Leonardo. La ciencia antes de la ciencia

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Roma se suma a las conmemoraciones del quinto centenario del fallecimiento del genio italiano con una exposición en las Caballerizas del Quirinal, realizada en colaboración con el Museo Nacional de la Ciencia y de la Tecnología Leonardo da Vinci y de la Biblioteca Ambrosiana de Milán, en la que se muestran una serie de valiosos dibujos del Códice Atlántico y manuscritos junto al único libro con anotaciones autógrafas. Hasta el 30 de junio

En el ámbito de las celebraciones italianas con motivo de los quinientos años de la muerte de Leonardo da Vinci (Anchiano-Vinci, 1452-Amboise, 1519), le llega por fin el turno a Roma, que ha apostado por dar a conocer su faceta como “inventor del nuevo diseño técnico”. Realizada en colaboración con el Museo Nacional de la Ciencia y de la Tecnología Leonardo da Vinci y de la Biblioteca Ambrosiana de Milán, la exposición Leonardo. La ciencia antes de la ciencia, comisariada por Claudio Giorgione, ofrece un recorrido que indaga en la obra vinciana a través de valiosos dibujos poco expuestos al público (10 originales pertenecientes al preciado Códice Atlántico) y proyectos originales, modelos históricos y manuscritos, junto al único libro con anotaciones autógrafas, además, hace hincapié en la tupida red de relaciones culturales del genio toscano y el rico contexto artístico de los siglos XV y XVI.

Sobre estas líneas, Carro automotore, Códice Atlántico, f812, h. 1478, Milán, Veneranda Biblioteca Ambrosiana © Veneranda Biblioteca Ambrosiana/Mondadori Portfolio-f812r. Arriba, Argano a leva, Códice Atlántico, f 30v, 1478-80, Milán, Veneranda Biblioteca Ambrosiana © Veneranda Biblioteca Ambrosiana/Mondadori Portfolio-f30v. Ambas obras de Leonardo da Vinci.

Más de 200 obras acompañan al visitante en este recorrido donde están presentes los grandes temas del debate renacentista planteado por Leonardo, como el arte de la guerra, entre la tradición y la innovación; el sueño de máquinas fantásticas; la reflexión sobre la ciudad ideal y el redescubrimiento del mundo clásico, además del uso del dibujo y de la perspectiva como instrumentos de conocimiento y de representación.

Chiusa a porte battenti, Códice Atlántico, f 656r, por Leonardo da Vinci, 1506-1508, Milán, Veneranda Biblioteca Ambrosiana © Veneranda Biblioteca Ambrosiana/Mondadori Portfolio-f30v.jpg-f656r.

“Para comprender mejor si podemos definir como ‘científico’ a Da Vinci, antes que nada debemos preguntarnos qué significado tendría tal atribución para el mismo Leonardo. Afortunadamente, es precisamente el mismo creador el que nos saca de dudas, al definir qué es lo que él llama ‘ciencia’ en el primer capítulo del Tratado de la pintura, es ‘(…) ese tema mental que tiene origen de sus últimos principios: es decir las causas, las reglas, los fundamentos de la realidad natural. Adónde nos conduzca el ‘tema mental’ –la teoría– este nos debe mantener saldamente conectados a la experiencia, y por consiguiente a la práctica (…)’, según Leonardo las ciencias teóricas no existen. Para Da Vinci la pintura es ciencia, y no arte, debido a que es capaz de representar la realidad a través de sus atribuciones fundamentales y abstractas (…). La ciencia de la pintura es ‘verdadera’ solo si se realiza concretamente: la línea, el punto, la superficie son objetos abstractos… pero a través de un sabio uso de las líneas se puede representar un cuerpo por las separaciones de zonas diferentes’, explica Marco Malvaldi, estudioso de Leonardo, y añade que “mientras representar la realidad con la escultura, según Leonardo, es fácil: es suficiente quitarle el mármol que sobra y el juego está hecho. Realmente, la superioridad de la pintura respecto a la escultura para Leonardo estriba justamente en el reducido número de dimensiones del que dispone la primera. La escultura es ya tridimensional, mientras la pintura tiene que hacer aparecer las dos dimensiones de la superficie como si fueran un espacio. Mucho más difícil, y mucho más significativo cuando lo logra”.

Filatoio con fuso ad alette mobili, Códice Atlántico, f 1090v, por Leonardo da Vinci, Milán, Veneranda Biblioteca Ambrosiana © Veneranda Biblioteca Ambrosiana/Mondadori Portfolio-f1090v.

Mucho se ha escrito respecto a las fuentes de Leonardo que, aun considerándose “hombre sin letras”, emprende un largo camino de formación, que a partir de los años de la primera estancia milanesa (en Milán se hizo famoso por sus máquinas de fiestas que asombraban a los espectadores), lo induce a medirse con los autores clásicos y medievales, así como con los tratados contemporáneos en los diferentes campos de estudio afrontados, de la filosofía a la medicina, de la ingeniería a la filosofía, de la literatura a la cosmografía.

Divina proportione Ycocedron abscisus solidus e Ycocedron abscisus vacuus, por Luca Pacioli, Milano, 14 de diciembre de 1498, Ginevra, Bibliothèque de Genève, Ms. Langues ètrangères n. 210 b, tavv. XXIII-XXIV . ©Bibliothèque de Genève, ms. l. e. 210, planches XXIII-XXIV.

En cuanto a las nociones de matemáticas de Leonardo, encontramos en manuscritos suyos algunos errores colosales (Códice Atlántico). En su matemática existen dos períodos: un antes y un después de Luca Pacioli (el fraile franciscano que en 1493 escribió Summa de arithmetica, geometria, proportioni et proportionalitá). Leonardo la estudia y saca un caleidoscopio de inspiraciones, incluso el término “demostración” en sentido matemático lo aprende de Pacioli.

Módelo del Panteón, por Georges Chedanne, principios del siglo XX, Milán, Museo Nacional de la Ciencia y la Tecnología, inv. 28 © Museo Museo Nacional de la Ciencia y la Tecnología Leonardo da Vinci. Foto: L. Romano.

Nadie nace sabiendo, y Leonardo, sediento de conocimientos, sigue su evolución empapándose de muchos maestros, amigos y colaboradores, cuyo crecimiento definitivo trendrá lugar en su edad adulta, gracias al citado Luca Pacioli o Francesco di Giorgio Martini, que lo introduce en la arquitectura romana, a través de su traducción del De architectura del romano Marco Vitruvio Pollione, el más famoso teórico de la arquitectura. Da Vinci empieza a interesarse por otro tipo de proporciones: entre las construcciones y la anatomía humana. Y así sucesivamente…

Aliante, por Alberto Mario Soldatini, Vittorio Somenzi, 1953, Milán, Museo Nacional de la Ciencia y la Tecnología, inv. 4 © Museo Museo Nacional de la Ciencia y la Tecnología Leonardo da Vinci. Foto: L. Romano.

Con esta digna exposición Italia sigue homenajeando al genio de Leonardo. La calidad del contenido y el esmerado proyecto científico la convierten en una cita de gran relieve en el denso calendario de las conmemoraciones en diferentes sedes por los cinco siglos de su fallecimiento.

Vite Aerea, por Alberto Mario Soldatini, Vittorio Somenzi, 1953, Milán, Museo Nacional de la Ciencia y la Tecnología, inv. 6 © Museo Museo Nacional de la Ciencia y la Tecnología Leonardo da Vinci. Foto: L. Romano.

Carmen del VANDO BLANCO

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