Picasso: obstinadamente mediterráneo

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La Colección Peggy Guggenheim de Venecia acoge tres pinturas, diez dibujos y una escultura del genio malagueño, que se exhiben por primera vez juntas, en una exposición que reflexiona sobre la intensa atracción que el Mare Nostrum ejerció en la trayectoria artística del pintor. Hasta el 7 de enero de 2018

La exposición Picasso en la playa, ligada a la colección de la gran mecenas y en colaboración con el Museo Nacional Picasso de París, se despliega en las dos nuevas Salas de Proyectos (Project Rooms), estos espacios, que se inauguraron el pasado mes de febrero, han sido diseñados para albergar proyectos expositivos centrados en profundizar en la obra de un artista o en temas específicos relacionados con la producción artística de autores del siglo XX relacionados con la colección reunida por Peggy Guggenheim.

Sobre estas líneas, Mujer sentada en la playa, 10 de febrero de 1937, óleo, carboncillo y pastel sobre lienzo, 130,5 x 162,5 cm, Lyon, Museo de Bellas Artes, donado por Jacqueline Delubac, 1997. Arriba, En la playa, 12 de febrero de 1937, óleo y crayón sobre lienzo, 129,1 x 194 cm, Venecia, Colección Peggy Guggenheim. Todas las obras son de Pablo Picasso © Succession Picasso, by SIAE 2017.

En esta ocasión, estos flamantes espacios se inundan del mar interpretado por Pablo Picasso a través de tres pinturas, diez dibujos (realizados entre febrero y diciembre de 1937) y una escultura –mostrados juntos por primera vez al público– en un discurso expositivo en el que el comisario, Massimo Barbero, intenta arrojar una nueva mirada sobre el trabajo del artista. Y lo hace haciendo hincapié en las conexiones y la atracción tan intensa con ese Mediterráneo que tuvo un papel tan destacado en su trayectoria artística: desde sus raíces en España, pasando por su vida en Francia, hasta las relaciones con artistas o creaciones artísticas que tenían un punto de referencia con el Mare Nostrum.

La figura central de la muestra, En la playa (La Baignade), es la inspiradora de la cita picassiana y forma parte del ambicioso proyecto “Picasso-Mediterráneo”, organizado por el museo parisino y en el que participan más de sesenta instituciones, y que está conformado por una serie de exposiciones, seminarios, estudios y publicaciones centrados en los trabajos “obstinadamente mediterráneos” de Picasso.

Gran bañista con libro, 18 de febrero de 1937, óleo, carboncillo y pastel sobre lienzo, 130 x 97,5 cm, París, Museo Nacional Picasso, donación de Pablo Picasso.

El comisario Massimo Barbero explicaba que el año de 1937 fue crucial tanto en la carrera del artista como en el aspecto personal porque supuso su implicación en los acontecimientos que se vivían en una España sumida en la Guerra Civil. A inicios de ese mismo año, Picasso realiza la serie de grabados Sueño y Mentira de Franco, de cuya serie la Colección Peggy Guggenheim conserva un ejemplar, expuesto junto a los dibujos preparatorios del Guernica.

Cabe señalar que en ese mismo período, Picasso realizaba unas obras que no dejaban ni siquiera entrever su preocupación por los acontecimientos políticos que se estaban registrando en su país natal. Como comentaba Barbero, es como si Picasso, muy afectado por los horrores de la guerra en España, quisiera evadirse de esa realidad al evocar en estas obras pequeños momentos de felicidad. De hecho, la pintura En la playa, fechada el 12 de febrero de 1937, presenta los cuerpos desnudos de dos mujeres que juegan en la playa con un barquito pequeño, y está inspirada en la titulada Tres bañistas de 1920.

Bañista en la caseta salta a la cuerda, 6 de febrero de 1937, crayón de cera de grano fino sobre papel grueso de calco, 17.5 x 25.6 cm, París, Museo Nacional, donación de Pablo Picasso.

Integran el recorrido el dibujo preparatorio de En la playa al lado de otro, inédito, con una primera idea para En la playa y Mujer sentada en la playa, de 1937. Este lienzo muestra a una mujer desnuda captada en un gesto natural, que conduce explícitamente a la bañista de la derecha de la gran pintura del Guggenheim de Venecia. Una semana más tarde de la ejecución de En la playa, Picasso pintaba la Gran bañista con libro, transformada en una imperturbable escultura blanca-grisácea, con las piernas cruzadas y con rostro enigmático, la cabeza inclinada sobre el libro y apoyada sobre los codos. En esta tercera versión de bañista, Picasso adopta un planteamiento de formas más estáticas y un estilo anguloso, decididamente casi cubista.

Dos mujeres desnudas en la playa, 1 de mayo de 1937, tinta china, pastel y lápiz sobre panel, 22 x 27 cm, París, Museo Nacional Picasso, donación de Pablo Picasso.

Aunque ausente en esta cita, merece recordar Pobres en la orilla del mar, de 1903, un trabajo perteneciente al período azul de Picasso (iniciado tras el suicidio de su amigo Casagemas), que retrata a una familia carente de cualquier indicio afectivo: estatuas rígidas, sin ninguna esperanza de acabar con su triste condición. Las figuras, envueltas en sus vestimentas, parecen querer esconder con ellas su desnuda pobreza. Del profundo añil del mar y del cielo emerge un Picasso declaradamente patético, muy lejano de sus escenas convocadas en la cita veneciana.

Pablo Picasso, 1936, fotografía de de Man Ray.

Queda claro que con el género marítimo, Picasso no descubre un nuevo tema pero sí revela el único y verdadero contexto exterior de toda su obra. Mientras el desnudo es un concepto que afronta de manera clásica o más propiamente moderna, tras inspirarse para sus estructuras figurativas y compositivas en los magistrales ejemplos de Giorgione, Tiziano, Ingres, Puvis de Chavannes, Manet, Cézanne, Matisse y Renoir. Sin embargo, el paso dado por el artista conecta la experiencia individual con las formas de la tradición, lo que creó no solo algo nuevo, sino absolutamente revolucionario.

Carmen del VANDO BLANCO

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