Los jóvenes homenajean al Museo del Prado

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Un total de veintiún artistas rinden tributo a la pinacoteca nacional en su bicentenario en el Lobby Art Gallery (Madrid). Figuración oní­rica, abstracción geológica o postacademicismo conforman una declaración de amor pero también de ruptura al clasicismo de esta institución. Hasta el 17 de noviembre

Veintiún artistas y veintiuna obras participan en esta exposición, un escaparate de la creativi­dad artística visual contemporánea. En la lista de participantes hay artis­tas que ya han formado parte de la programación expositiva de Lobby Art Gallery (hotel Emperador de la Gran Vía de Madrid) en los últimos dos años, con nuevas apuestas que nunca antes han habitado este espacio. Todos ellos inspirados por la grandeza del Museo del Prado.

Los artistas veteranos que ya han expuesto en este espacio madrileño mostrarán obras creadas y seleccionadas específicamente para esta ocasión. Figuración oní­rica, abstracción geológica o postacademicismo… y es que las salas del Museo del Prado han dejado una huella imborrable en su lenguaje artístico.

Y los artistas noveles, seleccionados mediante una convocatoria abierta la pasada primavera, han encontrado su hueco con propuestas frescas y arriesgadas que son, al mismo tiempo, una declaración de amor al clasicismo de nuestra ma­yor pinacoteca, y otra declaración pero de intenciones de ruptura que van más allá en pleno siglo XXI.

Sobre estas líneas, Las Gracias, por Pilar López Báez. Arriba, Vieja friendo huevos, por Alberto D. Fernández Hurtado.

MARCOS ÁLVAREZ. Aunque en sus orígenes Marcos Álvarez se dejó inundar por el grafiti y el suprematismo, actualmente se encuentra inmerso en una figuración inspirada por los clásicos como el Greco o Velázquez. “En sus lienzos encontramos personajes históricos anónimos, vagabundos y dementes como cánones de belleza, naturalezas retorcidas, la búsqueda del humanismo a través de la verdad y transformaciones de la vulgaridad en divinidad”.

La deriva de la incertidumbre, por Alma Arcenillas.

ALMA ARCENILLAS. “En la deriva de la incertidumbre fluctuamos en el espacio dis­cursivo, el mismo de las emociones y la acción, en un contex­to de explotación, violencia y exigencias, carente de empatía y afectividad. Las personas se convierten en la fuente de su pro­pio sometimiento cuya confrontación nos conduce a un estado involuntario de inacción. Un desequilibrio donde la ansiedad, la soledad y la exhibición nos zambullen en una maraña de ge­neralidades en busca de nosotros mismos y de vínculos reales con los otros.”

 

Jose Luis Sampedro escribiendo, por Lucia Ares.

LUCÍA ARES. “En mi pintura, el proceso es lo más importante. Por encima incluso del resultado final. (…). Mi pintura habla de cómo los accidentes, los hechos espontáneos, lo incierto se conforman como parte del proceso y de la obra definitiva, como ocurre en la propia vida.”

Las meninas, por Carlos Blanco Artero.

CARLOS BLANCO ARTERO. Nacido en 1983 en Madrid, la carrera de este artista es meteórica, y su pintura no deja de evolucionar. Centrado en representar y expresar su idea de multitud, en esta ocasión compartirá una versión del retrato colectivo más famoso de la historia de la pintura universal: Las Meninas de Velázquez.

La Inmaculada Concepción, por Lidia Guerrero.

LIDIA GUERRERO. En 2017 se gradúa en Bellas artes y comienza a viajar por diferentes partes del mundo, siendo ga­nadora de múltiples becas y residente en proyectos como Arquetopia Foundation and lnternational Artist Residency (Puebla, México) o Elsewhere Studios Paonia (Colorado, Estados Unidos). Su obra actual gira en torno al mito y la expresión en la cultura española, tratando de llamar la atención sobre lo dañinos que pueden resultar para los grupos minoritarios al­gunos factores que residen en la tradición y cómo dificultan la formación de una sociedad igualitaria y diversa.

I love academy, por Jair Leal.

JAIR LEAL. Nace y estudia en México, hasta que en 2001 consigue la beca para formarse junto a Antonio López, y aprovecha para insta­larse definitivamente en Madrid. Su pintura es figurativa, al tiempo que desarrolla también otras dis­ciplinas como el arte urbano (Pinta Malasaña), el tatuaje (Mano Zurda), la dirección de arte (En las estrellas) o la poesía.

Caballo, por Daniel Luengo.

DANIEL LUENGO.  Es un pintor y artista urbano que recurre a lo onírico en sus pinturas metafísicas y coloridas, y está marcado por su paso por el taller de Okuda, Misterpiro y compañía. En este homenaje presentará una de sus obras más emblemáti­cas y clásicas (si es que se puede decir esto de su pintura).

Selfie en plástico, por Laura Manuela.

LAURA MANUELA.. Ganadora de la XXXIII edición de los Premios Nacionales a la Moda para Jóvenes Diseñadores, su trabajo, tanto con la cámara como con los tejidos, está muy ligado a las raíces locales de su Extremadura natal. La obra que presenta en Prado 200 es una reinterpretación mo­derna de un tema recurrente en los museos: el bodegón. “Mi obra está inspirada en los cuadros de Clara Peeters, una de las pocas mujeres artistas europeas de la Edad Moderna y primera pintora a la que el Prado ha dedicado una exposición. Peeters utilizaba los reflejos de las copas y otros objetos para realizar autorretratos que reafirmaban su condición pintora. Este tipo de detalles son los que me hacen pensar que si no hubiera hecho esto, la firma que ahora tendría su obra probablemente sería ‘anónimo’”. Junto a la reivindicación feminista también está presente la denuncia medioambiental al presentar un bodegón donde los objetos de lujo de antaño ahora se han transformado en plástico. “Os invito a la exposición y… a ver si me encontráis dentro del bodegón”, explica Laura Manuela.

El caballero de la mano en el pecho (boceto), por Jimmy Millán.

JIMMY MILLÁN. “Mi técnica favorita es el collage con técnicas mixtas. Me da la oportunidad de mezclar todas las cosas que tengo en mi mente y luego hacerlas eternas. Como si mis pensamientos tuvieran for­ma, el papel y otros materiales mezclados con acrílico o pintura al óleo se hacen realidad en el lienzo y ese momento mágico finalmente expresa cosas que no puedo expresar en palabras.”

Variaciones sobre Twombly, por Gonzalo Núñez.

GONZALO NÚÑEZ. Si hay algo que se aprecia al instante en la obra de este artista es la importancia del dibujo, cuyo origen parece encon­trarse en su profesión como arquitecto. Un dibujo que ha ido ganando en conocimiento, y que bien puede en al­gunas ocasiones recordarnos a los viajeros de los siglos XVIII o XIX.

María Bárbola, por Rodrigo Romero Pérez.

RODRÍGO ROMERO PÉREZ. A través del lenguaje de la escultura figurativa reflexiona sobre el juego como pro­ceso de aprendizaje, los procesos de construcción y deconstruc­ción, las estructuras y la naturaleza. Para ello recurre a técnicas que van desde el modelado hasta la impresión 3D. Sus esculturas se plantean como creaciones para el espacio pú­blico y la calle.

Retrato ecuestre del rey Felipe VI, por Carlitos Quiralte.

CARLITOS QUIRALTE. Comenzó en su adolescencia en el arte calleje­ro, experiencia que luego trasladó a su estudio. Su trabajo está inspirado en la representación figurativa del arte pop y el neoexpresionismo abstracto. Sentimientos como la pasión, el miedo, la duda, así como la sumisión, la re­sistencia al poder y la violencia que genera son temas recurrentes en su obra.

Love Crazy, por Aurora Rumí.

AURORA RUMÍ. Su obra sintetiza la agilidad y rapidez del dibujo con acabados más maduros y pictóricos. Inspirada a partes iguales por el clasicismo y la modernidad, Rumí ofrece un pa­seo irreverente por obras clásicas reinterpretadas, personajes y escenas costumbristas contempladas de una forma diferente.

Pieza de Austión Tirado.

AUSTIÓN TIRADO. Tan solo han pasado cuatro años desde que se sumergiera de lleno en el mundo de la escultura porque para él es una herramienta perfecta para exteriorizar sus sentimientos y experiencias vita­les.

You ve got a friend in me, por Daniel Esteban.

DANIEL ESTEBAN. “Siempre he sido un enamorado de la pintura clásica y del re­trato (…). En esa búsqueda de hacer una interpreta­ción conceptual de la obra, suelo dejar a un lado las particulari­dades fisionómicas del retratado. A esta libre interpretación formal casi siempre va unido un de­talle paradójico, extratemporal, esa anomalía perceptiva o gui­ño, que nunca es casual.”

ALBERTO DAVID FDEZ. HURTADO. Se centra incansablemen­te en ahondar en la condición humana a través de todo lo que le rodea. Hurtado opta por una pintura de realidades cotidianas, con una influencia de la fotografía contemporánea. “Practico un arte basado en el estudio minucioso de los indivi­duos y su comportamiento vital”.

PILAR LÓPEZ BAEZ. “Mi trabajo pictórico reflexiona acerca de la memoria y de la dificultad de recordar. Por ello mi realismo se aleja de lo foto­gráfico y se adentra en lo subjetivo. Del mismo modo que los recuerdos a veces se nos muestran esquivos, los protagonistas de mis cuadros no aparecen completamente construidos, pa­recen a punto de terminar de materializarse o empezando a desaparecer.”

Al final de la escalera, por Elena Martí – Zaro.

ELENA MARTÍ – ZARO. “Ahora estamos casi en la frontera de la abstracción. Escenarios metafísicos. Rincones de cal y de luz. Geometría del temblor. Arcos vagamente góticos, de resonancias populares. Ventanu­cos. Huecos. Bajorrelieves. Sobrios volúmenes arquitectónicos casi reducidos a geometría (…). Más allá de la disyuntiva abs­tracción-figuración, esta desnudez, sí, de la pintura, esta reduc­ción a lo mínimo, esta belleza ascética. Tremenda eficacia de este ejercicio plástico sin concesiones.”

Mujeres eléctricas, por José Palacios.

JOSÉ PALACIOS.  “Color, línea negra y esquema, esas son mis herramientas de trabajo, en ellas buceo para crear mis obras, siempre ayudado por todo lo que mi entorno visual ofrece.” Sus coloridas composiciones conservan un trasfondo es­cénico clásico, con figuras y fuertes trazos conviviendo con dosis de abstracción y un efecto cuasiestroboscópico que da a sus pinturas un gran dinamismo.

Pequeño misterio en rojo, por Susana Ragel.

SUSANA RAGEL. Esta artista reflexiona sobre la fidelidad, el amor, la pasión, el silencio… Congela instan­tes en su pintura, ya sean reales o soñados, consiguiendo una conexión y un equilibrio entre el espectador, la obra y la artista.

Narciso (detalle), por Pin Vega.

PIN VEGA. “La naturaleza penetra en el arte a través de los materiales que lo hacen posible. Desde este enfoque, no me interesa tanto la ‘materia pictórica’, cuanto la materia en el sentido estricto de la palabra. El elemento en sí mismo. Es así como la materia se cuela en mi obra: por medio de la adición de pigmentos, en primer lugar, y de la sustracción de los mismos, en última ins­tancia. Mis obras se generan siguiendo un proceso paralelo al de la naturaleza en la conformación de sus texturas y formas.”

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