Tras evaluar las obras enviadas a la convocatoria, el jurado ha otorgado a Isaac Expósito Casado y a Diego Vallejo García un premio de 3.000 euros cada uno. Sus proyectos galardonados se pueden contemplar en el Museo del Realismo Español Contemporáneo de Almería junto a los de otra veintena de artistas seleccionados por los jueces del certamen. Hasta el 11 de enero
Con la meta de reconocer la excelencia y estimular nuevas iniciativas artísticas, el Museo del Realismo Español Contemporáneo de Almería (MUREC) lanzó su primera edición del Certamen Jóvenes Artistas Realistas Españoles. Una iniciativa que busca impulsar desde la ciudad andaluza el talento emergente en el ámbito del realismo y la figuración contemporánea.
De los 144 candidatos menores de 35 años y procedentes de distintas provincias españolas que se han presentado al concurso, un jurado compuesto por miembros de la Fundación de Arte Ibáñez Cosentino y personalidades de reconocido prestigio en el mundo de la pintura y las artes en general ha decidido premiar a Isaac Expósito Casado (Jaén, 1994) y Diego Vallejo García (Ávila, 1991) por sus obras Mis padres y Silencio azul respectivamente. El fallo atiende a la originalidad, el desempeño técnico y la conceptualización de la obra dentro del marco del realismo español y la figuración. Estos galardones están dotados con 3.000 euros cada uno y son financiados por la Diputación Provincial de Almería y la Fundación.

En base a la calidad de las obras presentadas al certamen, el jurado ha decidido también otorgar cuatro menciones de honor a los siguientes participantes: Marta Cano Delgado (Granada, 1998) con Soñadora, 2025 (modelado en barro, reproducción en escayola, 93x83x44 cm), Pepe Domínguez (Alcalá de Guadaíra, Sevilla, 1997) con La vergüenza (óleo sobre lienzo, 146×114 cm), Virginia Bersabé (Sevilla, 1990) con La cortina, 2018 (óleo sobre lienzo, 137×107 cm), y Maite Pinto Zangróniz (Logroño, 1993) con Silken whispers, 2025 (aguafuerte y aguatinta, 29×21 cm).
Estos cuatro artistas con mención de honor y los dos artistas galardonados participan en una exposición compuesta por una veintena de obras seleccionadas por el jurado que se podrá visitar hasta el 11 de enero en el MUREC de Almería. La muestra forma parte de una iniciativa que plasma el compromiso de la pinacoteca con las nuevas generaciones de creadores y aspira a consolidar una cita anual de referencia para quienes trabajan el realismo como una herramienta crítica, expresiva y plenamente vigente en el arte contemporáneo.
Isaac Expósito: Mis padres
«La pintura, Mis padres, como el resto de mi obra, surge de la necesidad de representar mi entorno más cercano, aproximarme a la realidad de un modo austero, sin adornos, intentando ser lo más fiel posible a lo representado, tratando de lograr la mayor corrección y exactitud formal posible», ha declarado el autor.

El jurado ha seleccionado esta pieza por su defensa de lo clásico y su fidelidad a la verdad en el retrato. El equilibrio entre realismo y contención emocional convierte la pintura en un testimonio de la verdad humana, un reflejo del tiempo detenido en la mirada y el gesto. El jurado valora su sobriedad, su oficio y su respeto por la tradición pictórica, cualidades que otorgan a la obra una dignidad y una honestidad que trascienden la moda.
El artista galardonado explica el significado que para él tiene su obra: «La imagen representa una escena típica de mi entorno. Mis padres, en el salón de la casa familiar, en una posición que, aunque denota lo que está sucediendo, están siendo retratados por mí; se muestran en una pose ordinaria completamente habitual, como interrumpidos en el discurrir diario que conforma mi imagen de ellos, esa escena que, siendo cotidiana, al mismo tiempo, en una escala temporal amplia, se vuelve fugaz y mutable. Esto motiva, a mi juicio, el impulso inexplicable de fijar no solo en la memoria, sino en una obra, esta escena que un día, por los propios avatares de la vida, no será. Guardar las sensaciones, sentimientos y el estado de la conciencia presente en mí en momentos como estos, que se suceden a diario como eternos, infinitos y, por ello, como anodinos, pero que llegado un momento en el que ya no sean repetibles, la ausencia los convertirá en irrepetibles y esenciales.
Diego Vallejo: Silencio Azul
Silencio Azul continúa la temática de la obra de Diego Vallejo García en la que se retrata su propia generación a través de la luz, los gestos, la actitud de los personajes despojados de su identidad individual… Esta obra transcurre en un interior en la que aparecen dos figuras. El espacio no es un lugar reconocible, sino un escenario suspendido entre lo íntimo y lo teatral. Cada elemento está dispuesto para intensificar la tensión entre calma y movimiento.
En palabras de Vallejo: «El desorden y la luz acentúan esa sensación de que no se trata de un lugar concreto, el territorio ambiguo de una generación retratada en su fragilidad: escenarios desordenados, gestos que son a la vez cotidianos y teatrales, luces que convierten la intimidad en representación. Un espacio que no se habita, sino que se interpreta. La escena está iluminada con una luz fría, azulada, símbolo de calma. Aparecen tres puntos rojos que nos crean el contraste y la tensión cromática, y nos dirigen de una manera visual hacia el centro de la composición».

El corazón del cuadro. Una figura aparece en primer plano irrumpiendo en el espacio e introduciéndonos en la escena. Esa entrada rompe el silencio y desestabiliza la calma del segundo personaje, que aparece sentado al fondo. Al hacerlo, nos recuerda que toda calma es precaria, que todo descanso está expuesto a la irrupción de lo inesperado.
Según el artista, la pregunta de “¿por qué corre? ¿dónde están?” es el motor de la obra: no hay una respuesta cerrada, sino la invitación a que cada espectador complete el relato desde su experiencia.
El jurado reconoce en esta obra un lenguaje contemporáneo y juvenil que desafía las convenciones tradicionales de la pintura realista. El artista demuestra una sensibilidad hacia las estéticas actuales, donde lo cotidiano se mezcla con lo cinematográfico y lo emocional se traduce en gestos y atmósferas. Esta pieza ha destacado por su frescura visual, su audacia narrativa y su capacidad de conectar con un público joven, invitando a la interpretación y al diálogo con el presente.
Relación de artistas que exponen en la muestra
Paula Alicia (Madrid, 2004)
Manu Barba (Ciudad Real, 1990)
Adriana Berges ( Madrid, 1992)
Virginia Bersabé (Córdoba,1990)
Marta Cano (Granada, 1998)
Rosa Cano (Granada, 1997)
Pepe Domínguez (Alcalá de Guadaira, Sevilla. 1997)
Alexia Mariana Escobar (Almería,1992)
Isaac Expósito (Úbeda, Jaén. 1999)
Alfonso Del Moral (Murcia, 1992)
Mateo Hurtado (Torreperogil, Jaén. 1989)
Juan Jesús Lobato (Ubrique, Cádiz. 1989)
Paula López (león, 1999)
Martín Luengo (Salamanca, 1999)
Pedro Alfonso Méndez ( Madrid, 1991)
Miguel Nieto (Madrid, 2003)
Ondina Oliva (Figueras, Girona. 1991)
Héctor Palacios (Madrid, 2002)
Maite Pinto (Logroño, 1993)
José Antonio Rivero (Sevilla, 1995)
David Urazán (Barcelona, 1994)
Eduardo Urdiales (Roquetas de Mar, Almería. 1998)
Diego Vallejo (Ávila, 1991)
Nacho Vergara (Albacete, 1990)









