La crónica de los alternativos años noventa

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La cara oculta de la luna recorre hasta el 4 de febrero en CentroCentro Cibeles la escena independiente de las artes visuales en la capital desde 1980 hasta 2003, uno de los momentos de mayor explosión creativa en la ciudad. Además, Máquinas de vivir. Flamenco y arquitectura en la ocupación y desocupación de espacios, un diálogo a tres bandas entre la arquitectura radical, la crítica social y las representaciones flamencas, y Charivaria (hasta el 28 de enero), una experiencia auditiva de distintos documentos contemporáneos, son las otras dos apuestas de este espacio expositivo madrileño

“No existe ningún museo en Madrid que recoja nuestras historias. Por ello, hemos querido reunir por primera vez estas obras y ofrecer a propios y extraños la crónica de lo que hicimos, lo que fuimos, lo que vivimos; de lo que pasó en la cara oculta de la Luna de Madrid”, explica Tomás Ruiz-Rivas, comisario de la exposición La cara oculta de la luna. Arte alternativo en el Madrid de los 90, que puede verse hasta el 4 de febrero en la planta cuarta de CentroCentro Cibeles.

Sobre estas líneas, Todo en el aire, por Los Torreznos, Acción!Mad16, 2016. Arriba, Sistema de ventilación, por Diana Larrea, Espacio F, 2000.

Un proyecto que realiza un recorrido exhaustivo, desde 1980 hasta 2003, por la escena independiente de las artes visuales a lo largo de una de las décadas de mayor explosión creativa en la capital. Y lo hace a través de fotografías, vídeos, instalaciones y documentos originales, reunidos en primicia para CentroCentro, toda una revisión de lo que el comisario define como “ese ‘otro’ mundo del arte hecho por los artistas”, cuya historia discurre en paralelo a la historia escrita desde las instituciones oficiales.

La muestra, que sigue un orden cronológico, repasa más de una treintena de proyectos de la escena independiente o autoorganizada. Arranca con Espacio P, precedente en los años ochenta y lugar de referencia para la performance, el videoarte y la experimentación, y se adentra en la “sucesión imparable de espacios, festivales, ediciones y formatos de trabajo inclasiflicables” de los noventa, y que para Ruiz-Rivas han dado cauce a lo mejor de nuestro arte. “Los artistas de Madrid no disponíamos de espacios de exposición, recursos públicos ni diálogo con las instituciones y el mercado rechazaba las líneas de experimentación que todos queríamos desarrollar –performance, instalación, sitio específico o espacio público–, por lo que inventamos nuestra propia institucionalidad”, añade el comisario.

Galería Mari Boom. 1985.

En una visión panorámica de cada proyecto, la exposición repasa nombres como Estrujenbank, primer espacio gestionado por artistas; El Ojo Atómico, primer espacio dedicado a instalaciones de sitio específico en España, o asociaciones históricas como Cruce, con cerca de un cuarto de siglo de recorrido. Revisa iniciativas que “ocuparon para el arte espacios que no son de arte”, como garajes (Garage Pemasa, El Almacén de la Nave), sótanos (galería Valgamedios), pasajes subterráneos (galería Mari Boom) o espacios en desuso (Establecimiento, Doméstico).

Proyectos que vinculaban artes plásticas y escénicas (Poisson Soluble, Circo Interior Bruto), proyectos de performance y arte de acción (Revista Caminada, Public Art, Acción!MAD, FIARP), de videoarte (Espacio P) o edición (Fast Food, El Perro, La Más Bella), todos impulsados por la innovación artística y comprometidos con la experimentación. El recorrido finaliza en 2003 con la organización del festival MAD.03, creado por AVAM (Artistas Visuales Asociados de Madrid), “un momento efímero de institucionalización de este otro mundo del arte de Madrid”, cuando una nueva generación de artistas iniciaba su propia andadura.

Partido de la jornada, por Daniel Villegas, Off Limits, 2008.

La exposición presenta, además, diez piezas emblemáticas de aquel momento, que han sido reactivadas por sus autores expresamente para la ocasión. Entre ellas: Cabina, de José Manuel Rodríguez de Córdoba para Poisson Soluble; A.68, de Darya von Berner para Doméstico; Acumulación de sucesiones de bandas de protección de doble onda, de Manuel Ludeña para El Ojo Atómico; Presupuesto 6 euros, una convocatoria de Cabello-Carceller para Off Limits, o Indignadas de María María Acha-Kutscher para el Antimuseo.

Proyectos presentes en la muestra: Acción!Mad, Antimuseo, Circo Interior Bruto, Cruce Arte y Pensamiento Contemporáneo, Doméstico, El Almazén de la Nave, El Ojo Atómico, El Perro, Espacio F, Espacio P, Establecimiento, Estrujenbank, Fast Food, FIARP, Galería Mari Boom, Galería Valgamedios, Garage Pemasa, La Hostia Fine Arts, La Más Bella, La Ternura, Legado Social, MAD.03, Off Limits, Poisson Soluble, Public Art, Red de Lavapiés, Revista Caminada, The Art Palace, Window 99, Zona de Acción Temporal.

12 metros cuadrados / realojados por infravivienda, por Mar Núñez con la Mesa de la Vivienda de la Red de Lavapiés, Érase una vez Lavapiés y otros cuentos, 2001.

Arquitectura radical, crítica social y flamenco

Junto a esta exposición, CentroCentro Cibeles presenta, también hasta el 4 de febrero, Arquitectura en la ocupación y desocupación de espacios, una exposición coproducida junto a La Virreina Centre de la Imatge (Barcelona), comisariada por Pedro G. Romero y María García, y coordinada por BNV Producciones y la Plataforma Independiente de Estudios Flamencos Modernos y Contemporáneos

Pinot Galitzio en Alba. Cortesía Archivo Galitzio, Turín.

Un total de más de 1.000 piezas de fotografía, pintura, audiovisual, maquetas, coreografías, escenografías, música, acciones, libros y documentación conforman esta muestra que propone un diálogo a tres bandas entre la arquitectura radical, la crítica social y las representaciones flamencas, consecuencia de una investigación en curso desde 2013.

Fotos y collage de Mario Fuentes para el disco Campo Joven de Manuel Paula.

En este tiempo se han recorrido los trabajos de artistas ligados a la Internacional Situacionista; los proyectos utópicos, viviendas sociales y polígonos urbanos de arquitectura realizados en los años sesenta-setenta para comunidades de gitanos y migrantes, y las primeras producciones artísticas, especialmente en el ámbito teatral, en las que los artistas flamencos dan cuenta de todas estas transformaciones del territorio en sus propias expresiones. En definitiva, se trata de mostrar al público algunas escenas conocidas, otras olvidadas y otras desconocidas de la tensión siempre conflictiva entre la arquitectura y la vida, y rastrea las relaciones entre arte y arquitectura radical, programas sociales, vanguardias y culturas subalternas gitanas, flamencas y de trabajadores emigrantes.

Máquinas de vivir toma su título de la locución primera que hiciera Federico García Lorca del famoso machine à habiter de Le Corbusier –explican los comisarios–. El término funcionalista lo aplica Lorca a la modesta vivienda de un flamenco de Granada. La apelación es conflictiva, hay trazos paternalistas, orientalistas, incluso colonialistas en ese asimilar la funcionalidad de la casa moderna con la necesaria sobriedad de la casa de un pobre. No obstante, la brecha de significados que Lorca abre entre el vivir y el habitar es el centro sobre el que gravitan nuestras pesquisas: vivir y habitar, zoé y bios, vida natural y vida política”.

Foto de Javier Andrada.

Experiencia auditiva

Y, por último, la quinta planta de CentroCentro Cibeles acoge Charivaria, una exposición que aborda cómo se posicionan las personas en el espacio público con sonido, a partir de relatos centrados en los herreros, campanas y sirenas, las cencerradas, la fiesta, la música mendicante, la protesta, los carnavales y los ritos.

La campana de Gracia, Any II batallada LXII. 1871.

Comisariada por José Luis Espejo y Andrea Zarza, esta muestra, que podrá verse hasta el 28 de enero, propone toda una experiencia auditiva de distintos documentos contemporáneos como registros sonoros, visuales, documentales y de archivo de cerca de noventa artistas, escritores, periodistas o compositores.

Taking a life for a walk, fotografía de Graham Turner. 2004. Retrato de Caroline Kraabel como parte de su proyecto Taking a life for a walk.

Y para ello se apoya en recursos sonoros, visuales, documentales, de archivo y plásticos, para proponer varios relatos sincrónicos que abarcan desde los inicios de la Edad Moderna en Europa hasta la actualidad.

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