Los prodigiosos años de la Barcelona modernista

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Hasta el 19 de julio el Palazzo dei Diamanti de Ferrara exhibe La rosa de foc, un recorrido por el esplendor artístico de principios del siglo XX de la Ciudad Condal. Comisariada por Tomás y Boye Llorens, la muestra es un caleidoscopio de pintura, obra gráfica, fotografía, escultura, maquetas de arquitectura y teatro con nombres como Ramon Casas, Santiago Rusiñol, Joaquim Mir, Hermengildo Anglada Camarasa, Isidre Nonell, Julio González, el joven Picasso o Gaudí

El título de la exposición, La Rosa de foc, hace referencia al nombre en clave que utilizaban los anarquistas catalanes a principios del siglo XX para referirse a la ciudad de Barcelona. La elección de este nombre no es puro capricho sino que pretende evocar el caldo de cultivo que en en el cambio de siglo inflamaba la vida política, social y cultural de la Ciudad Condal, sin olvidar las tensiones sociales, con el pistolerismo o los violentos atentados con bombas registrados en aquel período.

La morfinómona, de Santiago Rusiñol, 1894, óleo sobre lienzo, 87,3 x 115 cm,  Sitges, Museu del Cau Ferrat, Colecció Santiago Rusiñol. Arriba,  Mujer del teatro (El diván japonés), 1901, acuarela y gouache sobre cartón, 39 x 53 cm, colección particular © Succession Picasso, by SIAE 2015.

La morfinómana, de Santiago Rusiñol, 1894, óleo sobre lienzo, 87,3 x 115 cm, Sitges, Museu del Cau Ferrat, Colecció Santiago Rusiñol. Arriba, Mujer del teatro (El diván japonés), de Picasso, 1901, acuarela y gouache sobre cartón, 39 x 53 cm, colección particular © Succession Picasso, by SIAE 2015.

El despegue de Barcelona se inició en 1888 a raíz de la Gran Exposición Universal para celebrar el desarrollo económico y urbanístico de la ciudad; además la ciudad y sus ciudadanos apostaban por ideas renovadoras que les abrieran a la modernidad.

Los nuevos modelos de vida propiciados por un crecimiento exponencial y que conllevaban un bienvenido bienestar para la burguesía, iban parejossoprendentes visiones creativas que seguían el modelo del París del Art Nouveau –que derivó en el modernismo catalán– y de otras ciudades europeas.

Germaine, de Ramon Pichot, h. 1900, pastel sobre cartulina, 18 x 24 cm, Barcelona, Colección Artur Ramon.

Germaine, de Ramon Pichot, h. 1900, pastel sobre cartulina, 18 x 24 cm, Barcelona, Colección Artur Ramon.

Eran años de una actividad incesante, la vida diurna empalmaba con la nocturna y los cafés y los bares a lo largo de las Ramblas y del Barrio Gótico emanaban una vibrante euforia: las mejores mentes, poetas, intelectuales y artistas se reunían en el café Els Quatre Gats y de ahí se esparcían por doquier para seguir viviendo la movida de entonces.

Así, efervescente y rebelde se presentaba la Rosa de foc: con un renovado fervor que entusiasmaba al contexto artístico y cultural, donde ya relucían los astros de Picasso y Gaudí. Pero no solo ellos, una pléyade de talentos abonaba una extraordinaria floración en el campo artístico, arquitectónico, musical y literario, y explosionaba como fuegos artificiales en aquel excéntrico ambiente de fin de siècle, transformando la faz ciudadana y marcando profundamente la historia del arte del siglo XX.

Escena doméstica al aire libre, de Ramon Casas, 1892, óleo sobre lienzo, 161 x 121 cm,  Colección Carmen Thyssen-Bornemisza.

Escena doméstica al aire libre, de Ramon Casas, 1892, óleo sobre lienzo, 161 x 121 cm, Colección Carmen Thyssen-Bornemisza.

Los proyectos de Lluis Domènech i Montaner y Josep Puig i Cadafalch, el gran proyecto de ampliación urbana de l’Eixample de Ildefons Cerdà y, sobre todo, las ideas de Antoni Gaudí, el gran innovador de las formas arquitectónicas y del diseño de interiores, se alternaban con las obras maestras de los protagonistas de la pintura y escultura catalana, como Ramon Casas, Santiago Rusiñol, Hermenegildo Anglada Camarasa, Isidre Nonell, Julio González o el joven Pablo Picasso –estrella indiscutible de la exposición de Ferrara con sus retratos y la evolución de su período azul hasta la perfección de Comida frugal o, entre sus obras más conocidas, Muchacha en camisa–, que con distintos estilos iban más allá de renovar la escena de la vida moderna.

Los artistas retrataban tanto el ambiente bohemio de los cafés y de los cabarets nocturnos, como a prostitutas, gitanas o vagabundos (que el incipiente progreso dejaba atrás, abonados). De todo esto, da cuenta el proyecto expositivo de esta muestra, con un total de 123 piezas, entre pinturas, grabados, documentación fotográfica, joyas, esculturas, maquetas arquitectónicas y teatrales.

Atelier Casas & Utrillo. Pequeña fiesta flamenca ofrecida a Vincent d’Indy por sus amigos y admiradores, 11 de noviembre de 1898, litografía, 29 x 24 cm, Barcelona, MAE, Instituto del Teatro.

Atelier Casas & Utrillo. Pequeña fiesta flamenca ofrecida a Vincent d’Indy por sus amigos y admiradores, 11 de noviembre de 1898, litografía, 29 x 24 cm, Barcelona, MAE, Instituto del Teatro.

El recorrido cronológico se concentra entre el período que va de 1888, con el esplendor mercantil e industrial de la soñadora burguesía catalana, y 1909, con la Semana Trágica, donde se esfumó la ilusión de una modernización cuyos costes sociales habían sido reprimidos demasiado tiempo en una Barcelona que contaba con más de medio millón de habitantes y una activa industria textil, motor de otras como la papelera, cementera, química o mecánica.

Broche, de Lluís Masriera Spilla, h. 1902, oro, esmalte, diamantes, ópalo y perlas,  6,5 x 7 cm, Colección Bagués-Masriera Jewelers.

Broche, de Lluís Masriera Spilla, h. 1902, oro, esmalte, diamantes, ópalo y perla, 6,5 x 7 cm, Colección Bagués-Masriera Jewelers.

La marginación y el sufrimiento de gran parte de la población excluída en el curso del crecimiento cultural y económico de Barcelona provocó al tiempo graves tensiones sociales que estallaron durante una semana en el turbulento julio de 1909 y que acabaron en un violento conflicto entre la población civil y el ejército y en una dura represión que decretó el final de ese irrepetible «milagro» socio-económico.

Estos años prodigiosos e inquietos, así como la fecunda fragua de talentos que los animó resultan bien ilustrados en La Rosa de foc, organizada por la directora de la institución ferraresa, María Luisa Pacelli, y comisariada por Tomás y Boye Llorens junto con un prestigioso comité de expertos.

Cartel 4 gats, h. 1899, litografia, 66 x 49 cm, Barcelona, MAE, Instituto del Teatro.

Cartel 4 gats, h. 1899, litografia, 66 x 49 cm, Barcelona, MAE, Instituto del Teatro.

Un apartado especial es el dedicado al café Els Quatre Gats, inaugurado en 1897 su vida fue breve pero intensa: tras seis años fue transformado en espacio expositivo, precisamente donde Picasso presentó su primera exposición individual, seguida por las de Nonell (definido el nuevo Goya) y Mir. Frecuentado y financiado por Ramon Casas, Santiago Rusiñol y Miquel Utrillo, constituyó el crisol del modernismo catalán.

Carmen del VANDO BLANCO

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