La exposición Beyond Limits de la casa de subastas Sotheby’s se ha convertido en una de las citas artísticas anuales imprescindibles tanto para el público como para los coleccionistas de esculturas contemporáneas. En los jardines de Chatsworth (Londres), una de las fincas más grandes de Europa, propiedad de los duques de Devonshire, se exhibe un conjunto de piezas monumentales de artistas como Cristina Iglesias, Joana Vasconcelos, Zaha Hadid, Bruce Munro, Aristide Maillol o Giorgio de Chirico. Hasta el 30 de octubre
La exposición anual Beyond Limits de la casa de subastas londinense Sotheby’s ha conseguido convertirse en un referente en la exhibición y venta de esculturas contemporáneas monumentales. Para ello han contado en estos once años con notables piezas de los artistas contemporáneos más importantes del mundo y con el mejor entorno posible, el jardín histórico de una de las fincas más grandes de Europa, Chatsworth, que pertenece a los duques de Devonshire. Está pensada tanto para el público en general que se acerca a estos jardines a disfrutar del entorno y de las obras que se exhiben como para coleccionistas que acuden para completar sus colecciones.
Este entorno permite no solo exponer piezas monumentales sino que gracias a la diversidad de espacios (amplios, abiertos, recogidos, con mucha o poca perspectiva) posibilita que todas las obras encuentren su sitio adecuado. «A veces lleva un poco más de tiempo encontrar el mejor lugar para una escultura, pero hay otros casos que desde el principio está claro dónde tiene que estar situada. En esta edición sabíamos que la pieza de Zaha Hadid tenía que situarse delante del palacio o la de Bruce Munro en el lago. O el caso de Fruit Cake, de Joana Vasconcelos, donde su forma orgánica juega con las curvas del paisaje y de los árboles. En cambio otras más pequeñas necesitan sitios más recogidos», comenta Alexandra Schader, directora del Departamento de Arte Moderno y Contemporáneo de Sotheby’s en España.
Todo el conjunto de obras que se muestra está a la venta y procede desde coleccionistas particulares, empresas corporativas hasta las que llegan directamente desde el taller del propio artista. En este último caso, son piezas realizadas ex profeso para esta exposición y es que las posibilidades que ofrecen estos jardines, es el sueño de cualquier creador, realizar una escultura sin tenerse que ajustarse a ningún límite ni de técnica o tamaño.
En todas estas ediciones se ha dado el caso de que se repitan artistas, como Aristide Maillol, Giorgio de Chirico, Fernando Botero o Manolo Valdés (que ha estado presente en varias ocasiones) pero nunca se vuelven a exhibir las mismas obras. Cada año es una exposición distinta comisariada por un equipo de Sotheby’s. El arco cronológico es amplio, desde finales del XIX hasta ahora mismo. No están cerrados a ningún estilo, «aunque predomina la abstracción también hay figuración, la idea es mostrar obra importante y representativa de los principales autores que hacen o han hecho escultura durante su vida», añade Schader.
Cuando le preguntamos a Alexandra Schader qué tipo de coleccionista adquiere escultura comenta que este mercado empezó a cambiar hace unos quince años cuando muchos artistas comenzaron a trabajar en medios tridimensionales y eso hizo que aumentase el interés general por la escultura. «El mercado de la escultura ha crecido y esto fue a raíz de un momento clave, 2010, cuando vendimos El hombre que camina de Giacometti por más de 100 millones de dólares, fue el mayor precio pagado por una obra en la historia del arte, por primera vez una escultura superó a una pintura. Y mostró que el mundo estaba listo, que los coleccionistas estaban listos, para acoger mucha más escultura dentro de sus colecciones».
Es muy interesante la amplitud de quienes se interesan por comprar escultura no solo pequeña o solo monumental, y dentro de la monumental hay desde personas que tienen jardines grandes hasta empresas corporativas que adquieren piezas para sus edificios, ayuntamientos para embellecer sus ciudades, o el coleccionista tradicional de arte que también quiere incorporar la escultura a su colección porque desea que sus jardines se conviertan en una extensión de su espacio expositivo. Entre los artistas más cotizados, Anish Kaapor, Olafur Eliasson, Antony Gormley o Lynn Chadwick, y entre los españoles, Manolo Valdés, Jaume Plensa o Cristina Iglesias.
En la edición de este año están presentes 16 esculturas de 16 artistas: Fernando Botero, Wendell Castle, Lynn Chadwick, Giorgio de Chitico, Charles Hadock, Richard Hudson, Alexander Macdonald-Buchanan, Aristide Maillol, Ju Ming, Bruce Munro, Jedd Novatt, Erwin Wurm, Emily Young, Cristina Iglesias, Zaha Hadid y Joana Vasconcelos.
Lilas, de la arquitecta Zaha Hadid, es una pieza que rompe la barrera entre escultura y arquitectura y que fue creada en 2007 para el pabellón de la Serpentine Gallery londinense. De Joana Vasconcelos, la impresionante Fruit Cake, de la serie Treats, realizada en 2011, en la que trata sobre la cultura consumista contemporánea, a través de la forma monumental de una magdalena construida a partir de moldes de color con forma de frutas y galletas. La estructura de gran tamaño y colorido es una referencia directa a las estrategias comerciales que fomentan la tentación de consumir, mientras que la estructura de acero sencilla revela la falsedad de una cultura que prioriza el estilo sobre el fondo.
La española Cristina Iglesias presenta Habitación vegetal XV (Doble pasaje), 2008, una instalación que explora los límites entre la apariencia y la realidad, lo que obliga al espectador a tomar un papel activo en el mundo de ficción de la artista. El exterior está realizado en acero inoxidable, que refleja y distorsiona su entorno inmediato y crea una realidad deformada y engañosa. Sin embargo, los pasajes interiores están esculpidos en relieve para crear la ilusión de un espacio natural y orgánico.
Bruce Munro ha realizado 108 nenúfares gigantes en acero inoxidable grabado que parecen flotar en la superficie del agua del Canal Pond de estos jardines. Está pieza de 2016 fue pensada para este espacio y está dividida en tres conjuntos que representan el pasado, el presente y el futuro. Está inspirada en la historia de Chatsworth; en 1837 se trajeron a Inglaterra desde la Guayana británica las primeras semillas de los lirios de agua lo que provocó una competición entre los terratenientes ingleses por ser los primeros en cultivar esta planta. En 1849, el jardinero jefe de Chatsworth, Joseph Paxton, construyó un invernadero para dar cabida a esta flor, así la instalación de Munro une el pasado y el presente.
Á. S. C.