Caravaggio o el arte de redescubrir la belleza

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Una de las muestras del año es la que se podrá apreciar en las Galerías Nacionales de Arte Antiguo de Roma hasta el 6 de julio, con el retrato recientemente redescubierto, Maffeo Barberini, futuro Urbano VIII, o piezas que llegan desde Madrid, como Ecce Homo o Santa Catalina.

Caravaggio cumple como pocos con la definición de “genio” según Kant: aquel que establece las reglas y normas del arte que está por venir. De hecho, “caravaggismo” ha pasado a designar “la revolución llevada a cabo por el primero de ellos en el plano formal e iconográfico, resultado de un cambio radical en las relaciones entre la pintura y el mundo”, de tal manera que estableció “un repertorio de fórmulas: naturalidad de la representación, figuras de tamaño natural, luz penetrante, valor expresivo del claroscuro… Además de temas iconográficos”.

Retrato de Maffeo Barberini. Hacia 1598. Colección particular. Arriba, Los jugadores de cartas. 1595. Kimbell Art Museum, Fort Worth (EE UU). Todas las obras de Caravaggio.

De este modo contagió a una parte de la pintura europea: desde Rembrandt y Vermeer en Holanda, pasando por Georges de la Tour en Francia, hasta José de Ribera en España. El claroscuro crea una tensión de contrastes, genera una ambientación teatral y anímica, enciende una atmósfera de recogimiento religioso. Según Mario Praz, “gracias a la magia de la luz, ese supremo elixir, (ese ingenio solar), logró Rembrandt que la fealdad fuese aceptable para la visión artística. Este fue su gran descubrimiento, que también había sido el de Caravaggio: no hay nada tan vulgar que el arte no pueda redimirlo”.

No hay nada que sea vulgar, solo representaciones vulgares. Esta es quizá una de las más grandes revoluciones del arte, puesto que si el noúmeno o la cosa en sí, según Kant, es incognoscible, lo que nosotros podemos conocer de la realidad es la representación de la misma. Y las representaciones pueden variar no solo según cada lenguaje artístico, sino por cómo se aproxima cada artista a un fenómeno. Así fenómenos que tradicionalmente nos han podido parecer feísimos, repugnantes o detestables, pueden cambiarnos de parecer según la representación del artista.

El martirio de Santa Úrsula. 1610. Palacio Zevallos Stigliano, Nápoles (Italia).

Precisamente uno de los grandes logros de Caravaggio es redescubrir la belleza que hay en aspectos que tradicionalmente han sido marginados, excluidos, rechazados. Quizá este sea uno de los temas que atraviesa la historia del arte: la belleza imperecedera de la vida y del mundo, y la celebración de la misma, a pesar de la corrupción, a pesar de las injusticias, a pesar del paso, implacable, del tiempo, que todo se lo lleva.

Sebastián Gámez Millán

CARAVAGGIO 2025

Galerías Nacionales de Arte Antiguo de Roma

Hasta el 6 de julio

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