Autorretratos: el pintor y su imagen

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Hasta el 7 de junio el Museo Thyssen de Madrid acoge la décima muestra de la serie «miradas cruzadas», en este caso dedicada al autorretrato. Nueve obras de artistas como Rembrandt, Steen, Freud, Beckmann o Schiele de las colecciones de la pinacoteca, para proponer un recorrido por la evolución de este género desde el Renacimiento hasta el siglo XX. Entrada gratuita

Muchos han sido los pintores que se han retratado a sí mismos en el transcurso de la historia, ya fuera por legar una imagen de sí mismos a la posteridad o bien por dejar constancia de sus estados de ánimo o el paso del tiempo. Aunque en definitiva hay tantas razones como artistas, como también pintores que se han autorretrato infinidad de veces y otros, en cambio, ninguna.

Autorretrato con laúd, Jan Havicksz Steen, h. 1663-65, óleo sobre tabla, 55,3 x 43,8 cm. Arriba, detalle de un autorretrato de Lorenzo Lotto, óleo sobre tabla, 43 x 35 cm.

Autorretrato con laúd, Jan Havicksz Steen, h. 1663-65, óleo sobre tabla, 55,3 x 43,8 cm. Arriba, detalle de un autorretrato de Lorenzo Lotto, óleo sobre tabla, 43 x 35 cm.

En el autorretrato subyace siempre un componente psicológico, como indica Calvo Serraller «los autorretratos poseen una belleza que no es la de la hermosura, sino la de la perspectiva psicológica del retratado. Es una presentación de la personalidad y de la vanidad del individuo», añadiríamos, incluso, un deseo narcisista de trascender en el tiempo para lograr la inmortalidad.

Autorretrato con gorra y dos cadenas, Rembrandt, h. 1642-43, óleo sobre tabla, 72 x 54,8. Todas las imágenes, Museo Thyssen-Bornamisza, Madrid.

Autorretrato con gorra y dos cadenas, Rembrandt, h. 1642-43, óleo sobre tabla, 72 x 54,8. Todas las imágenes, Museo Thyssen-Bornamisza, Madrid.

Pero al margen de estos motivos, hay otras razones que explican el deseo del artista por autorretratarse, el deseo de conocerse a sí mismo y de mostrarse al público en sus distintas facetas y con infinidad de matices. Es una acción reflexiva en la que «artista y modelo se identifican y en la que el espejo juega un papel importante, como instrumento necesario en el proceso de elaboración del cuadro, y en simbiosis también con la propia obra de arte y con la idea del rostro como espejo del alma».

Autorretato, Giambattista Piazetta, década de 1730, carboncillo y albayalde sobre papel gris verdoso, 39,4 x 31,1 cm.

Autorretato, Giambattista Piazetta, década de 1730, carboncillo y albayalde sobre papel gris verdoso, 39,4 x 31,1 cm.

El autorretrato se convierte en un subgénero del retrato en Occidente en el siglo XIV, para adquirir a finales del Renacimiento un gran vigor que coincide con las inquietudes humanistas de esa época, sobre todo en Flandes e Italia. En la Edad Media el artista se incluye discretamente en la composición del cuadro, generalmente aparecía como un personaje más de la escena, situándose detrás de los protagonistas, puede decirse que es una forma velada de autorretrato.

Autorretrato con la mano levantada, Max Beckman, 1908, óleo sobre lienzo, 55 x 45 cm.

Autorretrato con la mano levantada, Max Beckman, 1908, óleo sobre lienzo, 55 x 45 cm.

A finales del Renacimiento y el Barroco se produce un cambio trascendental, el pintor se representa a sí mismo realizando su trabajo en un gran cuadro, el de pintar, como una manera de dignificar su profesión, de exaltar su genio, como por ejemplo, Velázquez en Las Meninas, donde aparece cerca del grupo de la familia real, los protagonistas de la pintura.

Aurtorretrato, Gabriele Münter, h, 1908, óleo sobre cartón, 49 x 33,6 cm.

Aurtorretrato, Gabriele Münter, h, 1908, óleo sobre cartón, 49 x 33,6 cm.

Entre los pintores que más se han autorrepresentado destacan Durero, que además es uno de los primeros pintores que se pintó ya como protagonista absoluto del cuadro en 1497, y que está considerado uno de los primeros autorretratos formales. Entre sus autorretratos sobresalen Autorretrato a la edad de 13 años (1484) y Aurorretrado desnudo (1500-1505).

Rembrandt se pintó a sí mismo en más de 50 obras a lo largo de su vida, así que puede decirse que dejó una auténtica «biografía pintada» y está considerado como el gran maestro del autorretrato. En el siglo XIX, uno de los artistas que más se tomó como modelo fue Vicent van Gogh, que hizo 43 autorretratos durante diez años. Sobre esta obsesión, escribe a su hermana: «Busco una semejanza más profunda que la obtenida por el fotógrafo». Y luego a su hermano Theo: «Dicen, y me lo creo fácilmente, que cuesta conocerse a sí mismo. Pero tampoco resulta obvio pintarse a sí mismo».

Aurorretrato, Egon Schielle,  1910, acuarela y carboncillo sobre papel, 45 x 31,5 cm.

Aurorretrato, Egon Schielle, 1910, acuarela y carboncillo sobre papel, 45 x 31,5 cm.

En el siglo XX, ningún otro artista puede compararse con Egon Schiele, que llegó a decir: “Soy tan rico que tengo que regalarme a otros” y es que su propia imagen le atrae tanto que incluso prescinde del fondo del cuadro para que no haya distracciones que despisten al espectador de su «yo».

Y entre  las mujeres pintoras, descata el caso de Frida Kahlo, quizá porque era hija de un fotógrafo y estableció una relación muy estrecha con la cámara, lo cierto es que extrapoló esa habilidad a la pintura, donde en sus autorretratos expresó, con una gran maestría en el retrato psicológico, su mundo interior, sus sentimientos. Ella misma explicaba que se pintaba tanto a sí misma  «porque estoy gran parte de mi tiempo sola, porque soy la persona a la que mejor conozco».

En la pequeña pero exquisita muestra que exhibe el Museo Thyssen, se exponen nueve autorretratos de nueve artistas de las colecciones de la propia pinacoteca. El discurso expositivo es cronológico y va desde el Renacimiento hasta el siglo XX, lo que permite al visitante apreciar cómo ha ido transformándose este género a lo largo de los siglos.

Reflejo con dos niños (Autorretrato), 1965, óleo sobre lienzo, 91 x 91 cm.

Reflejo con dos niños (Autorretrato), Lucian Freud, 1965, óleo sobre lienzo, 91 x 91 cm.

Se podrán ver un óleo sobre tabla de Lorenzo Lotto, Autorretrato con gorra y dos cadenas de Rembrandt (h. 1642-43), Autorretrato con laúd de Jan Havicksz Steen (h. 1663-65), un soberbio carboncillo de Giambattista Piazetta (1730), un cuadro de Gabriele Münter (h. 1908), Autorretrato con la mano levantada de Max Beckmann (1908), una acuarela de Egon Schiele (1910), Reflejo con dos niños (Autorretrato) de Lucian Freud (1965) y un óleo de Rapahel Soyer (1980).

Autorretrato, Rapahel Soyer, 1980, óleo sobre lienzo, 61 x 50,8 cm,.

Autorretrato, Rapahel Soyer, 1980, óleo sobre lienzo, 61 x 50,8 cm,.

Ángela SANZ COCA

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