El diario íntimo de Sofía Madrigal

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El Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente (Segovia) revisa el trabajo de esta artista en una exposición dividida en tres ejes fundamentales, el autorretrato, el paisaje natural y el urbano, a través de 150 obras realizadas entre 1984 y 2017. Hasta el 3 de junio

Para Ana Doldán de Cáceres, directora conservadora del Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente, comisaria de la exposición que acoge esta pinacoteca segoviana y autora del texto del catálogo, en la obra de Sofía Madrigal (Segovia, 1954) se percibe un encuentro con Giotto, con el románico, con el cubismo, con el futurismo, incluso con Esteban Vicente. En ambos artistas descubrimos una misma preocupación por el color, por la luz y por la importancia del dibujo como base de la pintura.

Sobre estas líneas, Autorretrato con Sofía, septiembre de 2010, óleo sobre arpillera, 213 x 132 cm, colección particular. Arriba, Sin título, 25.7.16/27.4.08, carbón y pastel sobre cartón, 52,5 x 75 cm, colección particular, Todas las obras de Sofía Madrigal expuestas en el Museo Esteban Vicente (Segovia).

Bajo el título El bosque de Ofelia, la artista presenta en el Museo Esteban Vicente un total de 150 obras realizadas entre 1984 y 2017. Dividida en tres grandes bloque, la muestra arranca con la parte más íntima de la artista, los autorretratos, un trabajo de introspección, de “explorar sentimientos y anhelos y, a través del óleo, el carbón o el pastel, canalizarlos y hacer al espectador cómplice de ellos”.

Muchas veces son apuntes rápidos realizados en carboncillo, que hablan de la vida cotidiana de Sofía Madrigal; otras, grandes lienzos donde se “representa a la manera clásica, con atributos de pintora y con su perra sentada en actitud de fidelidad. En ocasiones, deja su huella en el retrato, pero sin aparecer ella, solo el estudio, su cómplice, su verdadero hábitat, donde pasa la mayor parte del tiempo luchando para llegar a ese momento de inspiración y lucidez”.

Sn título, 2009, óleo sobre papel, 52 x 75 cm, colección particular,

El segundo bloque y que da título a la exposición, El bosque de Ofelia, reúne una nutrida colección de retratos del paisaje del Cifuentes (Guadalajara), desde 2008 a 2016. En estas pinturas se reconoce “un enfoque silencioso, austero, sobrio, que persigue un punto de luz, de claridad, en el que se define toda la obra, a pesar de un primer aspecto denso y oscuro”. Son obras “cargadas de matices, fruto de la multitud de apuntes captados en sus largos paseos por los alrededores de Cifuentes”.

El bosque de Ofelia, 9.6.10, carboncillo sobre papel, 30 x 40 cm, colección particular.

Y, por último, Construcciones, una serie en la que la artista se ha inspirado en la ciudad, en el paisaje urbano. “Son composiciones laberínticas, o tremendamente ortogonales, y en ambos casos siempre buscando guardar la proporción, la composición y el punto de fuga. Detrás del caos de la ciudad aparece el orden, la paz, la esperanza. Es su particular interpretación de la ciudad desde su estudio de Madrid en el barrio de Carabanchel Bajo”.

Sin título, 2011, óleo sobre lienzo, 172 x 246 cm, colección particular,

Completa la exposición un libro de artista, Cuaderno Raúl, 2017, y una serie de dibujos que acercan al espectador, a un más si cabe, al “mundo de Sofía”.

En definitiva, esta exposición traslada al visitante al “mundo de Sofía”, un “lugar íntimo, de relación directa con la naturaleza, consigo misma y con la ciudad en la que vive. Es, por tanto, una recreación de los espacios en los que desarrolla su actividad y que ella transforma en una suerte de diario”.

Sin título, 26.8.11, óleo sobre papel, 37 x 45 cm, colección particular.

Simultáneamente, en la Sala 5, se puede visitar la exposición Esteban Vicente. La vida interior del artista: una necesidad mística. Una pequeña selección de la colección permanente que pretende poner en diálogo la obra de Esteban Vicente y Sofía Madrigal a través de sus dibujos, collages y esculturas (toys).

Sin título, 29.11.91, técnica mixta sobre papel de grabado, 55,5 x 87 cm, colección particular.

La selección de dibujos pone de manifiesto la importancia que para ambos artistas posee el dibujo en tanto que lo consideran la base de la pintura “para ser un buen pintor tienes que saber dibujar, si no sabes dibujar, nunca llegarás a ser pintor. El dibujo es la forma que tiene el artista de investigar, es una indagación el dibujo”, decía Esteban Vicente. Son obras de gran belleza y emoción contenida, caracterizadas también por su levedad y, en algunos casos, por la disolución de las líneas, son obras enormemente íntimas.

Sin título, 26.8.17, óleo sobre lienzo, 45,5 x 55 cm, colección particular.

Sofía Madrigal encuentra una relación entre sus collages y construcciones y los toys de Esteban Vicente: “Esteban Vicente es algo más amable, más colorista. Sus toys son juegos de equilibrios, de desarrollo en el espacio. Los hace desde su cabeza como pintor. Las aproximaciones de Esteban Vicente a la escultura, como en mi caso, son desde la pintura”. Sofía afirma que, contra el pensamiento de estar creando el gran hallazgo en el lienzo, en multitud de ocasiones, la maravilla se encuentra en el ensayo. Respecto al collage, resultan muy ilustradoras las palabras de Esteban Vicente:El collage no es un medio distinto, limitado, sino simplemente otra forma de pintar (…) uno ha de olvidarse de las cualidades heroicas del óleo. Parece que el collage como medio te lleva a un tamaño íntimo (…) que contiene dos cualidades esenciales para mi imagen en la pintura, la concreción y la serenidad”.

Sin título, 18.6.07, óleo sobre lienzo, 175 x 195 cm, colección particular.

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