La edad del oro del corta y pega

Para celebrar el auge que vive en la actualidad el collage, la galería Espacio Sin Título de Madrid organiza y acoge la exposición «El tiempo del collage. Una veintena de maestros del corta y pega». En ella se reúnen artistas contemporáneos de nuestro país con expresiones muy distintas pero que comparten esa forma de apropiarse y hacer suyos elementos que se juntan y acoplan para crear algo nuevo

Narciso, por Cless. Arriba, Astronaut, por MiraRuido.

Inaugurada el pasado 21 de septiembre, El tiempo del collage. Una veintena de maestros del corta y pega es la exposición para el otoño/invierno 2016-17 en el Espacio Sin Título. Comisariada por Jesús Cano, reúne a creadores de diferentes ámbitos (arte, ilustración diseño) a los que les une ese interés por el collage. Para Cano esta técnica es «uno de los principales ingredientes de la cultura visual del siglo XXI. Y tal vez el que mejor refleja el mundo en que vivimos, ese bombardeo de imágenes -e información- constante que nos llega por diferentes canales las 24 horas del día».

Tomamos a uno de estos artistas, Cless (Valladolid, 1979), como claro ejemplo de esa actitud abierta que absorbe lo que le rodea y lo transforma para hacerlo suyo y convertirlo en algo original. Cless se describe en su página web como alguien a quien le gusta ir caminando por medio de la carretera cogiendo revistas y papeles de las calles y de los contenedores.

Me tenéis frita, por Sara Huete.

En Astronaut -la obra con la que se abre esta reseña- MiraRuido, el nombre que ha escogido Joseba Elorza para dar a conocer sus trabajos de ilustración y animación, mezcla tiempos y espacios completamente distintos. Un collage radical efectuado con mucha sutileza. Donde sí que se nota la tijera (o el photoshop, ¿quién sabes?) es en el Me tenéis frita de Sara Huete, donde ya en el título se aprecia el buen humor. Otros son más poéticos, como el Vacío nº 1 de Raúl Lázaro o el Pecar de Dani Sanchís. Desconcertante es la Nube de Ernesto Artillo y en la Irene Adler de Sean Mackaouis encontramos un aire dadaísta. Y, en todos ellos, reconocemos el afán de la muestra de reflejar con el corta y pega el espíritu de nuestra época.