Brueghel, el inventor de la iconografía de las brujas

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Una muestra muy original en el Sint-Janshospitaal en la ciudad de Brujas reflexiona sobre la visión estereotipada del mundo de la brujería, que tendría su origen en dos grabados de Brueghel el Viejo. El pintor consiguió crear un «código visual» que se difundió rápidamente y que han perdurado hasta hoy en la memoria colectiva. Hasta el 26 de junio

En la imagenería popular la bruja suele aparecer representada como una mujer feísima, cabalgando sobre una escoba junto a un caldero humeante o bailando en el aire con el diablo. Una visión estereotipada que tendría su origen en las obras de algunos artistas holandeses del siglo XVI y más concretamente en las del pintor flamenco Peter Brueghel el Viejo (1526/30-1569), según la tesis que plantea la exposición Las brujas de Brueghel, que se exhibe en el Sint-Janshospitaal de la ciudad de Brujas, en Flandes.

Escena de brujería, de David Teniers, h. 1635, colección particular, Bruselas © Mauro Coen. Arriba, Mujer fiera, de David Rijckaert III, h. 1650, Viena, Kunsthistorisches Museum. Todas las imágenes, en la exposición Las brujas de Brueghel.

Escena de brujería, de David Teniers, h. 1635, colección particular, Bruselas © Mauro Coen. Arriba, Mujer fiera, de David Rijckaert III, h. 1650, Viena, Kunsthistorisches Museum. Todas las imágenes, en la exposición Las brujas de Brueghel.

Se trata de una muestra muy original que reúne una notable selección de documentos, libros, pinturas, grabados y dibujos de artistas activos en Flandes durante los siglos XVI y XVII. Fue aquella una época en la que las brujas y su persecución ocuparon un lugar especial en las preocupaciones de la sociedad y de las autoridades, tanto civiles como religiosas, por distintas causas que se van desvelando a lo largo del recorrido.

Santiago en la cueva del brujo, grabado del dibujo de Peter Brueghel el Viejo, 1654, Ámsterdam, Rijksmuseum.

Santiago en la cueva del brujo, grabado del dibujo de Peter Brueghel el Viejo, 1654, Ámsterdam, Rijksmuseum.

El punto de partida se encuentra en el contenido de dos importantes obras que Peter Brueghel el Viejo creó en 1564, coincidiendo en Europa con un periodo de intensas persecuciones contra aquellos que practicaban la brujería. Se trata de los grabados Santiago en la cueva del brujo y Santiago y la caída del brujo, propiedad del Rijksmuseum de Ámsterdam y que fueron elaborados en el taller del grabador y marchante de estampas, Hieronymus Cock en la ciudad de Amberes, donde Brueghel realizó parte de su aprendizaje.

Grabado de

La bruja Malleghem, grabado de Pieter van der Heyden, 1559, a partir de un dibujo de Peter Brueghel el Viejo, 35,8 x 48,1 cm, Museo de Ámsterdam.

Según la historiadora y comisaria de la muestra, Renilde Vervoort, si bien existieron anteriormente algunas representaciones de brujas, el tema no había sido ilustrado hasta entonces de una manera tan clara y fácilmente inteligible. Los dos grabados de Brueghel ofrecían por primera vez una iconografía definida de la imagen de la bruja, tal y como quedaría para siempre en la memoria colectiva. La historiadora insiste en que Brueghel consiguió crear «un código visual», es decir, un modelo de representación que se difundió rápidamente por todos los Países Bajos, gracias a la venta de los grabados publicados por Hieronymus Cock.

Tal y como se explica en el catálogo de la exposición, en estos grabados, Brueghel transmite la idea de que él mismo estaba en connivencia con la ola de persecuciones contra la brujería y sus aquelarres, porque parece sugerir que había que exterminar estas prácticas. «El mérito de Brueghel –dice– es haber conseguido inventar una imagen eficaz que podía entenderse sin necesitar ninguna explicación». Tanto es así que a lo largo de los siglos XVI y XVII numerosos pintores y grabadores neerlandeses se inspiraron en las obras Brueghel, como David Teniers II y Frans Franken II, representados en la muestra de Brujas.

Hechicera maligna, de Hans Baldung Grien, 1510, Ámsterdam, Rijksmuseum.

Hechicera maligna, de Hans Baldung Grien, 1510, Ámsterdam, Rijksmuseum.

RECORRIDO POR LA EXPOSICIÓN Y EL MUNDO DE LA BRUJERÍA

Instalada en un magnifico edificio medieval, uno de los hospitales más antiguos de Europa transformado en museo, la exposición explora el fenómeno de la brujería y su representación en los Países Bajos entre los años 1450 y 1700. Mediante numerosos documentos manuscritos y grabados se analizan las diferentes manifestaciones de la brujería, supersticiones y creencias, escenas de orgías satánicas y rituales mágicos.

En el inicio del recorrido se presentan algunos ejemplos de las primeras representaciones de brujas que aparecen en las iluminaciones de dos importantes manuscritos. Concretamente se pueden ver aquí tres páginas facsímil del libro Le champion des Dames de 1451 conservado en la Biblioteca Nacional de París, además de dos páginas procedentes del libro de Johannes Tinctoris Invectives contre la secte de vauderies con iluminaciones realizadas hacia 1470-80 en un taller de Brujas, en las que aparecen las escenas de un aquelarre con mujeres venerando al diablo.

Brujería bajo la horca, de David Teniers II, Karlsruhe, Staatliche Kunsthalle.

Brujería bajo la horca, de David Teniers II, Karlsruhe, Staatliche Kunsthalle.

Encontramos también algunas estampas de hechiceras o mujeres maléficas anteriores a la iconografía definida por Brueghel en una xilografía del artista alemán Hans Baldung Grien titulada Maleficia or Malevolent Sorcery (1510) del Rijksmusem de Ámsterdam y en el grabado La bruja (1500) de Alberto Durero.

La referencia a Brueghel ocupa la parte central de la muestra con una puesta en escena especial en la que se exhiben además de los dos grabados originales, el extraordinario dibujo preparatorio que el genial holandés realizó para Santiago y la caída del brujo. En una gran pantalla se proyecta la imagen del segundo grabado representando a Santiago en la cueva del brujo, lo que permite observar los detalles de la composición, con sus numerosos personajes, sus monstruos y sus extrañas criaturas que recuerdan la iconografía original del Bosco, el maestro indiscutible de Brueghel.

Peparación para el Sabat, de David Teniers II, h. 1645, Wenen, Akademie der bildenden Künste.

Detalle de Preparación del Sabat de las brujas, de David Teniers II, h. 1645, Wenen, Akademie der bildenden Künste.

La exposición incluye varias versiones de escenas de aquelarres, como la tela de David Teniers II El sabat de las brujas (1633), o de hechiceras preparando los brebajes mágicos y los rituales diabólicos, como podemos descubrir en los cuadros de Frans Francken II titulados La cocina de las brujas (1610) y Encuentro de brujas (1607), ambos del Kunsthisorische Museum de Viena.

MORIR EN LA HOGUERA

De forma paralela a la evocación del mundo de la brujería, la muestra pone de manifiesto la brutal represión ejercida por jueces y religiosos contra todos los señalados como sospechosos de “tener tratos con el diablo”. Una acusación que les condenaría sin remisión a morir en la hoguera. Sólo en la ciudad de Brujas, entre 1468 y 1687, unas 130 personas fueron acusadas de brujería, entre ellas 16 mujeres a las que se les aplicó una sentencia brutal: ser quemadas vivas en aceite hirviendo.

Ejecución en Baden, 1585, Wickiana, Zentralbibliotek Zürich.

Ejecución en Baden, 1585, Wickiana, Zentralbibliotek Zürich.

Esta persecución tan cruel se apoyaba en manuales jurídicos para el uso de jueces e inquisidores, como los que redactó Joost de Damhouder, entre ellos Praxis rerum criminalium (La práctica del derecho penal, 1554), del que se incluye un ejemplar en la muestra. Para este jurista de Brujas, las mujeres que practicaban la brujería eran la peor clase de herejes, porque «provocaban enfermedades y catástrofes». Es cierto que la creencia en el poder maléfico de las brujas se “justificaba” a menudo por la aparición de fenómenos “inexplicables” de los que se les responsabilizaba, tales como terremotos, inundaciones, epidemias y determinadas manifestaciones de la naturaleza.

Para ilustrar lo que decimos, en la muestra se recuerda un episodio de intensas persecuciones que coincidió con un enfriamiento anormal del clima, que afectó al norte de Europa entre 1560 y 1630. Los inviernos fueron mucho más largos y gélidos, y los veranos más lluviosos y húmedos, con grandes tormentas e inundaciones, que dañaban las cosechas de cereales, provocando hambrunas y la muerte de animales y personas. Los ríos helados impedían la navegación y el abastecimiento de las ciudades, llevando a los comerciantes a la ruina. El 2 de enero de 1565, un enorme bloque de hielo sepultó la “Casa de las Mujeres” en Delfthaven, un suceso que inmortalizó el pintor Cornelis Jacobsz Culemborch en el cuadro Ice Shove (1565) prestado para esta exposición por el Museo de Rotterdam.

Paisaje invernal con trampa para pájaros, de Peter Brueghel el Joven, h. 1620, Amberes, Museum Mayer van den Bergh.

Paisaje invernal con trampa para pájaros, de Pieter Brueghel II, h. 1620, Amberes, Museum Mayer van den Bergh.

Este episodio de cambio climático conocido como “La corta edad del hielo” inspiró a numerosos pintores que evocaban en sus cuadros escenas costumbristas con patinadores en paisajes nevados, como puede observarse en el hermoso cuadro Paisaje invernal con trampa para pájaros (h, 1620), realizado por Pieter Brueghel II, a partir de la obra homónima de su padre, Pieter Brueghel el Viejo.

Otra curiosidad de la época es la aparición de los primeros panfletos, gracias a la reciente invención de la imprenta. Estos impresos, semejantes a pequeños carteles, servían para divulgar o denunciar hechos y acontecimientos extraños e insólitos, muchos de ellos relacionados con el poder maléfico de las brujas. La muestra incluye varios ejemplos de estas hojas informativas reproducidas en facsímil, como el panfleto impreso en Ausburgo (Alemania) el año 1586, titulado Newe Zeytung auss Ghent, in Flandern (Nuevo diario de Gante, en Flandes), propiedad de la Biblioteca Central de Zúrich. En este documento ilustrado con un grabado en color, se describe una extraña tormenta que hizo estragos en la ciudad de Gante el 18 de agosto de 1586, y se advierte contra los «espíritus diabólicos, que destrozan las torres, raptan a la gente y se infiltran en las casas por la chimenea».

Preparación para el aquejare, de Teniers.

Preparación del Sabat de las brujas, de David Teniers II,

Otro factor que influyó en la represión de la brujería fue el clima de inquietud e incertidumbre religiosas que dominó gran parte del siglo XVI debido a la Reforma protestante y a sus consecuencias para los católicos. Algunos dogmas estaban puestos en tela de juicio y existía el temor a una conspiración del diablo para destrozar la cristiandad. Una creencia que se extendió no solamente entre las clases populares, sino también entre las capas de la sociedad ilustrada, como los abogados, teólogos, médicos y eruditos. Para ellos, la amenaza aterradora de que las fuerzas del mal encarnadas por las brujas podría propiciar el derrumbe del mundo cristiano, hacía absolutamente necesario eliminar a todos los que ellos mismos consideraban como «aliados del diablo».

Muñeca y corazón de cera atravesados con clavos.

Muñeca y corazón de cera atravesados con clavos, Amberes, MAS.

Para matizar esta visión negativa de las brujas, la muestra recuerda también que la gente recurría con frecuencia a algunas hechiceras, porque creían que tenían poderes mágicos para curar alguna enfermedad terrible o para conjurar maleficios. En la exposición se exhiben algunos amuletos y objetos curiosos supuestamente utilizados en sus misteriosos rituales. Por poner un ejemplo, para proteger a un niño contra las convulsiones, algunas hechiceras enganchaban en su vestido dos dientes procedentes de una persona muerta, tal y como se escenifica en una extraña e inquietante muñeca de trapo expuesta en una de las vitrinas.

Discos para adivinar el futuro, Amberes, MAS.

Discos para adivinar el futuro, Amberes, MAS.

En este viaje por el mundo de la brujería, la ficción y los mitos se mezclan con la realidad histórica, una realidad a menudo cruel e implacable, propiciada por una sociedad intransigente, que encontró en las brujas los chivos expiatorios de sus males y desgracias.

Marie-Claire UBERQUOI

 

Brueghel’s Witches

Sint-Janshospitaal, Brujas.

Hasta el 26 de junio de 2016

www.museabrugge.be

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