormente Calígula se burlaba de su tío y le humillaba en el Senado. Tras el asesinato de Calígula el 24 de enero del año 41, Tiberio Claudio César Augusto Germánico se convertía, a la notable edad de cincuenta años (con el padecimiento de fuertes dolores de estómago) en el primer emperador de Roma nombrado por la guardia pretoriana para afrontar la crisis política.

Grato proclama a Claudio emperador, en la obra Un emperador romano 41 d.C., por Lawrence Alma-Tadema, 1871, óleo sobre lienzo, 86 x 174,3 cm, Mount Vernon-Belvedere (Baltimore), Walters Art Museum.

Pero volviendo a los momentos inmediatos del asesinato de Calígula, se dice que Claudio, convencido de que buscaban a los miembros de la familia imperial para ajusticiarlos también, se escondió detrás de una cortina en una sala del palacio. Fue allí donde fue descubierto e inmediatamente proclamado emperador, como decíamos antes por la guardia pretoriana, que con la creación de un nuevo princeps quería proteger sus privilegios, pues algunos senadores acariciaban la idea de restablecer la República. Claudio, tras una actitud pasiva, expresó su protesta. Según Suetonio: “Lo pusieron en unas andas y, dado que los suyos habían huido, lo llevaron al campamento, triste y temoroso, entre la compasión de la gente, como un inocente, que hubiese sido salvado del suplicio”.


Agripina orante, Roma, Museos Capitolinos.

Otro apartado trágico en la vida este emperador fue la relación con sus cuatro mujeres, marcada por conjuras y desdichados acontecimientos. Su tercera esposa, Mesalina, treinta y cinco años más joven, ha pasado a la historia por sus numerosos vicios, presuntos o verdaderos, a pesar de que fue la madre de Británico, el primer heredero varón de la dinastía Julio-Claudia, engendrado por un emperador reinante. Mesalina fue asesinada con el consentimiento de Claudio, y el destino de Británico quedó también condicionado: no consiguió nunca el poder y fue una víctima adolescente de su hermanastro Nerón.

Mesalina, Paris, París, Museo del Louvre.

El último matrimonio de Claudio, con su sobrina Agripina, también fue trágico. Hija de Germánico y hermana de Calígula, está considerada la artífice de la muerte, probablemente por envenenamiento, de Claudio el 13 de octubre de 54. Las circunstancias de este “famoso” envenenamiento constituyen uno de los episodios más discutidos tanto por autores antiguos como modernos. Examinando los textos antiguos, de los once autores que tratan la muerte de Claudio, uno solo, Séneca, expone la tesis de la muerte natural, teniendo en cuenta la función que desarrollaba. Todos los demás consideran que Claudio había sido envenenado por Agripina, aunque Tácito explica que su esposa habría optado por más por enturbiar la mente sin acelerar la muerte.

Relieve de la guardia pretoriana, París, Museo del Louvre.

Los actos de envenenamiento eran frecuentes en la Antigüedad, como testimonian las prácticas mitridáticas. Por ello, las voces eran numerosas cuando un fallecimiento aparecía demasiado rápido o sospechoso. Suetonio refiere que, tras la muerte de Calígula, se halló un enorme cofre repleto de diferentes venenos, lo que permite pensar que la farmacopea homicida fuese muy elaborada. Lo cierto es que, tras su muerte, Claudio fue divinizado y se le dedicó un templo en la colina del Celio. Y fue nombrado emperador su hijo, dado a luz por Agripina, Nerón.

Vista de una de las salas de la exposición.

Ahora, la exposición Claudio emperador. Mesalina, Agripina y las sombras de una dinastía está sustentada en trabajos de historiadores y arqueólogos contemporáneos que dibujan una imagen de Claudio algo diferente a la oscura y poco halagüeña transmitida por los autores antiguos. Es la imagen de un emperador capaz de proteger a su pueblo, de promover útiles reformas económicas y grandes obras públicas y de fomentar, gracias a la legislación, el desarrollo administrativo del Imperio.

Tabula Claudiana, bronce, Lyon, Museo y Teatro Romano Lugdunum..

Algunas piezas de extraordinario interés histórico-arqueológico completan la explicación de la vida y obra de Claudio: desde la Tábula Claudiana, donde está grabado el discurso de Claudio en el Senado en el año 48, centrado en la apertura a los notables galos del consejo senatorio; al valioso camafeo con el retrato de Claudio emperador; hasta el pequeño y sugestivo retrato de bronce dorado de Agripina Menor, procedente de Alba Fucens (en la actual región italiana de Abruzos), que testimonia el interés de Claudio por el territorio de la Regio IV de entonces. Y una de las novedades es el retrato de Germánico, expuesto por primera vez, junto con prestigiosos préstamos internacionales y nacionales, algunos de estos restaurados para la ocasión.

Vista de una de las salas de la muestra.

Un montaje original, basado en imágenes visuales y sonoras, constituye un atractivo sobresaliente en el recorrido expositivo donde los personajes de la narración protagonizan las instalaciones que involucran a los visitantes en esta experiencia inmersiva.

Fragmento de un relive, torso de una mujer, Roma, Museos Capitolinos.

Carmen del VANDO BLANCO

Detalle del relieve de la guardia pretoriana.

 

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