Una comedia sobre la nueva creación artística

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La película de Lauriane Escaffre e Yvonnick Muller El despertar de María, que llega en estos días a las salas españolas, es una de esas exitosas comedias francesas que, desde siempre, se vienen estrenando en nuestra cartelera

Entre sus antecedentes, cabría recordar Tres solteros y un biberón (Coline Serrau, 1985), Intocable (Olivier Nakache y Éric Toledano, 2011) o Dios mío, pero ¿qué te hemos hecho? (Philippe de Cahuveron, 2014). Pese a ser todas ellas cintas amables, no carecen de cierta mirada, más o menos irónica, a algunos de los nuevos usos y costumbres de la sociedad francesa que, por extensión, siempre alcanzan a toda la europea.

En esta ocasión, Escaffre y Muller nos trasladan a la Escuela de Bellas Artes de París a través de una señora de la limpieza, María (Karin Viard), recién contratada en el centro. Lo normal hubiera sido que la protagonista fuese una alumna -como lo fue la Camille Claudel de Isabelle Adjani en la cinta que Bruno Nuytten dedicó en 1988 a la escultora- o una profesora del centro. Que sea una limpiadora es una reivindicación del oficio en toda la regla, entre otras muchas cosas.

Fotograma de la película "El despertar de María".
Fotograma de la película El despertar de María.

Desde que hace un par de años el muro que cierra el paso al local que el antiguo cine Avenida, en la Gran Vía madrileña, apareció con un mural que homenajeaba a varias limpiadoras, tengo claro que este oficio -tan digno como cualquiera, por supuesto- es una de las causas que más preocupan al nuevo feminismo. Pero que las quelis -acrónimo de las “que limpian”, con el que se autodenominan ellas mismas desde que se han empezado a hacer notar en el debate social- ocupan el mismo lugar en Francia que aquí ha venido a demostrármelo El despertar de María.

Con todo, para el interesado en la creación artística contemporánea, la cinta reviste mucho más interés desde otros puntos de vista. Así, Escaffre y Muller aluden directamente a ese nuevo concepto de la estética que, en los anuncios de ciertos cosméticos, se publicita como “belleza real” y, desde algunos sectores del nuevo feminismo, se la define como la estética que emana de la ética.

Cartel de la película de Lauriane Escaffre e Yvonnick Muller.

Maria no es una joven esplendorosa, con las medidas que otrora mandaba el canon. Tampoco hablamos de una de esas mujeres que, a simple vista, gustarían a cualquier hombre. Muy por el contrario, es una persona muy entrada en años. Tiene encanto, pero su cuerpo ya está baqueteado por la vida. Aun así, se convertirá en la modelo y musa de la Escuela. Esta de Escaffre y Muller es una comedia amable. Pero no por ello deja de tomar partido por los nuevos cánones y los nuevos procedimientos de la creación artística.

Javier MEMBA

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